miércoles, 31 de octubre de 2012

Menú del día: LIBROS / (Librería Rayuela – Sigüenza)

Camino de Irati / 2 de 4
Sigüenza es un precioso pueblo de Guadalajara. Conserva plenamente su estructura medieval. Castillo, catedral, iglesias, palacios, palacetes, murallas. De engalanarlo se encargaron los obispos, que eran los señores feudales del lugar y contaban con enormes recursos que extraían de las tierras y de la pobreza de la gente… que para eso estábamos en el Medievo, en una sociedad feudal y, para colmo, el poder emanaba directamente de Dios. ¿Y quién gestionaba las cosas de Dios? Sus eminencias los señores obispos, por supuesto.
Construyeron una catedral inmensa. La verdad es que sorprende encontrar esa mole de piedras góticas en mitad de un pueblo de 4000 habitantes…
…el sol ya ha caído cuando entramos, y nadie hay en la catedral de Sigüenza. Las vidrieras apenas refulgen. Ninguna feligresa reza el rosario en solitario. Alguien toca el órgano en el corazón de la catedral, bajo una lucecita que apenas ilumina el teclado. El sonido es espléndido, se esparce por las cúpulas góticas con el eco justo. Parece que ensayara un concierto de música sacra. Sobrecogedora la soledad del lugar y del momento. Y uno imagina la impresión del pobre diablo que hace 500 años vivía para destripar las tierras del señor obispo y para entregarle la cosecha… lo imagino viviendo de prestado en una choza de adobe rojizo, acosado por la superstición y sin más conocimiento que el que extrae con sus manos. Lo imagino cuando entra en esta catedral rodeado de vaharadas de incienso para amortiguar su propio olor a cabra. Imagino su estupor frente a la riqueza de esos hombres vestidos de ricas ropas de colores nobles que entonan la música del cielo, y piensa… “Si esta es la casa de Dios, entonces el poder de Dios es inconmensurable”.


Hoy, frente a la catedral de Sigüenza, sobrevive otro templo… este es muy pequeño y muy distinto. No huele a piedra húmeda, ni lo atienden hombres de ricos ropajes. La Librería Rayuela huele a papel y a libro. La guapa librera, en lucha contra la crisis, ha colgado una pizarra en la calle y, con tizas de colores, pregona su mercancía: LIBROS.
Y uno se pregunta: “¿Qué mundo tendríamos hoy si el enorme esfuerzo entregado a la superstición se hubiera empleado en difundir el conocimiento y en fomentar la razón?”

lunes, 29 de octubre de 2012

...a veces los hombres estorbamos

Camino de Irati / 1 de 4
...al final del camino de tierra, en lo más profundo de Soria, hay una aldea minúscula que se llama Pedro. Algún hecho histórico ocurrió en este lugar, pero no recuerdo exactamente qué fue. Una pequeña iglesia hispano-visigoda se eleva en un extremo de las casitas de adobe. Está cerrada a cal y canto porque atesora una cruz gótica de plata muy singular.
Hay un Castaño de Indias junto a la puerta del templo, y tapiza el suelo con sus frutos. Son unas castañas redondeadas y lustrosas. Se pelan muy bien y tienen una carne jugosa y ligeramente dulce… ¡Qué pena que también sean demasiado amargas!
No hay nadie en muchos kilómetros a la redonda. Los campos están vacios y la aldea también... y uno acaba entendiendo que a veces los hombres estorbamos.
Mirad este audiovisual, y no hagáis caso si el antivirus protesta, que a veces los antivirus son un poco tontos…

domingo, 14 de octubre de 2012

Cae el sol y salen los mosquitos...

Cuando cae el sol ya no se puede leer bajo el ‘tinglaillo’. En verano, además, salen los mosquitos que han estado libando en las macetas… y buscan sangre tibia. Normalmente la de servidor. De todos modos ahora, en otoño, la brisa de poniente se los lleva al patio del vecino… y trae de paso un poco de frío. Así que uno abandona la lectura del libro. Apaga la radio que ha estado tan bajita que apenas se oía, pero acompañaba. Y miro el tronco de chopo del que van saliendo caras de reyes góticos… La tarde se termina y apenas tengo voluntad de terminarla.


…dejar pasar el mundo no me está gustando.

viernes, 12 de octubre de 2012

No me gustan las patrias


No me gustan las patrias impuestas. Y aún menos cuando enarbolan sus banderolas al viento; cuando hacen desfilar a sus jóvenes en apretados escuadrones, moviéndolos al unísono, como autómatas, sin pensamiento propio. Me avergüenza que se manipule a la gente hasta hacerla llorar con un espectáculo de poder bélico, de banderas y músicas…
Tal vez el paisaje de la niñez sea la única patria noble
Hablo de las patrias que nos enseñaron en los libros de texto, que son patrias amañadas por nacionalistas. Patrias metidas en el corazón a golpe de mentira. Patrias inventadas con historias rediseñadas a medida, y héroes de pacotilla que si levantaran la cabeza no se reconocerían a sí mismos. Son patrias diseñadas por nacionalismos al margen de la gente sencilla, diseñadas a beneficio de intereses de una clase que usa el territorio humano como cortijo propio… Son intereses que tratan de convencernos de que somos distintos de nuestros vecinos y que, por tanto, tenemos otros derechos…
Los patriotas nacionalistas que actúan en nombre de su pueblo, que buscan más derechos para su gente por encima de otros pueblos, son muy peligrosos… porque los derechos son algo inherente a los individuos, no a las naciones. Cuando un pueblo es convencido de tener “sus derechos”, se enaltece y acaba pensando que “los otros” son distintos, y que esos otros le disputan cualquier cosa. Nos ha ido muy mal a los hombres por esos caminos. Los individuos acabamos entendiéndonos porque, vivamos donde vivamos, sufrimos las mismas adversidades… pero los pueblos, inevitablemente, acaban inventando enemigos para seguir manteniendo su identidad.
Los patriotas –nacionalistas excluyentes- son gente muy peligrosa… se creen en el derecho de hacer cosas horribles en nombre de la gente que llora viendo un desfile de jóvenes con banderas. Yo prefiero al individuo que colabora con su vecino…

sábado, 6 de octubre de 2012

Alí Babá y el Plan de Ahorro Fácil


Alucinante. Al lado del Banco hay una tienda de bocadillos que se llama Alí Babá. Se me ocurren un par de bromas insípidas, pero lo dejo… que me conozco y tengo muy poca gracia.

El Banco anuncia una cosa que llama Plan de Ahorro Fácil… Cuando servidor era pequeño no hacía falta explicar nada. Teníamos una formula maravillosa para hacer este tipo de problemas. La usaban los Bancos y la usábamos en la escuela del barrio. Era la famosa fórmula del carrete (o sea, capital x rédito x tiempo) partido por 100, 1200 ó 36000 según fueran años, meses o días… Pero, claro, eso es la prehistoria. Desde que la banca comercial se transmutó en especulativa, las cosas ya no son tan simples. Conste que lo comprendo. Entiendo que con la formulita del carrete no se va a ningún sitio. De aquella forma no se ganaba dinero (los bancos, digo), pero dinero del de verdad, a toneladas… para esto hay que emplear una ingeniería financiera que no se estudia en la escuela del barrio. Esto de hoy es otra dimensión… y así de mal nos va a la gente de la calle, que votemos lo que votemos, al final somos súbditos del poder financiero.
Antes, el plan de ahorro sí era realmente fácil (y, además, tenías la certeza de que tus ahorros servían para que tus vecinos tuvieran crédito a través del Banco, ahora no sabemos en qué lejanos e indecentes asuntos invierten nuestro dinero). Digo que antes era fácil… Si tenías 1000 euros y lo dejabas en un banco al 3% durante un año, resultaba que al final te devolvían tus 1000 euros y añadían (1000 x 3 x 1) / 100 = 30 euros… fácil (lo de hacienda era otro asunto)
¿Os cuento cómo es el Plan de Ahorro Fácil que anuncia sin tapujos, honestamente, el banco colindante a Alí Babá? Venga…
Lo primero que se ve, en letras grandes, es que te llevas cada año el 3%* TIN durante tres meses… Luego, una segunda lectura, en letras medianas, dice que eso se aplica al incremento del saldo medio. O sea, no a tu capital inicial, si no al incremento ¡qué te habías creído!
Preguntas llenas de asombro que se me ocurren: ¿Qué cosa es el TIN? (…y yo sin enterarme, joder) ¿Por qué sólo tres meses si dejo el dinero un año o más? ¿Para qué sirve el asterisco detrás del %? ¿Y si no hay incremento del saldo medio? ¿Cuál es el rédito… si es que tal cosa sigue existiendo?
Y en un alarde de honestidad —para que nadie se lleve a engaño y lo relacione con su vecino, Alí Babá—, a la derecha del cartelón, en letras pequeñas, el Banco explica clarito-clarito (que para eso es el banco más serio y solvente de la España actual):
«Para un ejemplo de un Plan de ahorro Fácil contratado el 05/07/2012 con un saldo medio de 1.000 euros durante un año. TAE del primer año: 1,383% (Ojo, no confundir TAE con la “r” de la vieja fórmula)
(*) Cálculo realizado con el Euribor a 12 meses del día 04/07/2012 (1,206%). El incremento del saldo medio anual (o sea, parece que tienes que incrementar esos 1.000 euros iniciales) se retribuirá al 3% TIN durante 3 meses (insisto: ¿Qué coño es el TIN? ¿3% TIN para el incremento o para el capital acumulado?), y el resto del plazo al 70% del Euribor**. Si se dispone el primer año, saldo total al 70% del Euribor**. Liquidación de intereses anual.
(**) Euribor a 12 meses del día anterior a la contratación o aniversario. Aportaciones periódicas obligatorias (¿qué periodici-dad?) entre 30 y 2.000 €. Aportaciones extraordinarias opcionales (máximo 50.000 € el primer año y 25.000 € los siguientes años). Un plan de ahorro por cliente.»
¡Madre del Amor Hermoso! Esto debe ser fruto de la generosidad de los Bancos, seguro. ¡Todo un “producto financiero” diseñado especialmente para gente como yo! ¡No sé de qué nos quejamos!
…pero ¡COMO COÑO LE EXPLICO ESTO A MI MADRE si apenas fue a un colegio de monjitas!

martes, 2 de octubre de 2012

Crónicas de Jubilación / Paquita

Primero de octubre de 2012, lunes.
Hay una fauna humana que ocupa la ciudad por las mañanas. Apenas llevo dos días ejerciendo de jubilado y ya lo percibo. Es una fauna humana que no se ve a otras horas. Ya sé que es obvio, pero no me había parado a verlo…
Paquita tenía 69 años cuando gané la oposición y entre a trabajar. Era administrativa, y todos los días, invariablemente, a las ocho de la mañana acudía a la iglesia del Arsenal de la Carraca a escuchar misa. Luego, en paz consigo misma, se incorporaba a su puesto de trabajo en la oficina de un laboratorio de pólvoras y explosivos… se sentaba delante de su máquina de escribir y dormitaba con los brazos cruzados (dormitaba profundamente, no te creas) Sólo de vez en cuando, don José, el alférez de navío que llevaba la oficina, le pedía que hiciera tal o cual oficio, más que nada para entretenerla. Paquita era una abuela de 69 años en 1978 y sobrellevaba no sé cuantos achaques propios de su edad. Vestía de negro, tenía el pelo totalmente blanco y renqueaba de una pierna. Al poco de jubilarse, con setenta años, falleció… ¡quién sabe! Tal vez porque ya no tenía nada que hacer en la vida.
Hoy tengo sesenta y ha sido mi primer día de jubilado. Afortunadamente conservo la cabeza clara y tengo mil ideas y mil cosas por hacer. En estos 34 años hemos conquistado —entre otros— el derecho a vivir dignamente después de trabajar más de media vida. Pero la crisis está a punto de succionarlo. La crisis está sirviendo para muchas cosas. Entre otras para entender que cambiar el mundo es indispensable… indispensable para mantener los privilegios de algunos pocos, por supuesto. Por eso ahora los dogmas neoliberales que nos apporrean por todos lados, intentan convencernos con uno de sus mantras repetitivos: ‘hay que adecuar la edad de jubilación a las expectativas de vida’… Quieren decir que no les importa la gente, ya lo sabemos. Para esta mesnada de mesiánicos neoliberales lo importante son las cuentas, los balances positivos y buscar por cualquier medio la confianza de los mercados, sus amos. Y a estos amos sacrifican a la gente y el bienestar conseguido. El dogma neoliberal es insaciable por definición y succionará cualquier derecho que hayamos conquistado. No se puede esperar otro comportamiento… buscar el ‘máximo beneficio privado’, y aceptarlo como verdad incuestionable, es incompatible con un comportamiento democrático, solidario o simplemente humanizado.
Es decir, quieren volver a lo de Paquita… pero con sueldos de miseria, jornadas esclavizantes y súbditos sometidos. Y lo conseguirán —esto y todo lo demás— a no ser que despertemos, nos plantemos y resistamos sin violencia, con las manos en los bolsillos, pero sin dar un paso atrás. Porque somos más y somos civilizados.