lunes, 29 de julio de 2013

El tótem de los reyes muertos


Ya es final de Julio. No sé qué pasa este año, pero el verano se está yendo a una velocidad endiablada. Es lo que tiene el tiempo, que parece discurrir más rápido justamente cuando menos queda. Pasa eso, que lo aprecias mejor cuando lo ves escapar por entre los dedos… como arena de Camposoto.
No sé, pero mi tiempo, el de este jubilado, ya no es un tiempo productivo… y eso resulta nuevo y extraño. Uno observa lo que ha ocurrido, que pasas la vida buscando rentabilizar económicamente el tiempo, pero ahora lo dejas discurrir mientras tallas caritas de reyes muertos en un palo… y eso acarrea cierta sensación de culpabilidad.
- ¿En qué andas metido?
- Pues no, amigo, no tengo ninguna rutina, una día es distinto del siguiente, o igual, no me importa. Ya veremos cómo nos encuentra el día...
La teología neoliberal nos ha robado hasta la libertad para utilizar nuestro tiempo sin remordimientos.
¡Son criminales!


lunes, 22 de julio de 2013

Hay que ser gilipollas

Decía un veterano actor argentino que en realidad le habría gustado ser haragán; vivir del cuento, sin responsabilidades, sin ataduras y libre. Joder, yo también, pensé… Pero no duró mucho esa percepción. Hoy pienso que no tenemos derecho a permanecer impasibles cuando uno es medio consciente de lo que está pasando con la civilización que teníamos. Hoy es tan evidente la agresión a la gente que me parece un crimen conocer la enorme injusticia y seguir inactivo.


Bisabuela y bisnieta… por ellos.
Tengo una amiga que prefiere permanecer en la ignorancia de lo que pasa porque dice que así es más feliz; se auto limita a lo que hay entre las dos esquinas visibles y se conforma con vivir el día a día sin resistir… pero servidor no puede hacerlo. Hace muchos años que resolví ese viejo dilema a favor de la beligerancia (ser ignorante y feliz o ‘conocer’ y en consecuencia adoptar un compromiso)
…sí, un compromiso con la beligerancia, aunque sea una beligerancia teórica, con palabras, porque nunca he sido valiente.
Hay un grupo en Facebook que se llama ‘Tanto gilipollas y tan pocas balas’. Me da vergüenza reconocerlo, pero opino lo mismo… el problema es que a veces pienso que nosotros, la gente de la calle, los que sufrimos la dictadura del poder financiero y la teología neoliberal, somos realmente los gilipollas… Y lo somos por permanecer impasibles como burros, soportando las embestidas de ese poder que nos roba la sanidad, la educación, el amparo social y el futuro de nuestros hijos sin salir a la calle y liarla parda.
Todo lo contrario… ahí tenemos al pobre indigente intelectual que nos gobierna en España, un mentiroso sin credibilidad, un simple lacayo de los poderes financieros, que en lugar de marcharse a su casa insiste en mantener la franquicia de ese poder sobre sus hombros… pero sólo es un pelele útil para los poderosos porque tiene la mayoría absoluta de una democracia que solo es un voto cada cuatro años… y pare usted de contar. Pues ahí le tenemos, ‘sobrecogido’ in fraganti… y nosotros, la gente de la calle –y yo el primero-, esperando que pase algo sin darnos cuenta que somos nosotros los que tenemos que hacer que las cosas pasen… ¡¡Joder!!


sábado, 13 de julio de 2013

Crónicas de jubilación: El Barrero

Estoy de vuelta cuando los bares empiezan a abrir y el sol apenas despunta. No está mal sentarse en una mesa rústica del Barrero y dejar pasar el rato. No hay niños en el parque –no es hora para ellos-, sólo gorriones y mirlos… No sé, pero cada día que pasa hay más mirlos. A este paso van a desplazar a los gorriones y a mi compi no le gusta nada este asunto –lo hemos hablado-, ella es más de gorriones que de mirlos.

El Barrero: Campo de la Constitución de 1812. San Fernando
Apenas hay gente por el parque del Barrero. Una señora joven y bien parecida conversa con su perro en voz alta, y se explaya mientras piensa que está sola. Cuando me ve, se calla y revisa la bolsa de plástico para la próxima mierda del perrito. Servidor sonríe y toma nota…
Torrealta vigila desde los tiempos de los reyes católicos, y la bandera que ondea por allí nos explica que hay brisa fresca de poniente. Con poniente se puede vivir, jolines…
…queda lejos la mirada de Bretón, el asesino de sus hijos, esperando la sentencia sin pestañear. Y queda lejos la corrupción que mina los cimientos de esta democracia formal y enferma. Pero no, no estoy dispuesto a que esas cosas sean hoy el centro de mi atención… que está uno harto de centrarse en asuntos ajenos. No sé, un día descubres que a fulanito lo han despedido, que a menganito se le acabó el paro, que a zetanita le han detectado un bultito que hay que mirar… o que a Alejandro le han llevado un gavilán cangrejero con un ala rota… ¿y ahora que hago yo con esto? Y esas cosas cercanas te duelen más y son más reales que el psicópata o el político ladrón…
…sólo con el tiempo aprendemos que lo único fundamental es estar vivo.


martes, 9 de julio de 2013

Crónicas de jubilación: La cálida meada de Juan

Es Julio y no tengo cuerpo de vacaciones. Creo que va a ser por mi nueva condición de jubilado… y no creo que eso sea bueno porque así pierdo un motivo de euforia.

La terraza del 44 por la mañana temprano. San Fernando
Procuro observar las cosas como si el mundo discurriera sin mí… que, por otro lado, es exactamente lo que pasa, quiera uno o no quiera. La gente desayuna café y churros en ‘El 44’. No hay niños en la plaza, a la sombra del general franquista bilaureado. Tampoco pasean chicas guapas… el jubilado lo tiene observado: las chicas guapas son una subespecie humana de hábitos nocturnos, salen de la madriguera al atardecer.
Parece que Luis Bárcenas está tirando de la manta y empieza a largar lastre para dejar en evidencia al Partido Popular, pero casi me da igual… ya lo sabíamos, ¿no?
Y mientras Bárcenas larga sus cosas —la señora Cospedal dribla en diferido y el presidente ‘…de lo segundo ya tal’—, a servidor le contaban que Juan llegó a casa con tal borrachera que se meó en el carrito de la compra… «Sí, pero levanté la tapa y lo meé todo dentro, como me tiene dicho Maribel».
Por lo visto, a los cuatro días, cuando esa mujer, jartita de fregar la cocina buscando eliminar ese olor a pescado podrido, descubrió la fechoría… Esa mujer —con tal carácter que le tiró a su ex marido una guitarra californiana desde un onceavo piso—, si pilla a Juan en ese momento lo mata. Menos mal que, inteligentemente desapareció de la escena del crimen durante un par de días. Y, finalmente, ya más templada Maribel, se conformó con difundir el asunto de la meada en el carro de la compra a to_dios (como Bárcenas pero a nivel de Meadero de la Reina, en Puerto Real)… al frutero, al del pescao, al carnicero, a la panadera, al podólogo (que le tocaba por esos días) y a los compañeros de Juan. Superados los primeros momentos de desorientación, hoy el hombre lo sobrelleva con cierta dignidad.
Y ahora, en vez de Juan le dicen ‘el Manolo Escobar’… por lo del carro, claro.


martes, 2 de julio de 2013

El arte de repartir hostias

Hay una foto antológica de Pinochet comulgando. Desconozco el origen, lo siento. Una delicada mano, ensortijada en oro, le ofrece una hostia consagrada, y el asesino la recibe en la boca con los ojos entornados… el Hijo de la Gran Puta parece extasiado.

La recibe –la hostia, digo- con semblante contrito, como sintiendo la paz celestial desparramándose por sus entrañas de pus.
'Te recuerdo Amanda, la calle mojada… con él, que partió a la sierra, que nunca hizo daño, que partió a la sierra, y en cinco minutos quedó destrozado…'
Sí, hay días en los que YA nada te parece importante porque de eso se trata, de que te aburras y abandones tu pizca de crítica a la situación. Días en los que ya no son novedad ni los corruptos, ni los políticos que traicionan los votos, ni los poderes financieros que esclavizan a la gente, ni los descerebrados que adoran la teología neoliberal que condena a sus propios hijos y nietos a la inanición profesional… pero una foto te saca de la modorra.
La foto es todo un tratado: El poder eclesiástico pillado in fraganti en coyunda mística con la fuerza bruta, con el poder de las botas claveteadas que defienden a los privilegiados de siempre, a las clases de bien y de orden, a los que gobiernan de toda la vida…
Ambos poderes, el eclesiástico que bendice, y el de las clases privilegiadas, son a la postre el único enemigo de la gente. No deberíamos olvidarlo…
…al fin y al cabo ambos reparten las hostias.

El Gran Cabronazo, con la de gente que estaba torturando en esos precisos momentos, no siente el menor reparo ético en recibir el mismísimo cuerpo de Cristo. Ni él tiene reparos, ni el 'delicadito' que se la ofrece.