jueves, 3 de noviembre de 2016

Historias en diferido: Cuando llegan las lluvias

Sobre las peripecias de Alex y Yoli, cooperantes en la Comunidad Inti Wara Yassi, selva amazónica de Cochabamba.

Episodios anteriores: 1 – De Viru-Viru a Campo Machía / 2 - La imprudencia de Luisito / 3 –Yoli Potter / 4 – Cebo humano / 5 – Hércules, Cremosito y el carachupa / 6 – Río Paracti / 7 – El pequeño tamandúa no tuvo nombre / 8 – Una hija de puta llamada Paraponera Clavata / 9 - La selva huele a libertad


Cuando llega la temporada de lluvias la Amazonía boliviana se vuelve silenciosa. El agua forma riachuelos en los caminos, y en Parque Machía los animales se aquietan y se callan, como si sestearan. Los voluntarios se van marchando a sus países de origen, y el español vuelve a ser la lengua dominante…

…se marchó Thomas, un alemán trotamundos, sin familia, como de cincuenta y cinco años, que trabajó en su país en mil cosas distintas hasta que, cansado de una vida insulsa, vendió su casa, su coche y se vino a Sucre. Y por allí anda, se ocupa en lo que le sale pero necesita muy poco para vivir. Thomas parece que ha comprendido qué es lo realmente importante. Y cuando ahorra un poco se viene a Parque Machía una temporada para hacer lo que realmente le satisface… ahora, con las lluvias y sin dinero, se ha vuelto a Sucre.

También se marcharon Celina y Brass, una polaca y un español de Pontevedra, que se conocieron por casualidad en París. Fueron de mochileros, cada uno por su lado, y se enamoraron después de la primera mirada… pero como todo es efímero en esta vida, cuando acabaron las vacaciones cada uno volvió a su país con su mochila vacía. Sin embargo, parece ser que en la lejanía comprendieron que lo suyo era algo más que tres días y quinientas noches y por eso planearon un viaje por América Latina de cuatro meses… se darían a sí mismos ese tiempo para conocerse, amarse o abandonarse. Y remataron el plan recalando en Parque Machía… dice Yoli que sí, que Celina y Brass han superado su propia prueba y seguirán juntos en algún sitio de España, donde no llueva tanto.

Cena de despedida de cooperantes en la Comunidad Inti Wara Yassi

Y se marcharon Iselda y Marta, dos estudiantes de veterinaria, colombiana y boliviana respectivamente, que hicieron prácticas en la clínica de Parque Machía. Y se marchó una rubia robusta y rotunda, guarda forestal de Nueva Zelanda, hiperactiva. No se quedaba quieta la chiquilla ni un minuto… Y se marchó Anna, una veterinaria australiana, experta en cirugía, que enseñó muchas cosas a Yoli… y también Fer y Lani, una pareja de veterinarios españoles. Él fue el que cosió la oreja colgante de Alex cuando Alvarito, el capuchino loco, se la desgarró. Y ahora Yoli está sola en la clínica…

También se marchó una chica llamada Roni… pero se llevó a Goodall. Cuando Roni llegó de Israel, Goodall era un perro agresivo —sobre todo con los chicos, dice Alex—, solitario y sin dueño aparente. Deambulaba por la zona al calor de la poca comida que los trabajadores del parque le arrimaban, pero, debido a su agresividad, nadie se hacía cargo de él. No se sabe cómo, pero ocurrió un flechazo entre Roni y Goodall. El animal aplacó su agresividad desde que la chica se hizo cargo de él. El problema se planteó cuando pasaron los seis meses y se acercaba el momento de la separación. Todos temían que cuando se marchara la cooperante, Goodall volviese a ser un problema… pero la israelita decidió llevárselo. Removió cielo y tierra hasta conseguir todos los papeles necesarios, y pagó cuantas untadas hubo que untar, pero se marcharon juntos… A Yoli le parece una historia tierna. A servidor también.

Roni y Goodall se marcharon juntos.

Pues sí, cuando empiezan las lluvias la Amazonía boliviana se vuelve silenciosa. El agua forma riachuelos en los caminos, y en Parque Machía los animales se aquietan y se callan, como si sestearan…

3 comentarios:

lomusila dijo...

Que gratificante es conocer tantas personas tan particulares.

PACO "CEUTA" -- LÁGÜELO-- dijo...

Alucinante, y eso que no estas allí; esas historias , son historias desde el corazón con corazón. Buen relato Ave que vuela alto, este EMOTIVO.

Miguel Ángel López Moreno dijo...

Gracias, amigos. Me encanta que os guste!