domingo, 28 de octubre de 2001


Este artículo se publicó en Diario de Cádiz, 28 Octubre 2001

Polvorin San Geronimo
A la izq. el "almacén para la pólvora de Su Majestad" que se llamaron San Bernardo
(1730). Hoy día rodeado de polvorines tipo B, construidos en la década de los
setenta del siglo XX


El 1 de junio de 2001 el Almacén de Inertes nº 1, situado entre los Polvorines de la Armada en Fadricas, San Fernando, quedó definitivamente vacío. Todo su contenido se había trasladado a la Base Naval de Rota, y ese día el alférez de navío condestable don José Martínez Maqueda echó un último vistazo al interior abovedado y cerró la puerta. Por primera vez en casi trescientos años no guardaba nada. Entonces no lo sabía, pero con ese gesto finalizaba una historia que comienza el 22 de marzo de 1728, cuando el ingeniero director de la Junta de Fortificaciones de Cádiz, don Ignacio Sala Garrigo, tal vez el más notable ingeniero militar español del siglo XVIII, envía una carta al marqués de Castelar.

En esta carta, debido a los accidentes ocurridos en Barcelona, Lérida y Tarragona, reflexiona sobre “las grandes desgracias que pueden suceder con la pólvora y especialmente en esta plaza (Cádiz), donde se halla una gran cantidad de ella en dos almacenes grandes muy cerca uno de otro, y en la torre de San Sebastián, que si por accidente, o por algún rayo, le pegase fuego... discurro perecería sin duda alguna el todo o la mayor parte de esta ciudad...” Para solucionar este riesgo propuso, entre otras posibilidades, construir cuatro almacenes de pólvora, capaces de contener 1680 barriles cada uno, en “las alturas de la entrada de la Ysla de León... no lejos del fuerte o batería llamado la Alcantarilla”. Es decir, en los actuales terrenos de Camposoto. Tres para la pólvora destinada a la plaza de Cádiz y el cuarto para la pólvora de la Marina. Este último, y el Cuerpo de Guardia, se debían construir en primer lugar y con la máxima premura porque el trasiego de pólvora desde el puerto de Cádiz hasta el almacén de Marina entrañaba un enorme riesgo. Castelar y Verbóm así lo entendieron y aceptaron. Pero, de momento, nada se hablaba de Punta Cantera.

Interior del polvorin San Geronimo

Los planos que presentó Sala fueron enmendados por el marqués de Verbóm, Ingeniero Director de las Fortificaciones del Reino, que recomendó a Felipe V se construyeran los cuatro Almacenes de Pólvora como el que se había edificado recientemente en el Castillo de Gibralfaro, Málaga. Y argumenta que en el tejado de madera y tejas que propone Sala “resultarían en breve varios menoscabos a causa de los recios vientos y horrorosos temporales que suelen haber... (parece que Verbóm conocía las consecuencias de una buena levantera), por eso recomienda que la cubierta de los Almacenes y del Cuerpo de Guardia sea una “bóveda, de ladrillo y medio de grueso, cubierta de una costra de hormigón (de tres pulgadas), haciéndola apuntada por ser la que menos empuje causa, y evitar el espesor en las paredes”. Sabia decisión que sirvió para darles la robustez necesaria para llegar intactos hasta nuestros días.

Sin embargo, dos principales vecinos de Cádiz, don Jácome Fantoni y don Simón Sopranis, hacendados en la Ysla de León, se quejaron en junio de ese año al marqués de Castelar porque se había elegido para construir los Almacenes “una llanura que media con términos muy cercanos a los de nuestras casas y haciendas... teniendo todos viñas, huertas, algunos pedazos para sembrados...”, que incluso a Fantoni le tomaban “dos montezuelos de piedra yeso que al presente se está sacando para las obras de la Carraca...” Decían, además, que “si se llega a construir la referida obra de los dichos Almacenes se nos sigue el total perjuicio... que ni podemos ser dueños de nuestras casas, hacienda y tierras pues con sólo el horroroso nombre de pólvora quedará todo inhabitable, y nuestros caudales y posesiones arruinados y perdidos...” Vemos con esto que la historia se repite, y que los actuales reparos para la construcción de un Campo de Tiro en Camposoto tiene viejos argumentos.

Meon del polvorin San GeronimoEn su carta, Sopranis y Fantoni, proponían la Isleta de las Culebras, junto a la Carraca, para construir los Almacenes. Al ingeniero Sala se le ordena inspeccionar ese lugar, y en un demoledor informe lo deshecha. Es entonces cuando deciden apelar a la ciudad de Cádiz para que ampare sus intereses, y el 16 de noviembre de 1728 el ayuntamiento remite al marqués de Castelar un oficio, firmado por Diego Juan de Barrios y Juan Gregorio de Soto, acompañado de un contundente instrumento jurídico que recoge la proposición y los acuerdos del cabildo celebrados el 14 de octubre, el acta de reconocimiento de un lugar llamado El Almendril, situado donde 
actualmente se levanta la depuradora de aguas residuales de San Fernando y Cádiz, y unas conclusiones en las que se hace una encendida defensa de las ventajas de construir en El Almendril. Cuando esto llega a manos de Castelar no le queda otra opción que paralizar el proceso y ordena a Sala un completo informe del lugar que propone la ciudad.

Y mientras todo esto ocurre, don José Patiño, por entonces Secretario de Marina, Indias y Hacienda, había persuadido a Felipe V de que sus planes para potenciar la industria naval que el imperio Español necesitaba, y en lo que respecta a la Isla de León, era necesario contar sin cortapisas con la jurisdicción del territorio que era propiedad del duque de Arcos. En consecuencia, por Real Decreto de S.M. de 31 de mayo de 1729 se ordena la incorporación a la corona del Puerto de Santa María y de la Isla de León “con sus jurisdicciones, señoríos, vasallajes, oficios, rentas y derechos...”. El de Arcos pleitea contra el rey y consigue que se le devuelvan algunos edificios y almacenes del entorno de la Casería de Fadricas, pero la llamada Punta de la Cantera permanecerá en poder real.

Polvorin San Geronimo
El San Jerónimo rodeado de polvorines tipo "B", construidos en la década de los setenta
del siglo XX


Y es aquí, mientras se resolvía el contencioso de la ciudad de Cádiz contra la construcción de los Almacenes de Pólvora en Camposoto, donde se levantarán tres de ellos para uso de la Marina, y se hizo de manera fulgurante puesto que ya era terreno real, y los planos, planes y presupuestos estaban dispuestos desde hacía dos años. Para conseguirlo, siete meses después del Real Decreto de Incorporación, mediante la Real Orden de 24 de Enero de 1730, Felipe V dona a la Marina una superficie de 82900 m2 en Punta Cantera. Y sólo once días más tarde, el 5 de febrero, el Ingeniero Director de la Junta de Fortificaciones firma en la notaría gaditana de don Francisco Pérez Angulo las “Condiciones que debe observar el ascentista que realice los tres Almacenes de Pólvora y Cuerpo de Guardia que se han de executar en el lugar de la Cantera de la Ysla de León”. La obra también incluía las garitas y los recintos que rodeaban los almacenes. Dos contratistas, don Jerónimo Prats y don Jacinto Piñol aceptan las exhaustivas condiciones que Sala les exige y se comprometen a entregar la obra en diciembre del mismo año. Así se hizo y Sala lo comunicó al marqués de Castelar el 2 de enero de 1731.

El primer almacén, el más cercano a la punta, se llamó Santa Bárbara, e hizo las veces de polvorín de la batería de Punta Cantera, que se artilló durante el asedio francés de 1810/12 (en realidad se reconvirtió en cuartel para tropas inglesas: el reducto inglés nº 22). Y más tarde, en 1820, contribuyó con su fuego a defender las posiciones de los rebeldes constitucionalistas contra los realistas de Fernando VII. La desmantelaron los Cien Mil Hijos de San Luís, pero el Santa Bárbara siguió utilizándose hasta que en 1969 se derribó para levantar sobre su solar el moderno polvorín A-3 de Fadricas.

Los otros dos se llamaron San Bernardo y San Jerónimo, y aún permanecen en pie, airosos y sin una sola grieta. Han perdido las garitas y el recinto amurallado que los rodeaba, pero siguen siendo la sólida construcción que ideó el Ingeniero Jefe, Jorge Próspero Verbóm, y que Ignacio Sala ejecutó para nosotros. Desde 1730 han sido testigos de las vicisitudes ocurridas en la Real Villa Isla de León, antes de ser ciudad... eso si, las higueras han prendido en su techumbre y como no pongamos cuidado, lo que no ha destruido el tiempo ni los enemigos, lo harán las raíces de un ficus.

Cuando en junio de 2001, el subteniente condestable Maqueda, cerró las puertas del San Jerónimo y San Bernardo concluyó una época... esperemos que no sea la última para estos ilustres y desconocidos edificios de San Fernando.

Plano Casa Blanca
Copia de un plano del último tercio del siglo XVIII, que muestra la situación de los tres primeros almacenes para la pólvora de Su Majestad (Punta Cantera, Ysla de León-Cádiz), el espigón para su embarque, la Casa Blanca, el embarcadero de las fadricas y otras construcciones del entorno. El original se encuentra en el Museo Naval de Madrid (P-2C-4).