sábado, 26 de mayo de 2018

Me duele mi España




Tengo amigos a los que les duele SU España. A servidor le duele NUESTRA España. Y el matiz es de una dimensión trascendental porque estoy convencido de que SU España y NUESTRA España no es la misma. Y, lo que es peor, sospecho que les gustaría imponer SU España a todos. Eso fue lo que hicieron los fascistas españoles a partir del 18 de julio de 1936: imponer a todos SU idea particular de España. Y los que no cabían en ese diseño patriótico fueron exterminados física o socialmente. Y a todos los que sobrevivieron les inocularon un terror a la disidencia que duró dos generaciones.

«La idea de Patria es algo que por su misma esencia rechaza la idea de un enemigo interior en sus recintos, de un disconforme, de un disidente…» (Cita 1)

Esa España diseñada por los criminales en 1936 se identificaba con una bandera bicolor roja y gualda… los mismos colores que hoy enarbolan los nacionalistas españoles contra las senyeras nacionalistas catalanas (y viceversa).

Tengo amigos y familiares que son filofascistas y no lo saben. Están encandilados con la nueva estética de Ciudadanos (C’s), un partido político que se engancha ahora a la idea de UNA España uniforme, uniformada en los sentimientos, en las soluciones y en los valores —su líder sólo ve españoles donde hay una rica pluralidad de ciudadanos—.

«…nosotros nos sentimos unidos a España, porque queremos participar en su destino; y no somos nacionalistas, porque ser nacionalista es una pura sandez… somos españoles, que es una de las pocas cosas serias que se puede ser en el mundo». (Cita 2).

Es C’s un partido que enarbola una sola bandera, la bicolor roja y gualda, para identificar a TODOS los españoles. Pero, nos guste o no, no todos los españoles se identifican con esos dos colores porque, insisto, esos colores están impregnados del fascismo criminal que aniquiló a media España.

Ya intentaron los Reyes Católicos la homogeneización a ultranza de sus reinos: Un reino, una religión. Y el que no tuvo una sangre limpia, lo expulsaron de su patria. Y también lo intentó don Francisco, Caudillo de todos los españoles, quisieran o no, que hasta prohibió hablar catalán, gallego y euskera (perdón, vascuence).

«Toda conspiración contra esa unidad [de la Patria] es repulsiva. Todo separatismo es un crimen que no perdonaremos». (Cita 3).

Pero España no era aquella Unidad de Destino en lo Universal que quisieron imponer, España sigue siendo hoy día un país inconcluso, sin rematar, sin definir. Me parece que España es un conjunto de naciones y de grupos culturales que aún no ha encontrado su forma definitiva de integrarse y de convivir con respeto… por eso digo NUESTRA España, porque somos muchos, con múltiples ideas, y todos deberíamos poder convivir en ella de manera razonable sin que ninguna España se imponga como la única España posible. Y si alguno de sus pueblos no quisiera estar, no deberíamos —y no podremos— obligarles a permanecer contra su voluntad expresada de manera clara e irrefutable.

Pues me parece a mí que esos mis amigos y familiares encandilados con C’s, no saben que están apoyando los mismos valores que inspiraron a las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (las JONS) de Ramiro Ledesma, o a la Falange Española de José Antonio Primo de Rivera. Estos personajes, Ledesma y Primo de Rivera, tienen el mismo concepto de Patria Única y excluyente que pregona el señor Rivera de C’s… tengo una prima que dice continuamente que los que no opinen como ellos, que se vayan a Venezuela o Corea del Norte. Lo dice mucho mi prima. Aquellos señores fascistas españoles del siglo XX (y el señor Rivera actual se parece cada día más a ellos), diseñaron una España Única en la que sólo cupieron los suyos. Dijeron que España era una Unidad de Destino en lo Universal, a la que había que llegar desde la confrontación y la violencia… decían literalmente que había que sajar con un bisturí, en carne sana, el cáncer de Cataluña y Euskadi, y que el fascismo era ese bisturí.

«Cataluña y Vascongadas, Vascongadas y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación. El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí». Cita 4. Millán-Astray

Así hablaban aquellos sujetos… y muchos españoles les apoyaron con adhesiones inquebrantables. Y muchos alemanes e italianos apoyaron a Hitler y Mussolini, como muchos apoyan al de hoy. Y no creo que la inmensa mayoría de estos hombres y mujeres supieran qué cosa estaban apoyando en realidad. Pienso que mis amigos y familiares ni ven ni perciben el menor peligro en lo que propaga Albert Rivera. Es más, aseguran que este hombre es el yerno que toda suegra quisiera tener…

Sí. A algunos de mis amigos les duele SU España. Y más que nos ha de doler… a unos más que a otros, como siempre.



Cita 1 > Ramiro Ledesma Ramos. ¿Fascismo en España? Ed. Almuzara, 2017. pág. 233.
Cita 2 > Obras completas de José Antonio Primo de Rivera. Edición cronológica. Madrid, 1954. Pág. 720, 17 nov. 1935.
Cita 3 > Obras completas de José Antonio Primo de Rivera. Edición cronológica. Madrid, 1954. Pág. 339, nov. 1934.


miércoles, 16 de mayo de 2018

Una palabra para Gaza




Necesitamos palabras para que las ideas tomen forma y podamos decirlas. Y deberían ser palabras consensuadas para que todos identifiquemos los mismos sonidos con los mismos conceptos. Pereciera que no fluyen las ideas si no existen palabras que las definan… es como si los conceptos y los sentimientos fueran nubes intangibles, y las palabras que les dan forma fueran la lluvia y los charcos. Transformar las nubes en charcos es la forma de decir y comunicarnos…

Hace un tiempo estudié e interpreté, desde los conceptos de la química actual, un manuscrito alemán de finales del siglo XIV que explicaba, con las palabras que tenían en ese momento histórico, cómo extraer salitre y fabricar pólvora —inédito, por cierto, ese estudio—. Sus redactores eran maestros alquimistas que lo escribieron en la lengua que hablaban, el alemán del siglo XIV. Alguien lo tradujo al alemán actual, otro al inglés y servidor al español castellano para entender qué manejos hacían. Todo ese proceso de traducciones sucesivas hacía aún más complejo saber qué querían decir originalmente aquellos hombres. Eran empiristas, aprendían de la experimentación y la observación. No entendían los procesos físicos y químicos que provocaban y les faltaban palabras para definirlos. Por eso, cuando después de un laborioso proceso, decían: «…entonces la sal de piedra fuerte y poderosa aparece como carámbanos de hielo». Estaban diciendo que el salitre (sal de piedra, nitrato potásico) precipitaba y cristalizaba… Simplemente concentraban una disolución hasta conseguir la precipitación de la sal más insoluble cuando se enfriaba. Tenían el procedimiento y el concepto pero no las palabras que explicaran ese fenómeno natural.

La guerra que vendrá. Juan Leyva, Sevilla, 1975
La banalidad del mal es otro ejemplo de pocas palabras que cristalizan un concepto complejo del comportamiento humano. Hannah Arendt necesitó varios artículos y un libro para explicarlo… pero hoy día ya es suficiente apelar a la banalidad del mal para saber que existen hombres sin conciencia de culpa porque, simplemente, cumplen con su sagrado deber sin cuestionarse las consecuencias de sus actos. Hombres que siendo «terriblemente y temiblemente norma-les» cometen atrocidades como triviali-dades de oficina…

Sí, las palabras pueden ser un arma de destrucción masiva cuando las disparan los amorales. Cuando los poderosos son amorales —y para ser poderoso hay que ser amoral— convencen a la gente de cualquier cosa. Nos convencen de quimeras indemostrables y hacen que los hombres matemos en nombre de sus principios o de sus patrias. Ayer mismo, un portavoz israelí hablaba de las decenas de palestinos muertos y miles de heridos en la frontera entre el Estado Judío y la Franja de Gaza (protestaban contra el traslado de la embajada de EEUU en Jerusalén). Los bravos soldados israelíes —que así los llamaba el primer ministro Benjamín Netanyahu— disparaban a los palestinos desarmados y a descubierto que se acercaban a la línea. Los francotiradores judíos, bien parapetados, disparaban a las articulaciones palestinas. Un portavoz israelí decía que estaban defendiendo su casa… yo pensaba que eso era los que están haciendo los palestinos desde hace casi un siglo. Por su lado, el ministro español de asuntos exteriores pedía contención a ambas partes. Yo creo que este hombre, y todos los gobiernos que  permiten que ese despreciable matón de recreo —ese niño torpe, rubio y odioso— haga su santa voluntad, son tan impresentables como el matón de pelos amarillos. Todos representan su papel y lo teatralizan con descaro. Nadie les cree. Ni siquiera ellos mismos se creen su papel… y aunque les abucheemos noche tras noche, repiten la función. ¿A qué coño estamos jugando?

Deberíamos buscar una palabra que defina inequívocamente esta porquería. Una palabra gorda, contundente y sonora… Y encontrada la palabra, proceder todos a una.