lunes, 22 de diciembre de 2008

Felicidad por decreto


Simplemente, me resisto a ser feliz por decreto. Eso ya lo veremos. Cuando llega el solsticio de invierno (la Navidad, para entendernos) podré ser feliz a ratos o no serlo... Pasa lo mismo cuando llegan los carnavales, la feria o el verano, que no me da la gana entrar en el redil. ¡Que no me da la real gana! O sea, que me jode. Que me jode mucho, no se si me explico... que me jode mucho que el mundo me obligue a poner buena cara, a beber y a aparentar que me encanta la playa cuando me apetece en realidad cualquier otra cosa. ¡Que no, coño! Beberé y me reiré cuando se plantee, e iré a la playa cuando no vaya nadie...

Y que paso de convencionalismos. Y si a mis hijos les gusta el secreto a la plancha, la Nochebuena cenaremos secreto a la plancha, y un pavo que salvamos... y como no nos gusta el cava (ni catalán ni de ningún sitio) no beberemos cava ni brindaremos con cara de bobalicón...

...cagóndié_coooontra_ya, que no me ha tocado ni una mísera pedrea.



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