miércoles, 21 de mayo de 2014

El viaje de mayo - Del Valle de Alcudia a Toledo


Mi copiloto y yo hemos dejado atrás el Valle de Alcudia por una carretera recta y larga. Es un llano manchego lleno de cigüeñas y cereales. Atravesamos más tarde Puertollano con numerosas reliquias de su pasado industrial minero. Seguidamente pasamos los campos de Calatrava, comarca que debe su denominación a tal Orden de monjes guerreros, que tomaron la encomienda de Alfonso VI para defender la frontera sur de los ataques sarracenos en la baja Edad Media. Y entramos finalmente en Poblete (nombre que le viene del latín populetum, que significa alameda o lugar cubierto de olmos), un pequeño pueblo que ya conocíamos de otro viaje... el asadillo de pimientos con comino y el bacalao en tomate hará que recordemos Poblete durante mucho tiempo.

Fuente: LanzaDigital_com_Conunpardetinajas_37052_571

Atravesamos luego Ciudad Real y enlazamos con la carretera nacional 401 en dirección a Toledo. Cerca de Malagón hay un cementerio de grandes tinajas de barro. Se utilizan en estos campos como depósitos de agua y, prácticamente, cada casa rural de la Mancha tiene una de estas enormes tinajas. Es el modo tradicional de gestionar el agua en esta zona. Mi copiloto me señala un viejo malacate movido ahora con un motor eléctrico... Los malacates son una especie de norias con cangilones movidas antiguamente por tracción animal para extraer agua de los pozos. Lo novedoso es que los viejos engranajes ahora se mueven mediante electricidad. Sacan el agua y la elevan a la gran tinaja que colocan en la parte más alta del campo de labor. Luego lo riegan por goteo. Genial la simbiosis de lo viejo y lo nuevo. Sí... cada pequeña casa rural tiene su enorme tinaja de barro como depósito de agua, y es una estampa que define muy bien el paisaje humano de esta zona de la Mancha.

En Fuente del Fresno hay un paseo rural cubierto de chopos. Dicen que hasta hace poco tiempo la zona tuvo bosques y cursos de agua. Eso dicen, pero hoy lo único que produce sombra es esa chopera... si no fuera así este lugar sería inhabitable en verano. Mi copiloto comenta que a este paso tendremos que vivir de noche y descansar en las horas centrales del día, simplemente para evitar el calor extremo y las radiaciones ultravioletas.

— ¡Y entonces nos volveremos mutantes paliduchos y nocturnos! —Dice poniendo cara de monstrua.

— Ya me gustaría ver en qué cosa te conviertes, copiloto. ¡A lo mejor te vuelves una mutante ninfómana!

— Déjate de tonterías y mira la carretera.

Por cierto, hablando de calores, en estos días la NASA ha confirmado que el deshielo de la zona occidental del Ártico es irreversible, es decir, que ya no se dan las circunstancias para que se vuelva a incrementar la superficie helada. Y eso es trascendental.

— Pues como siga creciendo el nivel del mar a este ritmo —le digo a la copiloto— no sé por dónde vamos a entrar en casa.

— Bueno —me dice mirando al arcén—. Con un poco de suerte se nos inunda el garaje pero podremos pescar desde el jardín.

No sé... ya en serio, muchas veces, cada vez con más frecuencia, me entristece el mundo que le vamos a dejar a la pequeña Vega.

Cerca de los Yébenes los coches han machacado una culebra… tres mil millones de años de evolución para acabar machacada en una carretera de la Mancha. El mundo es una mierda, pensará la culebra. Hay macizos enormes de gayombas, los más grandes que vimos en el viaje de mayo, y tantos olivos que recuerda a Andalucía. Luego, a la derecha de la carretera, aparecen las ruinas del Castillo de Guadalerzas, levantado por la Orden de Calatrava en el siglo XII para defender el Congosto (así llamaban al paso entre montañas por donde pasaba la antigua calzada romana)

Imagen de Alberto Conde

La carretera traviesa un túnel bajo la sierra de los Yébenes y al otro lado está Orgaz, feudo de los condes del mismo nombre. El castillo donde vivieron los nobles está en mitad del pueblo y la carretera pasa junto a sus muros. Es del siglo XV –XVI, y al pasar junto a él llegan vaharadas de historia…

…y toda la historia de los hombres rezuma injusticia. La Edad Media es un tiempo esencialmente injusto y bárbaro. Todo el tiempo de los hombres ha sido un tiempo injusto, fortalecido y amparado por una religión que predicaba sumisión y sometimiento total a la autoridad establecida porque, entre otras menudencias, la autoridad establecida emanaba del propio Dios, y los príncipes de Dios en la Tierra tenían la potestad de bendecir la autoridad de los reyes para refrendarla. Un tiempo dominado por una inamovible división de las personas en tres estamentos: nobleza, clero y vasallos. Dos minorías de privilegiados coaligados para vivir a costa del pueblo llano… y la vida sigue.

Ese castillo de los señores de Orgaz me hace cavilar sobre un tiempo en el que los hombres y mujeres de la plebe no tenían la menor posibilidad de redimirse socialmente para recibir un trato igualitario, y la nobleza (que en origen no son más que los más brutos y agresivos de la elite guerrera), por el simple azar de nacer, no pagaban impuestos y recaudaban las cosechas de los vasallos que trabajaban las tierras del señor a cambio simplemente de vivir. Y la otra minoría de privilegiados, el clero, era una extensión de la nobleza, tan poderosa como ella y dada a explotar a sus propios vasallos. La historia de los hombres siempre ha sido así de dura y de injusta.

Castillo de los Condes de Orgaz – Fuente

…pareciera que la condición humana no camina de manera natural hacia la justicia y la igualdad de los hombres, sino que busca la supervivencia del propio individuo integrado en un pequeño clan familiar que se extiende a una selecta élite. La historia nos muestra que la condición humana busca únicamente conquistar privilegios para los tuyos y perpetuarlos a costa de la esclavitud de los demás. Y esa es una historia que merecería cambiarse.

Todos los imperios y sistemas sociales desarrollados a lo largo del tiempo humano lo han hecho así porque, seguramente, no podemos más que reproducir a nivel de sociedad lo que somos como individuos... Y los individuos buscamos, por encima de todo, la propia supervivencia y, conquistada esta, el mayor bienestar personal. Esa es la condición atávica, pero a pesar de esto... sin embargo... por encima de esta condición, tenemos necesariamente que ser capaces de modificarla para buscar racionalidad.

La democracia, el gobierno real de toda la gente —y no de las élites poderosas y privilegiadas—, con el único propósito de gobernar para la gente, es un buen intento racional para superar nuestra condición y dar una oportunidad a los desvalidos, a los desahuciados, a los parias, a los antiguos vasallos de los señores feudales... Que son grupos humanos creados, precisamente, por la propia codicia humana.

Queda atrás en Castillo de Orgaz y queda en el camino Sonseca. Luego, a la altura de Ajofrin, sobre el paisaje de dehesas, emergen lomos redondeados de granito. Siempre imagino que son islas que flotan en un mar de hierbas, y que son las cimas de montañas inmensas ocultas en las profundidades de la Tierra.

Y al fondo, al atardecer ya, aparece Toledo, la capital de un imperio.



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