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lunes, 7 de noviembre de 2011

Notas para el hijo de Felipe

El hijo de Felipe tiene veinte años, el pelo corto y una pulsera con los colores de la bandera española en la muñeca derecha. Remata la pulsera con un escudito del aguilucho imperial (el de la bandera de don Francisco). Viste bien. Es simpático. Están en el sepelio de su abuela, en el tanatorio de un pueblo del sur…
El hijo de Felipe no habla en susurros, habla en tono normal, distendido y sin complejos. A los cinco minutos, todos los oyentes le conocen perfectamente porque él se ha encargado de dar a conocer sus cosas… yo creo que le gusta tener oyentes y provocar reacciones.
No sé muy bien cómo ha sido, pero el hijo de Felipe inicia un soliloquio público (valga la contradicción). Debe pensar que todos los del corro son de su misma cuerda, y en muy poco tiempo ya ha dicho que pertenece a las Nuevas Generaciones del Partido Popular, que está deseandito de que llegue el 20N para votar a Rajoy y que se vayan todos estos degenerados a la puta calle (dicho así, con manifiesto desprecio en el tono, alargando la U de puta y exagerando el morrito). También dice que él expulsaría de España a los chinos; que a los moros había que echarlos sin contemplaciones a su puto país de mierda, y que allí construyan todas las mezquitas que les salga de los cojones. Dijo también que a los maricones no se les podía consentir ni una, que era una vergüenza cómo estaba España con tanto maricón suelto; que una paliza de vez en cuando y esto se terminaba… que, bueno, que los machu-pichu se podían quedar porque esos sí trabajaban y por lo menos hablaban en cristiano. Pero que cuando él tuviese una machu-pichu trabajando en su casala mandaría dormir al garaje…y todo eso lo dice con ademán firme, la mirada clara y lejos y la frente levantada. No sé… el hijo de Felipe tiene un léxico bronco, adecuado a sus ideas.
Los oyentes del hijo de Felipe le ríen las gracias. Nadie le afea el discurso, son amigos de Felipe y está presente. Sí, le ríen las gracias. Seguramente por discreción, porque dudo que todos los de ese corro sean de su misma cuerda ideológica. Simplemente porque no es el momento ni el lugar de iniciar una discusión con tal engendro. Y así cree el hijo de Felipe que su discurso es un discurso normal. Está convencido de que es un discurso normal y aceptado.
Me pregunto que habría hecho yo si hubiese estado presente… lo más probable es que nada, me habría mimetizado con el resto. Pero habría buscado una mirada con Felipe –que asiste en silencio, visiblemente avergonzado y mirando a las esquinas-, en la inteligencia de decirle sin palabras …ya ves, viejo amigo, te implicas en educar hombres de bien, y luego sale esto
No sé, la verdad… me habría gustado decirle al hijo de Felipe que no iba a entrar en discusión, pero que constara que yo no le reía las gracias. ¡Por lo menos eso! Me habría gustado decirle que me parecía una obscenidad las cosas que estaba diciendo. Que los Reyes Católicos ya habían hecho canalladas parecidas a las que él pretendía, y que era indignante escuchar ese discurso homófobo y xenófobo porque demostraba que estamos como hace quinientos años.
Le diría que la generación de sus padres nos hemos pasado media vida haciendo pequeñas cosas para que los maricones, que él tanto desprecia, tengan la dignidad que le quitan engendros como él. Y que la otra mitad de la vida nos la hemos pasado haciendo pequeñas cosas para que las mujeres y todos los seres humanos tengan los mismos derechos que cualquier otro ser humano… para que ahora venga este troglodita ideológico de pelo corto y banderita en la muñeca haciendo gracias con lo que ha sido la lucha vital de varias generaciones.
El problema es que el hijo de Felipe no está haciendo chistes: ESE ES SU DISCURSO BÁSICO.
Así que, con estos muebles ideológicos en las cabecitas de las nuevas generaciones, cocidos a fuego lento entre ellos mismos, sin influencias externas y sin lecturas extrañas, sin autocrítica; con el silencio cómplice de sus mayores que le ríen las gracias y el beneplácito de sus mentores políticos… y con más diez millones de votos en el bolsillo…
…no es precisamente el país que uno soñara. Será el de ellos, al mío no lo reconozco. Y vuelta a empezar. ¡Qué cansancio, pordió!


P.D. Y conste que el hijo de Felipe es real, existe. Y el discurso del hijo de Felipe es literal… y el cansancio, también es real.

viernes, 23 de marzo de 2007

Nuevas Generaciones y el Juez Dreed

A veces me sorprenden ciertas noticias porque parece que estuviéramos en los mundos que describían las novelas de ciencia ficción de hace cuarenta años. En esos entrañables relatos se dibujaban mundos decadentes en el aspecto ambiental y social. A veces el escenario era un planeta Tierra oscuro y degradado por los hombres... por los altavoces se avisaba de la cercanía de una tormenta de lluvia ácida y había que protegerse de tal manera; otro día el índice de radiación ultravioleta superaría tal grado o los niveles de ozono bajarían tantos enteros; en otros el calor propiciaba la proliferación de plagas de insectos… Cosas que hoy día no nos sorprenden porque ocurren en la realidad.

Pero más me interesaban los relatos que tomaban un aspecto o una tendencia de la aquella sociedad, lo desarrollaban a la enésima potencia y lo presentaban como la realidad futura. En este tipo de CF son clásicas algunas obras de Bradbury, Orwell, Dick, Le Guy, Huxley, etc. Estos relatos tenían el interés apasionante de descubrirte la propia sociedad desde “arriba”… y eso ocurría entonces con la lectura porque no existía el cine (en la dimensión actual), ni los juegos de ordenador, ni las consolas ni los juegos on-line. Reconozco que hoy día es más fácil ver que leer.

Por eso el medio audiovisual puede ser un peligro tremendo si se usa para propagar mensajes filofascistas adornados con la estética de la ciencia ficción. No hablaré de juegos porque los desconozco todos, pero algunas películas pueden ser demoledoras. Estoy pensando, por poner un par de ejemplos, en Starship troupper y El Juez Dredd.

En la primera se describe una sociedad totalmente militarizada debido a la superior causade defender a la humanidad de unos asquerosos insectos interplanetarios… el protagonista llega a decir que los civiles son unos parias por no embutirse en uniforme para destripar insectos. Es decir, la civilización moralmente correcta es la cuartelera, la que no piensa, la que sólo obedece órdenes del superior, la que no discute y es acrítica... y para eso es imprescindible tener a un enemigo siempre acosando, aunque haya que inventarlo. El mensaje es diáfano… lo que no tengo claro cuando lo comparo con la vida misma es a quien pondría la etiqueta de insecto.

En la segunda peli, Stallone es un super-señor acorazado y super-armado que se presenta con su super-moto en el escenario de una trifulca; llega, mira, estudia, juzga… y ejecuta sin el menor remordimiento. No existe acusación, ni presunción de inocencia, ni defensa jurídica, ni apelación a un tribunal superior, ni casación, ni abogados ni fiscales ni más derechos: Soy el Juez Dredd… y todos se acongojan.

…sin dudarlo, Dredd tiene que ser el héroe de los impresentables de Nuevas Generaciones del Partido Popular que anoche se manifestaron frente a la fiscalía para protestar por el sobreseimiento de la causa contra Otegi. Estos energúmenos, sin duda amantes del señor Lynch y apasionados del Juez Dredd ya habrían exterminado a todos los nacionalistas No Españoles… son los mismos que gritaban (que lo he oído): “Zapatero, a la fosa con tu abuelo”

Sin duda, son los diamantes (en bruto, claro) que atesoran en el Partido Popular para el futuro.