lunes, 4 de abril de 2011

El poeta de la boina negra

Un viaje se puede contar en pocas líneas. Por ejemplo:
Pero, ¿cómo lo contaría mi amigo Blas, el V(B)iajero Insatisfecho…?
A finales de marzo bastan tres días de sol para que toda la tierra se cubra de una pelusilla verde esmeralda. De todos modos, en el camino que va de Cádiz a Sevilla predomina el amarillo. Los racimos de flores amarillas de las mimosas inundan las cunetas. También las gayombas empiezan a mostrar sus varas cuajadas de flores amarillas, estas de un amarillo más intenso. Y los jaramagos, algo más pálidos, cubren los terrenos dejados al barbecho… y hay manchones de margaritas de pétalos amarillos, y de las otras, de las de pétalos blancos y botón amarillo. En realidad vamos a ver las flores blancas del millón de cerezos, allá, por el valle del río Jerte, pero, ¡mira por donde!, lo primero que nos impresiona es la explosión de amarillos que ocurre en las cunetas de Andalucía.
Un campo de jaramagos. Autor desconocido
Está nublado, pero es un nublado amable, sin amenazas. Caen algunas gotas, pero desde el este, a ras de suelo, el sol entra por entre las nubes y la tierra e ilumina directamente Puerto Real, que reluce como señalado por un foco en mitad de los nubarrones. Para los de San Fernando, Puerto Real es nuestro norte particular… así que verlo iluminado en mitad de un día gris es buen presagio para iniciar el viaje. Y entonces atravesamos el Puente Zuazo, el que une las Islas Gaditanas con el resto de la península Ibérica, y allá, a la derecha, dejamos las baterías que detuvieron el avance napoleónico en 1810…
El Puente Zuazo visto desde el reducto San Ignacio.
“Zuazo”. Que nombre tan extraño. Nunca me gustó esa palabra con tantas zetas. Viene de Juan Sánchez de Suazo, mayordomo de Juan II de Castilla, que recibió en torno al año 1420 el Señorío del Castillo y Logar de la Puente como pago a los servicios prestados a la corona. Ese Logar de la Puente, con el tiempo, se convertiría en San Fernando pero el puente ha mantenido su nombre desde entonces. Don Juan Sánchez de Suazo era caballero de origen norteño y se convirtió en el señor feudal de la zona. Pues bien, hasta aquí la primera parte de esta historia… Continuemos para bingo.
Camino del Monasterio de Yuste entramos en Cuacos, que es un pueblecito colocado en las laderas que caen hasta el río Tietar, en mitad de la comarca de la Vera, en el norte de Cáceres (Extremadura) Reconozco que jamás había oído nombrar este pueblecito. Cuacos está declarado Conjunto Histórico Artístico con toda la razón. Tiene una amplia plaza porticada, y una fuente de cuatro caños en el centro. Y tiene otra fuente de tres caños en honor a un alférez que está allí desde 1801 (la fuente digo, el alférez, no). Y otra fuente que se llama de la higuera que está bajo la plaza de don Juan de Austria, que es de granito y también está porticada… a don Juan de Austria gustan de llamarle en Cuacos, Jeromín, y cuentan que siendo niño bastardo conoció a su padre —el emperador Carlos V— poco antes de morir. El camarero del mesón es joven y viste de negro, y en la tele, a todo volumen, salía Tele 5. ¡La jodimos, hasta en Cuacos de Yuste llega Tele 5! Está visto que la globalización lo uniformiza todo… a la baja.
Y un señor de boina negra, sentado en una de las mesas, atiende su ordenador portátil (se ve que el mesón era zona wifi) Tiene aspecto de intelectual; como de poeta refugiado en el silencio de un pequeño pueblo para buscar su musa y escribir los mejores poemas… eso parece.
Plaza porticada de Don Juan de Austria. Cuacos de Yuste (Cáceres – Extremadura)
Un magro de cerdo con pimentón de la Vera servido en la barra arreglaba en algo el sonsonete fétido de Tele 5. Y para entablar conversación le pregunto al chico de negro si por un casual sabe por qué Cuacos se llama Cuacos. Y lo pregunto porque en la ortografía histórica del Puente Zuazo lo he visto escrito de todas las formas posibles: Suazo, Suaso, Zuaso y ÇuaÇo. Y así, escrito con cedillas fácilmente se trastoca en Cuacos. ¿No tendrá algo que ver Cuacos con Zuazo? Porque si fuera así, miembros de la misma familia habrían sido señores del Logar de la Puente y del lugar de Cuacos. Y entonces no estaría mal hermanar ambos municipios…
Pero el chico de la barra, que es natural de Cuacos, no tiene ni pajolera idea y se enzarza en la búsqueda de un viejo recuerdo de escuela... Y entonces el señor de la boina, el que podría ser un poeta en busca de su musa, desvía la mirada del ordenador y dice que Cuacos hace referencia al croar de los cuervos Cuac – Cuac, que por aquí los había, y muchos. Pero no me lo creo…
Mi teoría debería ser correcta: es más romántica.

Han sido unos días en calma. Hemos paseado por pueblecitos de la comarca de la Vera, en el norte de Cáceres. Luego hemos subido al valle del rio Jerte para fotografiar y respirar los cerezos en flor. Después hemos paseado hasta las Hurdes y hemos caminado por pueblos abandonados. Y por último, pasamos al valle de las Batuecas para pasear por La Alberca y otros pueblecitos... y hemos comido las cosas de cada sitio, y hemos comprado pimentón y embutidos de la Vera, y una torta del Casar, y tasajo de cerdo...

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