Sobre las peripecias de Alex y Yoli,
cooperantes en la Comunidad Inti Wara Yassi, selva amazónica de Cochabamba.
Episodios anteriores: 1 – De Viru-Viru a Campo Machía / 2 - La imprudencia de Luisito / 3 –Yoli Potter / 4 – Cebo humano / 5 – Hércules, Cremosito y el carachupa / 6 – Río Paracti / 7 - El pequeño tamandúa no tuvo nombre
Hay
una escala gradual que mide el dolor provocado por la picadura de un insecto.
La estableció en 1980 el entomólogo norteamericano Justin Schmidt del Instituto
Biológico de la Universidad de Arizona.
El
Índice Schmidt va del 1 al 4. Las abejas de la miel, provocan un dolor de nivel
1… el nivel 4 es treinta (30) veces más intenso y, en palabras del propio
Schmit es un dolor “…puro, intenso, brillante… es como caminar sobre carbón en llamas
con un clavo de tres pulgadas penetrando el talón del pie". Los
desafortunados que lo han experimentado confirman que es algo realmente
insoportable, el mayor dolor provocado en la naturaleza por un ser vivo a otro
ser vivo.
Lo
produce la hormiga más grande que se conoce, normalmente tiene de dos a tres
centímetros de longitud y se parece más a una avispa sin alas que a una
hormiga. La paraponera clavata, no
muerde, inyecta la neurotoxina con un aguijón abdominal y el dolor mantiene su
intensidad durante 24 horas. Es decir, no es un pinchazo puntual, es un dolor
intenso y punzante que llega a durar hasta un día entero. De ahí que popularmente se le
llame Hormiga 24. Otros identifican
el dolor de la picadura con un balazo, por eso en otros países la llaman Hormiga Bala. Su nombre científico procede
de la palabra griega ponerina, que
significa dolor. Vive en nidos que
construyen en la base de los árboles, en las selvas húmedas de América Latina. Son
colonias poco numerosas, a lo sumo quinientos ejemplares. No hay que
molestarlas. Vivir y dejar vivir es lo mejor con estos bichos…
Hay
una tribu amazónica —el pueblo Sateré-Mawé— que las utiliza en ceremonias de
iniciación. Los jóvenes meten las manos en bolsas llenas de estas hormigas y
tienen que soportar los aguijinazos con entereza. Superada la prueba, son
considerados cazadores y adultos…
…a
Alex le picó una mientras recogía la ropa tendida en Parque Machía, la amazonía
boliviana. Hay muchas por allí. Y por la habitación que comparten Alex y Yoli se
cuelan escorpiones, escolopendras, estas hormigas y demás insectos raros que
viven en las rendijas. Alex no mata insectos. Coge a los escorpiones por el
aguijón y los saca al exterior… en casa, incluso me riñe cuando
aplasto una repugnante cucaracha. Pero la hideputa Paraponera Clavata se sentiría amenazada por este humano y le inyectó su
neurotoxina.
Yoli
escuchó los gritos agónicos desde el otro extremo del parque. Dice Alex que se
quería morir, que el dolor era tan insoportable que no paraba de dar puñetazos
a las paredes (al día siguiente le dolían más los puñetazos que la picadura). No
creo que con esa reacción el pueblo Sateré-Mawé considere adulto a Alex…
…algún
lumbrera dijo una vez que lo que no te
mata te hace más fuerte… pero, joder, malditas las ganas de hacerte más
fuerte.
Para
saber más sobre esta fascinante hormiga > AQUÍ
8 comentarios:
¡Prefiriría quedarme niña!
¡Prefiriría quedarme niña!
Ufff, pobre Álex. Toda mi solidaridad con el chaval.
Ufff, pobre Álex. Toda mi solidaridad con el chaval.
Vaya tela!!!! Pobre Ale...
Vaya tela!!!! Pobre Ale...
A ver donde están que llevo yo el fli-fli y me las cargo a todas!
Vaya experiencia!
Esperemos que pase esa mala racha.
Ojalá pase todo pronto... pero me temo que aún queda otro mal episodio.
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