domingo, 19 de septiembre de 2004

El Reloj de Sol oriental: cálculo, trazado y diseño

Publicado en Diario de Cádiz, los días 12 y 19 Sept/2004

EPPURE SI MUOVE.

En 1632, Galileo Galilei defendió en su obra “Diálogo sobre los dos Máximos Sistemas, ptoloméico y coperniquiano” que la Tierra gira en torno al Sol. Para desgracia del pobre anciano, la Santa Inquisición lo procesó y encarceló porque, en esos momentos, la iglesia entendía que la Tierra estaba quieta, y que era el sol el que giraba. Defender cualquier otra hipótesis significaba ir en contra de la doctrina antropocéntrica que la iglesia percibía en el mensaje divino... (aunque Jesús de Nazaret no se entretuviera en esas cuestiones).

En consecuencia, para evitar mayores problemas, Galileo se vio obligado a desdecirse de sus teorías y declarar públicamente que el Sol giraba y que la Tierra estaba quieta... la leyenda cuenta que seguidamente, para no ser oído por los sabios inquisidores, susurró: “¡EPPURE SI MUOVE!” (¡y sin embargo se mueve!), frase demoledora que viene a demostrar la tozudez de los hechos frente a la sinrazón. A pesar todo, con permiso del sabio y sin que esto signifique dar la razón a la Inquisición, para explicar el RELOJ DE SOL ORIENTAL del Castillo de San Romualdo (en adelante CSR) consideraremos que el Sol “gira aparentemente” en el cielo de la Tierra describiendo trayectorias circulares.

EL MOVIMIENTO APARENTE DEL SOL.

Para poder entender la evolución de las sombras en un reloj de sol, vamos a refrescar algunos conceptos. Un observador apostado en el Torreón de los Relojes del viejo ribat, comprobaría que en el equinoccio de Marzo, es decir, cuando comienza la primavera, el Sol sale exactamente por el punto cardinal Este (punto A del dibujo 1), y se pone exactamente por el Oeste. Y comprobaría que el día es igual a la noche. Dicho de otro modo, que hay 12 horas de luz y 12 de oscuridad. Por tanto, ese día el Sol recorre en el cielo diurno una semicircunferencia (180º) desde el alba hasta el ocaso.¡Pero esto ocurre solamente ese día!

CSR

Si el observador es constante y paciente comprobaría que el punto de salida del Sol por el horizonte se va desplazando diariamente hacia el Norte, hasta que en San Juan alcanza su máxima separación del Este (punto Av). Ese día las horas de luz superan a las horas de oscuridad; es el más largo del año porque el sol describe un arco de circunferencia, entre alba y ocaso, mucho mayor que 180º, es decir, está más de 12 horas por encima del horizonte. Si la paciencia de nuestro observador se lo permite, vería como el punto de salida del Sol por el horizonte vuelve a moverse en sentido contrario, pasa de nuevo por el punto A (equinoccio de Otoño), y se desplaza, ahora hacia el Sur, hasta el día del Solsticio de Invierno (punto Ai del dibujo 1). Ese día es el más corto del año porque el Sol describe un arco de circunferencia mucho menor de 180º. El dibujo 1 representa este comportamiento anual del Sol.

EL SOL DE MEDIO DÍA.

Veamos ahora otro asunto. Nuestro observador, apostado en el Torreón de los Relojes del ribat isleño, habrá notado que cuando el Sol alcanza su máxima altura diaria, es decir, a medio día, siempre apunta exactamente al Sur (esto es así porque el CSR está en el hemisferio norte) y, además, comprobará que esa altura -que se llama “altura meridiana del Sol”- va oscilando a lo largo del año. Por ejemplo, en San Juan (punto Bv, Solsticio de verano) el Sol está muy alto, y sus rayos forman con la superficie del suelo un ángulo de 77º aproximadamente. Por el contrario, el día que comienza el invierno (punto Bi) los rayos del medio día llegan muy tendidos, sólo unos 30º. Y por último, el día de los equinoccios el ángulo de incidencia del Sol coincide con la colatitud del castillo, es decir, 90 menos la latitud, unos 53’5º. Dicho de otro modo, la altura meridiana del Sol parece oscilar 23’5º por encima y por abajo del Sol equinoccial. Esto lo vemos mejor en el dibujo 2 y confirma el calor de verano, el frío del invierno y la tibieza de primavera y otoño.

CSR

EL ASUNTO DEL GNOMON.

Los antiguos constructores de relojes de sol dividían el periodo de luz en doce horas, ya fuese invierno o verano. En cualquier época del año, el Sol siempre salía a la hora VI; era medio día a la hora XII, y el ocaso ocurría a la hora XVIII. Por tanto, las horas veraniegas eran mucho más largas que las invernales. Este problema quedó solucionado cuando hallaron la manera correcta de colocar el gnomon (el estilete que sirve para dar la sombra horaria). El secreto era situarlo, cualquiera que fuese la orientación de la pared, o la latitud del lugar, paralelo al eje de rotación de la Tierra, es decir, apuntando exactamente hacía la estrella polar. De esa manera, el Sol siempre parece girar en torno al gnomon y las cosas cuadraron finalmente.

Por tanto, en una pared vertical orientada exactamente al Sur, el gnomon se colocará en un plano perpendicular a la pared (plano Norte/Sur). Y ya sólo queda tener en cuenta la latitud del lugar para determinar que el ángulo entre gnomon y pared es igual a la colatitud, es decir, 90 menos la latitud. Dispuesto de esta manera, el gnomon coincide con el Exe del Mundo (que decían los antiguos) ¡Y esta disposi-ción debe ser invariable aunque la pared no esté enfrentada al Sur!

La situación límite se da en paredes orientadas al Este u Oeste. En estos casos, para ser consecuentes, el gnomon debe ser paralelo a la pared y forma con la horizontal del suelo un ángulo igual a la latitud. Este es el caso de los relojes laterales del Castillo de San Romualdo.

LOS CUADRANTES LATERALES DEL TORREÓN DE LOS RELOJES.

Seguimos sin conocer un solo dato documental sobre los tres relojes solares del ribat isleño. Ni siquiera las viejas descripciones del castillo los nombran, aunque sea de pasada. Tampoco los historiadores que han investigado en fuentes primarias aportan noticias que relacionen las actividades del castillo con sus relojes de sol. Sólo nos quedan las viejas fotografías de principios de siglo XX como el testimonio más antiguo para demostrar la existencia de las plataformas que sirvieron de asiento a los cuadrantes solares y, algunas señales de las líneas horarias del reloj central.

CSR

Hoy día en la plataforma orientada a levante apenas se vislumbran algunas marcas (que hemos resaltado digitalmente), pero son suficientes para demostrar un correcto trazado. Hay una línea inclinada que debemos interpretar como la equinoccial y varias perpendiculares que serían las marcas horarias. Veamos a continuación por qué es correcta esta distribución.

TRAZADO HORARIO.

Una vez refrescadas las nociones de los apartados anteriores, vamos a recurrir al clérigo valenciano Pedro Roiz, maestro cuadrantero, que en 1575 escribió un clásico manual para trazar relojes solares. Interpretando las directrices de su castellano antiguo, conociendo la latitud del castillo y utilizando solamente regla, compás y semicírculo graduado, hemos realizado el dibujo 3, que muestra los trazos horarios para el reloj de sol vertical oriental del Torreón de los Relojes del castillo (el occidental sería totalmente simétrico/especular). Este trazado horario nos servirá para diseñar el que tratamos de reproducir.

Así mismo, Pedro Roiz nos indica que el gnomon tiene la forma cuadrangular ABCD del dibujo 3. Los lados CA y DB “...siempre serán el semidiámetro del círculo que se hiciere...”, y se colocan “...a ángulos rectos de la raya de las seis”. Por su lado, la raya AB debe ser ”...paralela y equidistante de la dicha raya de las seis”. Es decir, que sea paralelo a la pared nos asegura que está contenido en un plano perpendicular al horizonte visual del observador (el plano Norte/Sur), y que lo sea al trazo de las VI, asegura que apunta a la estrella polar. Así lo habíamos convenido.

CSR
Estado actual de la plataforma del reloj lateral oriental del Castillo de San Romualdo.
Se han marcado los trazos visibles.

REGE IOANE CAROLUS. ANNO MMIV.

Pero no nos equivoquemos, el reloj de sol marca la hora solar del lugar donde está instalado, que es distinta para cada meridiano. Si queremos hacerla coincidir con la de nuestros relojes habría de sumar una o dos horas, según el momento del año (y para calcular la hora internacional, añadir o restar algunos minutos debido al desplazamiento respecto al meridiano de referencia, incluso habría que aplicar otras correcciones que no vienen a cuento en este foro). Pero no es nuestro objetivo hacer de este reloj un instrumento de precisión, lo que deseamos es recuperar la voluntad de unos hombres que vivieron aquí antes que nosotros. Por eso el diseño que proponemos para el castillo de San Romualdo nos dará exclusivamente la hora solar del lugar y se basa en el desarrollo teórico y práctico que hizo el clérigo Pedro Roiz en 1575.

Utilizaremos un gnomon/estilete perpendicu-lar a la pared por el punto E, donde se cruzan la línea horizontal y la equinoccial del cuadrante que proponemos, es decir, apuntando exactamente al punto cardinal Este. En realidad se mantiene la propuesta de Roiz, es decir, un gnomon AB paralelo a la pared, sólo que ahora la distancia AB se ha transformado en un punto: el extremo del estilete. Consideraremos por tanto que el Sol gira aparentemente en torno a ese punto. El extremo de la sombra que produce es la que marca la hora, y su inclinación nos mostrará, además, la estación del año. Estudiaremos esto apoyándonos en el dibujo 4.

Iniciaremos la observación de la sombra el día que comienza la primavera, es decir en el equinoccio de Marzo. Ese día, y sólo ese día, ya sabemos que el Sol sale exactamente por el Este, por tanto, el primer rayo es perpendicular al gnomon y la sombra se solapa con él. Conforme el Sol se eleva sobre el horizonte, las sombras progresan a lo largo de la línea equinoccial ¡porque ese día el Sol parte del Este y las sombras que provoca coinciden con la colatitud del lugar! (lo comprobamos en el dibujo 2). Por tanto, cuando la sombra progrese a lo largo de la línea roja del cuadrante podremos asegurar que comienza la primavera o el otoño. En cuanto a las horas, sólo hay que esperar a que el extremo de la sombra coincida con los trazos horarios para determinarla. Y tener en cuenta que cuando se alcanza el medio día, es decir, cuando el Sol apunta exactamente al Sur, las sombras son paralelas a la pared donde hemos construido el cuadrante solar. Dicho de otro modo, a partir de las once las sombras del gnomon progresan aceleradamente hasta que a medio día toda la pared entra en penumbra. A partir de ese momento, el control horario lo toma el reloj de la fachada opuesta del castillo, la de poniente, que tiene un comportamiento totalmente especular

Conforme avanza la primavera la salida del sol se desplaza hacia el Norte y, en consecuencia, el primer rayo de sol siempre provocará una sombra horizontal a la izquierda del gnomon. Hasta el solsticio de San Juan las sombras se dibujan y se mueven debajo de la línea equinoccial. Durante el verano las sombras se irán acercando de nuevo a la línea equinoccial. Y entrado el otoño las sombras se desplazan por encima de ella. Y así año tras año.

CSRYa sólo queda añadir que este cuadrante solar se labró en la Isla de León, que fue restituido a su lugar en el año 2004, y que entonces era rey Juan Carlos. Y para finalizar, en homenaje a la razón y a la tolerancia, sólo falta iluminarlo con la contundente frase de Galileo “Eppure Si Muove”. Esperemos que así el viejo ribat recupere parte de su tiempo perdido.