jueves, 29 de junio de 2017

Fascistas de la Isla: Se rumorea que el médico es invertido

Informaba el inspector jefe que el médico en cuestión era persona apolítica, que no estuvo afiliado a ningún partido de izquierdas, ni a sectas masónicas. Y remataba el informe admitiendo que «…es elemento de orden y encuadrado en nuestro Glorioso Movimiento Nacional». No se podía tener mejores antecedentes en 1940. Sus jefes podían confiar en la lealtad del médico a ese Nuevo Régimen español que nos dirigía por el Imperio hacia Dios. Sin embargo, para determinar la conducta y moralidad del médico, los policías preguntaron a personas de verdadera garantía que vivían en la ciudad de San Fernando, y dijeron que «…su moralidad es dudosa, ya que a titulo de rumor, se dice es invertido, pudiéndose observar en su modo de hablar las condiciones de afeminado y vérsele viajar y salir de un lado para otro con elemento joven, lo que hace sospechar más la veracidad de las versiones, sin que, desde luego, puedan concretar ningún hecho por el que se le confirme lo expuesto».



No hacía falta que encontrara este documento. Tampoco es que me lo hayan contado, es que servidor estaba allí —me tocó vivir ese tiempo de posguerra tardía— y lo veía y lo oía casi todos los días en las tertulias de mis mayores y en los púlpitos (¡como ahora!). En mi niñez y adolescencia, los maricones —que así se podía y se debía decir— eran pecadores; seres sucios y huidizos; habitantes de retretes públicos que se movían entre las sombras, pura escoria. Eran carne de calabozo donde, esa caterva de valientes con uniforme y gorra de plato, podía hacer con ellos lo que quisieran… a no ser que fueran hijos de prohombres afectos al régimen. En ese caso, su asunto era tratado como desviaciones que había que sobrellevar con discreción. Aquella sociedad, la de mi niñez y adolescencia, era una sociedad despreciable porque despreciables eran sus fundamentos políticos y sociológicos… un régimen fascista que, amparado y justificado por un catolicismo castrante, diseñó una estructura social para abortar el mínimo asomo de pensamiento libre.

Hemos hecho un enorme esfuerzo de racionalidad para escapar de ese corsé emocional. Y lo hemos hecho en muy poco tiempo. Nadie nos ha marcado la pauta, pero lo hemos logrado. Seguramente ha sido una marea generacional y cada uno de nosotros ha aportado una ínfima gota de agua… Mi generación tiene sus raíces en una sociedad medieval, paternalista, llena de sotanas, de confesiones y rosarios de la aurora, pero hemos conseguido llegar a entender muchísimas cosas ajenas a ese mundo, entre ellas, aunque parezca un asunto menor, la necesidad de celebrar un Día del Orgullo Gay…

…es verdad que a muchos de mis compañeros de generación aún les repele la estética de todo esto, pero ya no tienen argumentos —ni siquiera mi vecino Antonio— para negar el derecho irrevocable de cualquier ser humano para amar a otro ser humano.

sábado, 24 de junio de 2017

Fascistas de la Isla: Para eso se ganan las guerras, ¡coño!

Para mandar y ser obedecidos. Para eso se ganan las guerras, ¡coño!

El 20 de noviembre de 1939 hacía tres años que las hordas marxistas habían fusilado en Alicante al mártir más ilustre de la Revolución Nacional Sindicalista que adocenaba España. Ese día del año 1939, el gobernador civil de Cádiz hizo llegar a todos los cines, teatros y salas de fiesta de la provincia, un oficio recordando que quedaban «suspendidos en absoluto toda clase de espectáculos públicos en el día de hoy, declarado de luto nacional con motivo del tercer aniversario de la muerte del glorioso fundador de la Falange JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA…». No sólo eso, para que quedara constancia de la orden, el gobernador hizo firmar una copia de tal oficio a cada empresario del gremio.

Tres días más tarde, el 23 de noviembre paseaba por la calle Real de San Fernando la señorita María Garzón García. En la fachada de la Iglesia Mayor, bajo la lápida que recordaba a JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA, siempre presente, aún velaba una guardia de honor formada por falangistas, firmes los ademanes, para mayor gloria del Caído. ¡Y María, inconsciente ella, no saludó, brazo en alto, al pasar!

¡Vaya, vaya con la señoritinga!

Fuente: AMSF Caja 1138 / 5-enero-1940

No sabemos si María conocía estas cosas. Posiblemente sí. La Guerra había terminado hacía siete meses y la propaganda del régimen fascista era extenuante. Rara era la familia de San Fernando que no tuviese un represaliado en sus cercanías y el miedo inyectado en las venas. Era un miedo paralizante… o desafiante, según parece en este caso. Relataba el gobernador civil de la provincia, en su oficio dirigido al alcalde de San Fernando, que María, «…al pasar ante la lápida conmemorativa de José Antonio Primo de Rivera, no hizo el saludo nacional [se refería el hombre al saludo fascista] y al ser requerida cortesmente para que lo efectuase, se negó a ello a pesar de que le fue explicado el simbolismo de dicha Guardia de Honor, cortando la conversación con la frase: “Déjeme Vd. de tonterías”, dirigida al Camarada Jefe de la citada Guardia».

No sé ustedes, pero servidor imagina —perversamente influenciado por películas americanas producidas con capital judío— la cortesía del Camarada Jefe de la citada guardia ante tal insolencia. Para mí que María conocía perfectamente el simbolismo de tal saludo, y por eso la cosa de no saludar. Valiente decisión la de María… o inconsciente, porque se arriesgaba a un buen rapado y un vasito de aceite de ricino para limpiar sus tripas rojas.

Seguía el escrito del señor gobernador diciendo que este hecho no podía quedar sin la sanción adecuada. Digo yo que el hombre debió pensar que un régimen de autoridad como el que estaban montando, dirigido por personas de orden, como él mismo, no podía consentir semejante afrenta al honor del Primer Camarada. Por eso finalmente impuso a la señorita María Garzón una redonda multa de cien pesetas que debía satisfacer en metálico en el plazo de ocho días…

…las pagó. Por supuesto que las pagó. ¡La gente de orden, como aquel gobernador, era feliz con esas cosas!

 Hoy, los herederos ideológicos de aquella jauría humana —asesinos fascistas que en el año 1936 diseñaron concienzudamente el exterminio de miles de españoles, y castraron políticamente a dos generaciones más—, siguen vivos y campando a sus anchas por las calles de nuestras ciudades.

El fascismo tendría derecho a estar, y a expresarse en una sociedad democrática, si su mensaje aceptara otras maneras de concebir la convivencia política. Pero su pretensión inapelable de imponer su sentido particular de la autoridad, de la disciplina y de la violencia, lo excluye de cualquier entendimiento político.

El mensaje fascista —lo ha demostrado históricamente— es capaz de licuar la convivencia de las sociedades en las que parasita. Esta jauría humana no puede, ni sabe, convivir democráticamente con otras opciones porque, por definición, no entiende ni acepta otra voluntad política. De un modo gráfico: no es buena idea dejar que la zorra opine sobre el futuro del gallinero. Hay cosas que los pueblos —y me refiero a los pueblos que deciden convivir democráticamente— no pueden permitir, y el fascismo es una de ellas, porque su sola presencia es capaz de demoler pilares básicos de nuestras sociedades como son el respeto a la diversidad, la aceptación de lo plural y el derecho de cualquiera a ser diferente. Frente a estos valores de tolerancia impondrían el inviolable amor a una patria diseñada ad hoc, obligarían a la unicidad de pensamiento y a la uniformidad ética y estética, como hicieron en España hace 80 años. Por múltiples motivos, es imprescindible identificar, aislar y extinguir los fascismos —extinguirlos a base de libros, digo—. Es una cuestión de supervivencia para las democracias.

Se instala bastante bien el fascismo actual entre las masas bovinas, como siempre ha hecho. Lo hace apelando a falsos agravios que cometen los extraños contra los buenos españoles, y siembran una semilla de odio contra los otros, contra el no nacido en esa España, Grande y Única en la que sólo cabrían ellos. Es un mensaje sencillito el de estos fascistas (a algo más complejo no llegan): los españoles, primero…

…como si nacer en una patria u otra proporcionara a los seres humanos más o menos derechos. 

sábado, 17 de junio de 2017

…en el intento de alcanzar algo parecido a la utopía


«Si las leyes de derechos humanos dificultan la lucha contra el terrorismo, cambiaremos las leyes», ha dicho la premier británica Theresa May. Tiene su lógica. Supongo que lo dice en un intento de conectar con los que quieren (y es lo queremos todos) defenderse eficazmente del terrorismo islamista. Del islamista, digo, que aquí en occidente no se habla del terrorismo propio, del que generan los poderes financieros sobre el resto del planeta… está hablando May del terrorismo yihadista que emana del Estado Islámico que, a su vez, es una derivada del dominio que los occidentales hemos ejercido sobre las actuales naciones islámicas. De ese terrorismo habla, no de otro.

Fuente de la imagen

Con mensajes como el de Theresa May acabará pasando lo que pasó en Estados Unidos después del ataque japonés de Pearl Harbour, que metieron en campos de concentración a todos los americanos de origen japonés. Lo mismo pasó en el Cádiz de 1808, que la colonia comercial francesa, que había convivido con nosotros durante lustros, se convirtió de la noche a la mañana en enemiga, y los encerraron en los pontones anclados en mitad de la Bahía. Y a poco que prosperen en Europa los movimientos fascistas —que ya estamos en ello—, y a poco que ayuden los yihadistas creando terror —que también están en ello—, acabaremos expulsando a los europeos de origen islámico al otro lado del mar. Es lo que nos pide el cerebro de reptil que conservamos todos, que, por cierto, encaja la mar de bien con la idea fascista de las cosas.

Posiblemente yo haría lo mismo… porque, lo reconozco, tengo bastante de reptil. Pero frente a esa pulsión visceral y atávica deberíamos anteponer los siglos de civilización que nos han modelado. Somos la consecuencia histórica de un siglo XVIII, plagado de luces y racionalismo. Y somos la derivada de revoluciones que nos convencieron de la igualdad entre los hombres, sin distinción de cuna o cultura. Ya sé que esto es una entelequia, pero al menos somos capaces de imaginarla y percibirla; y caminamos por la historia, tropezando una y otra vez, en el intento de alcanzar algo parecido a esa utopía…

…a los yihadistas les falta este hervor. Ellos, y sus luceros de mezquita, siguen atascados en lo oscuro del Medievo, embrutecidos por una creencia que les exonera de la responsabilidad de sus actos. Y sin responsabilidad, como carácter inherente de sujeto libre, construyen ejércitos de irresponsables —dispersos y encriptados en nuestra sociedad— para ganar un cielo lleno de huríes. No hay mayor fracaso para el ser viviente que entregar su pulsión de vivir. Fácil, porque, además, somos un enemigo odioso que nos merecemos su odio, por prepotentes, por el expolio que hemos hecho de sus recursos y por el menosprecio histórico que le hemos dedicado. Y así cierran el círculo para justificar su guerra santa, su sacrificio y su eterno premio.

No es fácil sobreponerse al cerebro de reptil. Después de ver imágenes de un terrorista apuñalando a un hombre normal en el Puente de Londres, a servidor le pide el cuerpo que esos especímenes sean considerados sub-humanos… Porque si los cosificamos será extremadamente sencillo despojarle de derechos humanos y, en consecuencia, las masas sin conciencia ya nos encargaremos de lincharlos físicamente, sean realmente yihadistas o simplemente lleven la barba al uso. Las masas no somos receptivas al pequeño detalle de la culpabilidad, lo que queremos es venganza y nos da igual que la víctima sea culpable o no. No hay descenso a la barbarie más clara que esa… y Theresa May apunta a ese camino cuando dice lo que dice. Los patriotas filo-fascistas siempre plantean la misma ecuación:

La seguridad es inversamente proporcional a la libertad individual.

Y  nos tienen convencidos de que es inevitable… pero, no sé por qué, no me fío de estos buitres que gobiernan el planeta.

Yo no sé cuál es la solución para ganar esta guerra contra combatientes oligofrénicos, pero mermar los DDHH como dice May o como vienen haciendo los buenos patriotas americanos en Abu Graib, en Guantámano, o en numerosas cárceles secretas de la CIA repartidas por el mundo, es un retroceso catastrófico para la humanidad.

No sé… ¿y si reconociéramos que occidente también provoca terror y que esa ha sido su política histórica? Exterminar pueblos y culturas para saquear y enriquecerse con sus recursos, y provocar su pobreza crónica. ¿Y si intentáramos intervenir en un sistema financiero terrorista que provoca muertes a escala planetaria cuando especula, por ejemplo, con el precio de las cosechas futuras?


¿Y si intentáramos comprender por qué nos odian tanto?

martes, 13 de junio de 2017

Historias en diferido: Vacaciones en el otro mundo

Sobre las peripecias de Alex y Yoli, cooperantes en la Comunidad Inti Wara Yassi, selva amazónica de Cochabamba.



Cuentan que se marcharon una semana de vacaciones. Que ya que estaban en la otra costa del Atlántico, querían conocer aquel lado… un lado quizá alejado del estándar europeo, pero no precisamente un lado oscuro, en absoluto. Puede que allí sea más evidente la diferencia de vida si la comparamos con la occidental… y el problema tal vez sea ese, nuestra insistencia en comparar niveles económicos y olvidar que cada pueblo debería tener su propio camino a la felicidad. Dudo yo que nuestro sistema sea el ideal para eso, para buscar la felicidad de la gente. Porque, si como se empeñan en decirnos, el bienestar consiste en comprar cosas inútiles y en beber seis cervezas mal vamos… No sé. Estoy convencido de que esa cosa que en occidente llamamos bienestar, y que relacionamos siempre con el trabajo, el ocio y el uso del dinero, no puede exportarse a cualquier sitio. Es más, me parece que históricamente ha sido un crimen exportarlo a sociedades que han evolucionado de otra forma… porque el choque culturas que ha supuesto, siempre ha extinguido a las más sencillas. 


Total. Que Alex y Yoli han dejado la Amazonia boliviana, su clínica veterinaria, sus monos, coatíes, puercoespines y demás animales y se han marchado a recorrer el resto del país. Querían ir a no-sé-dónde alquilando una avioneta, pero dicen que les salía muy caro y desistieron, que no está la cosa para tales menesteres. De todos modos no les salió mal el periplo.

Salar de Uyuni

En el suroeste, en el altiplano, está el Salar de Uyuni, un inmenso desierto de sal. Llegaron justo después de unas lluvias y por eso la inmensa llanura tenía un dedo de agua. Lo justo para convertir la superficie en tal espejo que difícil era encontrar la línea horizontal que separa el suelo y el cielo. Cuentan que los sonidos se propagan sin rebotar en ningún obstáculo. Que no existían referencias para calcular distancias y que eso confunde la percepción. Que la brisa era fría y que el espacio abierto y la belleza del lugar te devolvía a la humildad que los hombres nunca deberíamos perder frente a la naturaleza.


Altiplano boliviano

Llanuras del altiplano boliviano que acaban en gélidas montañas. El sol quema a esas alturas, y lanza radiaciones UV inesperadas y peligrosas. El oxígeno es menos denso. La brisa fría barre el altiplano… La cordillera de los Andes sube desde el cabo de Hornos, en el sur de Chile, paralela a la costa, durante más de siete mil kilómetros. Cuando llega a Bolivia gira a occidente y forma el Codo de los Andes, que separa los bosques tropicales de la Cuenca Amazónica, en el norte, de las planicies subtropicales del sur. Es una región con una riquísima variedad de climas y ecosistemas. 

En el Codo de los Andes bolivianos. Un laberinto de montañas y valles.

Hay en Samaipata, al sur de Santa Cruz de la Sierra, una montaña de arenisca roja, de 200 por 60 metros, pulida por la erosión de siglos y tallada con altorrelieves que sólo son visibles desde el cielo. Un santuario precolombino impresionante que aún hoy no tiene una explicación entendible. 


Y tiene Bolivia, según en qué regiones, una pequeña costra de roca sólida que separa a los hombres de una inmensa bolsa de magma. Géiseres y piscinas de aguas termales se reparten por el contorno… El Parque Amboró, en el centro de Bolivia, es uno de los ecosistemas más preciados del planeta. Ubicado en el Codo de los Andes, convergen cuatro de las más importantes regiones biológicas de Bolivia: los bosques húmedos de la Amazonía, los bosques y pampas de los Andes, los chaparrales secos, sabanas y arboledas. Dicen Alex y Yoli que, tal vez lo más asombroso de Amboró fueran los bosques de helechos arborescentes… sólo faltaba el velociraptor asomando detrás de un tronco. No son tales los troncos, sino entramados de raíces que le dan porte de árboles. Todo el carbón mineral que hemos consumido durante el periodo industrial (y que aún consumimos) se formó a partir de enormes bosques de estos helechos en el Carbonífero (zona temporal del periodo Paleozoico, entre el Devónico y el Pérmico) que comienza hace 359 millones de años y finaliza hace 299 millones de años. Impresionantes… los que saben de estas cosas dicen que han sobrevivido porque desarrollaron la capacidad de sintetizar tóxicos de mal sabor que evitaron seguir siendo comida para herbívoros.

Bosque de helechos arborescentes en Parque Amboró

Y cuentan que después de diez días de viaje, la vuelta a Parque Machía fue escalofriante. Si hace casi un año, Alex tuvo que dejarse la barba para que los monos le respetaran… ahora le achuchaban en señal de bienvenida y no podía desprenderse de sus abrazos. 

…está claro que estas cosas no se hacen por dinero. Hay asuntos en la vida que no entienden de monedas. Esas son las realmente valiosas y escasas.

Alex y Yoli son afortunados… pero creo que aún no lo saben.

viernes, 2 de junio de 2017

Carta abierta desde el fondo de la fosa

San Fernando (Cádiz), Junio de 2017


Señora presidenta de la Junta de Andalucía:

Los muertos esperan desde hace ochenta años. Sabemos dónde están y que son demasiados. Seis de los asesinados durante el terror fascista en San Fernando durante 1936, ya nos miran, inmóviles y descarnados, desde el fondo de la fosa. Esperan ser exhumados, identificados y enterrados con la dignidad que merecen. Eso es lo que esperan de nosotros.

Aún no sabemos quiénes son esos seis hombres —como usted sabe, la primera fase de la excavación sólo eran sondeos arqueológicos para localizarlos—. Y son muchos más. La lista de víctimas es larga. Podrían ser concejales de la última corporación republicana de San Fernando, sindicalistas, obreros significados, militares que no se decidieron a apoyar la sublevación, vecinos denunciados por otros vecinos, etc. Uno de esos seis cuerpos podría ser el de Juan Mantero Valero, el último de los dieciséis concejales de San Fernando asesinados entre agosto y noviembre de 1936. Tal vez.

Un 4 de noviembre de tal año mataron a Mantero, edil republicano del Ayuntamiento de San Fernando. Tenía 44 años y bastó una bala de fusil para dejar ocho víctimas directas: él, su viuda y seis huérfanos. El resto de su familia, sus vecinos y amigos cercanos quedaron instalados en la inacción por miedo. Su muerte no fue la consecuencia de una causa judicial, sus homicidas le aplicaron un Bando de Guerra ilegal que impusieron por la fuerza bruta de las armas y por la voluntad expresa de exterminar cualquier disidencia a su causa. Los ejecutores pensaron detenidamente cómo quitarle la vida y se aseguraron dos cosas. Primero, que la víctima no pudiera defenderse y, segundo, que el acto de su muerte no supusiera ningún riesgo físico para ellos mismos. No ejecutaron a Juan Mantero Valero, lo mataron con premeditación, impunidad y alevosía. Fue un asesinato…

Pero Juan Mantero Valero no era un criminal, fue un obrero metido a concejal desde el 27 de febrero de ese año. Su delito —y el de sus compañeros de corporación asesinados o represaliados— fue tener «ideas izquierdistas y/o ser masón» y, lo que era peor, representaba la legitimidad republicana y con ello la inquina de los sublevados contra ella. Lo decía expresamente el artículo 8º del Bando de Guerra que dictó el gobernador militar de la provincia de Cádiz, López-Pinto, el 18 de julio de 1936:

«Serán depuestas las autoridades principales o subordinadas que no ofrezcan confianza y no presten auxilio debido, y sustituidas por las que designe».

Juan Mantero Valero era autoridad republicana, izquierdista y masón, condiciones que resultaban incompatibles con la patria única, grande y libre que plantearon los sublevados contra la República.

Señora presidenta de la Junta de Andalucía, él y todos los asesinados en San Fernando, esperan desde el fondo de su fosa a que los políticos actuales decidan dar el paso siguiente: sacarlos a todos, identificarlos y darles una digna sepultura.

Como usted debe saber, la Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática de San Fernando (AMEDE), integrada por familiares de represaliados por el franquismo, bajo la dirección de un equipo técnico muy implicado (arqueólogo, topógrafo, antropólogos y voluntarios), también con la magnífica ayuda logística del Ayuntamiento de la ciudad y un convenio económico con la Diputación Provincial de Cádiz —incumplido a fecha de hoy, por cierto—, comenzó las catas arqueológicas en el cementerio de la ciudad el mismo día de noviembre que Donald Trump ganó las elecciones en Estados Unidos. Un mes más tarde encontramos los primeros restos. Tienen ustedes un informe preciso de más de 500 páginas, con los aspectos arqueológicos y topológicos de la excavación realizada, con los detalles de cada cuerpo localizado que expone el antropólogo forense, con las circunstancias que explica el antropólogo social. Y, además, tienen ustedes las estimaciones presupuestarias y la firme voluntad de los familiares de represaliados para sacarlos a todos en la siguiente fase. Y, finalmente, tienen ustedes, señora presidenta, una flamante Ley de Memoria Histórica que esperamos sea ágil para que nos sirva a todos.

Desde que finalizaron los trabajos de localización, los muertos siguen en el fondo de la fosa. Tapados con una lona, a merced de gatos, ratas y elementos… esperando que nuestras autoridades políticas autoricen a sacarlos, identificarlos y darles una sepultura digna.

Señora presidenta, ¿qué les impide tomar una decisión?



Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática,Social y Política de San Fernando. (AMEDE)