domingo, 27 de abril de 2014

Libre flujo de la información

Me parece que nada, ningún aspecto de la gestión pública, debería ser inaccesible al ciudadano. No puede haber secretos en la información que se maneja para tomar decisiones municipales, autonómicas o estatales. La información que atañe al ciudadano —prácticamente toda— tiene necesariamente que entrar en un flujo abierto y accesible para todos los que estén interesados... entre otras cosas porque es nuestra, no de ellos, de los que elegimos con nuestro voto y actúan en nuestro nombre.

Tenemos derecho a acceder a toda la información en cualquier momento, sin cortapisas, sin depender de gracias volubles, sin trámites o solicitudes engorrosas. Toda la información pública —o la privada cuando toque aspectos públicos­— tiene que estar a disposición de la gente a través de internet porque ya es posible y porque los ciudadanos no necesitamos la tutela de nadie, de ninguna administración paternalista que nos diga qué tenemos que saber o desconocer. Si las autoridades tuvieran que mostrar públicamente toda la información que genera la gobernanza de ciudades, regiones y estados, y los ciudadanos pudiéramos comprobar la oportunidad de la misma, su veracidad, lo ajustado al buen hacer y la honestidad de la intención, ya se cuidarían mucho de gobernar sin corrupción y de utilizar los recursos públicos de manera razonable.

Pero me temo que la Ley de Transparencia que nos tienen prometida los que nos gobiernan será otra engañifa, porque si la información estuviera realmente a disposición de la gente, entonces la casta dominante estaría expuesta a quedar con las vergüenzas bien visibles. Y eso no es bueno para ella porque es el primer paso para perder el monopolio del poder.

Se nos olvida con frecuencia que es el pueblo el que tiene el poder y el que lo delega en sus elegidos, sin que ello signifique otorgar una carta blanca para que hagan y deshagan a su antojo. Si no accedemos directamente a toda la información será fácil quedar al pairo de los opinadores a sueldo, condicionados ideológicamente por los medios, manipulados por intereses espurios y, sobre todo, alejados del poder. Y eso es precisamente lo que quiere la casta de políticos que nos gobierna actualmente, mantenernos alejados de la información y cercanos a la manipulación, porque un pueblo desinformado difícilmente puede molestar al poder.

Los aparatos de los partidos políticos tradicionales se han convertido en una casta acostumbrada a la impunidad política y judicial gracias a la desinformación de la inmensa mayoría de la gente. Estos —y me refiero a los aparatos de los partidos y no la inmensa mayoría de ciudadanos que se dedican a la política— son una casta que ha dejado de gobernar para la gente y centra sus esfuerzos en colocar en la administración a sus fieles adeptos, defender los intereses del poder financiero, dueños y señores de la deuda de tales partidos y, sobre todo, garantes del futuro personal de la casta gobernante. Una casta endogámica, paternalista, que nos trata con indulgencia y nos considera carne de manipulación, mercancía estadística y excusa necesaria para seguir medrando en nuestro nombre.

Y sin información es imposible tomar decisiones correctas, y sin educación es imposible interpretar la realidad con sentido crítico. Eso es lo que están haciendo nuestros malos políticos, mantener a la gente alejada de la conciencia crítica y convencida de que la información es innecesaria en manos del pueblo. De esa manera seguirán impunes sus desmanes. Hay que pedirles cuentas NO cada cuatro años, sino día a día, y para eso es indispensable conocer lo que hacen, lo que no hacen y, sobre todo, lo que esconden. Sólo así dejaremos de ser comparsas de este viaje a los infiernos en el que nos han metido los políticos corruptos y los vendidos a otros intereses.

Si no es así, la toma de decisiones seguirá quedando en las exclusivas manos de representantes elegidos cada cuatro años... gobernantes del PSOE y del PP que han sido capaces, como nos han demostrado repetidamente, de traicionar el mandato de las urnas sin pestañear.

Tener acceso a toda la información de los asuntos públicos es el primer paso para recuperar la soberanía de la gente. Lo siguiente será desarrollar la democracia directa... porque ya es posible y porque se puede. Por eso habrá que votar a los partidos que propongan abiertamente el libre flujo informativo de cualquier asunto público. El Partido X tiene, como uno de los cuatro pilares fundamentales de su método, la total transparencia de la gestión pública. Creo que hay que comprometerse con las causas que intenten cambiar las cosas... Es el momento.



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