martes, 23 de diciembre de 2014

Sinceramente, no sé si reír o llorar

El sistema neoliberal que gobierna el planeta nos ha llevado a contradicciones perversas y ridículas. Son cosas que se ven paseando por cualquier calle del opulento occidente, en cualquier de Navidad…

…y eso me ha llevado a comprender finalmente cómo se defienden las cebras. Lo he visto con mis propios ojos. Si la manada de cebras está bien agrupada el león sólo percibe una mancha de rayas sin forma, y es incapaz de identificar un ejemplar aislado para atacarlo. Eso mismo me ha pasado esta mañana. Mi compi me ha pedido que buscara un rompecabezas para la pequeña Vega en una Gran Superficie… y sólo he visto una mancha rosácea que ocupaba toda la estantería. Me resultaba dificilísimo aislar un juguete en esa masa abigarrada de color rosa… igual que un león frente a una manada de cebras.

 

Y, además, a la pequeña Vega le importa un carajo si le regalo un rompecabezas o le saco un viejo cuento de su padre como si fuera nuevo. Hoy me parece una tontería comprar un rompecabezas por el simple hecho de todo el mundo compra cosas, las que sean... en una vorágine de consumo irreflexivo. No sé, me parece que cada año que pasa me voy pareciendo más a Ebenezer Scrooge, el avaro y miserable personaje de Dickens... que hasta se me está poniendo el mismo gesto de acritud vital. ¡Por Dios!

Esa estantería rosa llena de cosas amorfas me ha llevado a reflexionar sobre la importancia de mimar al árbol si queremos tener un bosque… a recordar que el individuo es el meollo de todo constructo social, y que si nos centramos en el espejismo de lo global entonces desdibujamos al individuo y lo reducimos a un excedente prescindible. Es justamente lo que hace el poder financiero neoliberal que gobierna sobre las democracias formales: convertir a las personas en peones desechables, en excluidos, en sobrantes.

¡Lo que son las cosas! Esa enorme estantería irresoluta me ha demostrado otra vez lo ridículo y absurdo del comportamiento que nos obligan a adoptar. Fabricamos cosas inútiles y gastamos en ello materias primas irremplazables. Destruimos una energía que se agota y en el proceso calentamos el planeta hasta superar su nivel de regeneración. Luego las distribuimos por todo el mundo para que las compremos y a continuación las tiremos a la basura. Y hacemos eso en una espiral que se acelera porque si se detiene nos vamos directamente a la mierda. ¡De eso nos han convencido los poderosos! Nos han adoctrinado para que pensemos que fuera de este absurdo no existe alternativa. Y, para colmo, en el proceso se enriquecen unos pocos y quedan excluidos de la tarta la inmensidad de individuos que participan en la producción, distribución y venta.

Sí, el asunto es que fabricamos montañas de cosas inútiles que sólo apreciamos los primeros cinco minutos… Estamos completamente locos si no cambiamos esta economía suicida por otra sostenible y justa.

Y en esas reflexiones estaba cuando me entero que los comerciantes de mi pueblo nos han invitado a hacernos “…un selfie mientras consumimos o compramos en los negocios del centro de la ciudad”. Y el que tenga suerte ganará una cena para dos personas. ¡Dios mío! Si los dioses existieran no podrían pasar estas cosas.

Sinceramente, no sé si reír o llorar. Entiendo que los comerciantes de mi pueblo quieran activar las ventas frente a los grandes centros comerciales. Están obligados a hacer estas cosas para sobrevivir. Y se entiende si pensamos con esta lógica perversa. Pero esa comprensión y solidaridad no quita que sea crítico con un consumo irresponsable. Este es un sistema económico tan demencial y tan autodestructivo que pasamos por alto que hacerse una foto mientras se consume no es un valor que merezca recompensas… al contrario, es más bien una muestra de estulticia.

…porque si no compramos y tiramos, y repetimos el proceso de forma ilimitada, se nos viene abajo el tinglado. Hay que consumir cualquier cosa, no importa si es inútil o efímero. Compramos, regalamos y cuando nos damos la vuelta, se guardan en el cajón de cosas inútiles para tirarlas cuando se nos olvida el origen. Compramos sin ilusión para hacer regalos que no ilusionan.


Lo sé, lo sé... Ni el señor Scrooge escribiría con tanta acritud.

 

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Lo bello en un muro de cementerio

En el cementerio de los ingleses, Isla de León. 
Un atardecer de otoño.

Los cimientos del viejo cementerio están construidos a escasos centímetros del mar. De hecho, cuando la marea está alta, el agua lame todos los días una de las esquinas del viejo cementerio, precisamente la que se ha desplomado por completo. Son cimientos siempre húmedos, encharcados de agua salada.

Y sobre esos cimientos del camposanto crecen, sin ningún tipo de aislamiento, los muros que rodean el solar. No existen impedimentos para que el agua del subsuelo ascienda por capilaridad a través del muro perimetral hasta una línea que suele ser paralela al suelo. Línea que es el límite máximo de evaporación de la humedad ascendente… y para formar esa línea se establece una competencia feroz entre la presión hidráulica de la capilaridad, el diámetro de los poros, la fuerza de la gravedad, a tensión superficial del agua, la saturación de la disolución, la densidad y viscosidad del líquido que asciende, y no sé cuantos parámetros más con el resultado de una línea máxima de evaporación paralela al suelo del viejo cementerio. ¡Qué pena no saber con claridad las cosas que suceden!

Cementerio de los ingleses, Isla de León.
Bellas formas aleatorias en la degradación del mortero de cal

¿Quién dijo que no hay belleza en la química, si es químico todo mecanismo de percepción de la belleza?

Esa agua que asciende por capilaridad a través de la argamasa de cal y arena —también a través del mampuesto—, provoca lentos pero constantes procesos químicos. Se disuelven las sales solubles provocando micro oquedades. Se hidrolizan otras (en el mortero, el carbonato de calcio insoluble se rompe y transforma en bicarbonato, soluble, que es arrastrado) Y, finalmente, cuando se evapora en una línea paralela al suelo, ocurre la precipitación de todas las sales disueltas, que provocan a su vez eflorescencias externas y, si cristalizan en el interior del material, producen un efecto cizalla que rompe el mortero y la piedra.

El proceso químico provoca una degradación progresiva de los materiales más susceptibles de ello, de forma no uniforme, y produce formas aleatorias en la superficie del viejo enlucido. Formas que a veces nos sorprenden por su belleza, aunque estén en las paredes de un viejo cementerio.

Aunque no sea su propósito, los grafiteros ayudan a realzar
la belleza de las formas aleatorias del mortero

Y así es como, poco a poco, el mortero pierde su carácter aglomerante, la arena se desmorona y, ayudado por la lluvia y el viento, se cae en enlucido exterior descarnando la piedra. Al mismo tiempo que la argamasa pierde sus propiedades mecánicas, la roca ostionera o el ladrillo van dejando de estar trabados y la conclusión del proceso es evidente: la parte inferior de los muros del cementerio se desmoronan, y progresan a partir de un pequeño agujero en el mismo…

…pero mientras caen tenemos una sorpresa visual en sus paredes. En los muros del viejo cementerio no aparecen retorcidos fantasmas, son bellas formas aleatorias, consecuencia de leyes físicas y químicas, producto de la naturaleza para disfrute del que pueda y sepa verlo... mientras duren.


martes, 2 de diciembre de 2014

San Fernando, reserva espiritual de Occidente

El ayuntamiento de mi pueblo, San Fernando, que -nos guste o no-representa a todos sus ciudadanos, crédulos e incrédulos, ha vuelto a hacer el ridículo participando en espectáculos confesionales propios de una España que era Bastión del Cristianismo y Reserva Espiritual de Occidente... Aquí la noticia

Probablemente los dioses no existen y la creencia en tales sólo sea una entelequia surgida del propio hombre. Probablemente la necesidad de creer sea un trasunto que encaja perfectamente en los avatares evolutivos de las especies homo, y por eso todas las culturas de todas las épocas hayan creado panteones y universos mágicos para resolver las preguntas antropológicas. Y, adheridas a las respuestas, siempre afloran castas sacerdotales que las gestionan a su antojo.

Las creencias en entidades de otra dimensión no es cosa de razonamientos. En esto no cabe método científico ni empirismos para llegar al conocimiento. Aquí se cree en dioses porque nos han alimentado con tales cuentos desde la más tierna infancia… y para muchos (tal vez una inmensa mayoría) eso es suficiente para que se asuman tales cuentos como realidades incuestionables…

...bueno, cada uno cree en lo que le dejan, en lo que puede o en lo que le conviene. Es una opción personal (aunque no siempre lo es si no se alcanzan las herramientas culturales para escapar) Pero que los políticos de mi pueblo, con los atributos propios de alcalde y concejales, y actuando como tales, impongan con su ejemplo tales creencias a todos los representados, como si fuera algo razonable y lógico, además de una patochada, es un abuso de confianza. La confesionalidad del Estado y de todas sus instituciones esta abolida en la constitución del 78... A título personal cada uno puede hacer lo que plazca, pero el alcalde y los concejales que me representan tienen que estar por encima de estas tonterías por mucha tradición que exista detrás.

Habría que empezar a ser serios.

En la imagen: Momento en el que el regidor prende las Llaves de la Ciudad del fajín del Patrón. Tomada de Diario de Cádiz

lunes, 1 de diciembre de 2014

Momentos hospitalarios

En la habitación de atrás malvive un señor muy mayor y diabético. Le han cortado las dos piernas y, además, debe tener demencia senil. Está sólo. Dicen en los pasillos (porque al final aquí todo se sabe) que su mujer vive también sola por el Tesorillo, que tiene que coger tres autobuses para visitar a su marido, y que no le llega con la mierda de pensión que le ha quedado. Por eso está sólo todo el día.

El pobre hombre se queja, se lamenta y acaba dando alaridos cuando se le pasa el efecto de los analgésicos. Sobrecoge oírlo. Lleva así una semana. Al principio era dramático y todos estábamos impresionados. Hoy sus gritos y lamentos forman parte del entorno hospitalario.

Nuestra nueva vecina de habitación es una señora de ochenta años, vivaracha y muy arrugada. No fuma, "vapea" constantemente desde una especie de cilindro con boquilla. Dice que tiene muchos nietos y los tiene repartidos por Inglaterra y Gibraltar, estudiando unos y trabajando otros. Cuidan a la señora su hermana mayor, de ochenta y dos, que viste vaqueros y pañuelo palestino al cuello, y su nieta preferida, que estudia gestión de empresas en Madrid, y dentro de tres días se marcha a New York con una amiga. 


La nieta es guapísima, alta y rubia, y además simpática. Mi hermana le ha propuesto matrimonio en nombre de su hijo, mi sobrino, y la chica se ha reído. Viste jersey holgado, rojo, y mallas negras muy ajustadas. Tiene bonito tipo la rubia, y mejores formas ocultas…

…pero no sé. El diabético sin piernas ha recomenzado sus gritos de auxilio y la abuela se acaba de tomar un frasquito de esos para evacuar las tripas, y se caga cada diez minutos dejando turbios efluvios por la habitación… y así como que no encuentro yo la manera de dedicarle a la rubia un pensamiento erótico…

...o eso, o que se me está pasando la cosa erótica a un segundo plano.

No sé yo. No sé…