jueves, 22 de diciembre de 2011

…pequeños instantes que ocurren en un fin de semana furtivo

Ese día andaba don Mariano perorando en el parlamento para lo de la investidura, ya sabéis, aquello de la gobernanza para que los mercados reciban los frutos de su especulación… así que la Rubia y servidor les dejamos con sus peroratas y nos internamos en ese inmenso bosque de alcornoques que cubre un tercio de la provincia de Cádiz. Cuesta romper la rutina, es verdad —la inercia diaria nos amodorra hasta anular la iniciativa—, pero cuando lo logras, recuperas el placer de vivir cada instante... y cada instante, cada pequeño suceso, es un placer. Y no sabe uno la cantidad de pequeños instantes que ocurren en un fin de semana furtivo… sobre todo si lo compartes con tu compi de la vida.


…desde que la Rubia ha descubierto que el asiento del copiloto tiene calefacción en los riñones, lo pone en el cinco y acaba más caliente que el pico de una plancha… No quiere ni bajar a echar un cigarrillo.
…cerca de Charco Redondo, a pocos kilómetros de Los Barrios (entrando ya en el Campo de Gibraltar), hay unos polvorines abandonados —polvorines de Franco se llamaban—, hay también tumbas antropomórficas excavadas en la roca y una zona recreativa cerrada y abandonada. El bocata de lomo estaba estupendo. La pena fue que no eché un par de polvorones… para postre, digo.

…en la ribera del río Guadarranque, cerca del castillo de Castellar de la Frontera, hay eucaliptos de troncos tan blancos que parecen columnas de mármol. Son muy raros. Hay también una calzada romana que no es romana, es medieval y se usaba hasta bien entrado el siglo XX… hoy es parte de una ruta que sube hasta el castillo.

El que no haya visitado Castellar de la Frontera —me refiero al pueblo viejo, el que está dentro de las murallas del castillo—, tiene que hacerlo. En los años 70 los pobladores se marcharon al pueblo nuevo, abajo, en el valle… y el castillo quedó abandonado un tiempo; más tarde lo okuparon algunos hippis y hoy muchas de las viejas casas se utilizan como alojamiento rural. Las callejuelas y callejones forman un laberinto y cada recodo es más bonito que el anterior; hay plantas por todos lados en macetas improvisadas, y gatos mansurrones en cada puerta. Hay puertas de corcho y todas las paredes están encaladas en cientos de manos sucesivas… ¡Mira, Rubia… un chino! ¿Cómo se enterarán los chinos que existe Castellar de la Frontera? No sé, pero se enteran… eso va a ser que hay chinos para todo.

…lo que tienen los monjes es que siempre levantan sus monasterios en lugares endiabladamente bonitos… el monasterio de la Almoraima es del siglo XVI y está en mitad del alcornocal, cerca de Castellar de la Frontera. Ahora es un hotel, y antes, hospital, y antes, convento de monjas… ha tenido muchas vidas ese lugar. Los pasillos son estrechos, que es lo suyo en un convento, pero las antiguas celdas se han transformado en cómodas habitaciones… vivir una noche en esa habitación con la Rubia es toda una experiencia. Oye, ¿qué habrá pensado la chica de la recepción? Pues que tú eres mi secretaria y que se la estoy pegando a mi mujer, ¡fijo! ¡Más quisieras tú, bonito, tener secretaria y traértela a un hotel!

…les ha entrado el escarabajo picudo a las palmeras de la Almoraima y han perdido las palmas. Son altas y añosas las palmeras de la Almoraima. Pero las están tratando y puede que se salven; una de ellas ha rebrotado, tiene un cogollo en todo lo alto que dan ganas de comérselo. Malos tiempos para las palmeras (también para las palmeras, sí) Les ha venido el picudo cuando gastar dinero en salvarlas parece superfluo… lo digo porque mientras la Rubia y yo conversamos sobre las palmeras y la plaga del escarabajo picudo, se escapa de una ventana el sonsonete de la sesión de investidura… lo digo por el dogma de los recortes inevitables, ya sabemos.


Hay una carreterita que va desde la Estación de San Roque hasta Ronda, circula entre los ríos Guadiaro y Genal, y pasa por pueblos que son una música de recuerdos árabes… Gaucín, Algatocín, Alpandeire, Benalauría, Benadalid, Benarrabá, Atajate… todos ellos blancos como nata y colgados de las laderas de la montaña. En la parte alta de Benadalid hay una venta que ponen huevos fritos con patatas y chorizo, y en la parte baja hay una antigua fortaleza reconvertida en cementerio… lo malo es que el sol se pone detrás de la montaña a las cuatro de la tarde y entonces el frío arrecia una cosa mala en Benadalid… son cosas que pasan desde siempre.

Sí, no sabe uno la cantidad de pequeños instantes que ocurren en un fin de semana furtivo… sobre todo si lo compartes con tu compi de la vida.



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