lunes, 8 de diciembre de 2008

El sobrino que no quería ir al pinsapar de Grazalema

Tengo un sobrino que ve muertos. Los ve con cierta frecuencia, y no es que sea médium ni espiritista ni nada de eso, es que el chiquillo es forense… y eso es lo tiene ser forense, que de vez en cuando ven muertos.

Hace dos días oí sin querer una conversación telefónica entre mi compi de la vida y Javier, el forense… se reían a mandíbula batiente de no sé qué cosa. Luego me lo explicó la niña. Resulta que el sobrino tenía que preparar una ponencia para un congreso de forenses en Sao Paulo, y buscando referencias en internet se topó con una página web que hablada de un testamento vital.

— ¡La ostia! — dijo asombrado —.¡Pero si este es mi tío Milan!

…y el capullo de tu marido —le explicaba luego a su tía— quiere que esparzamos sus cenizas en mitad del pinsapar de Grazalema, un día de entre semana. Y que nos comamos a su salud eterna un bocata de chorizo regado con rioja… ¡el hideputa, con la de cuestas que tiene el pinsapar!

¡Jolines! Nunca sabremos hasta donde llega el internet ni lo flojo que llegan a ser los sobrinos.

El pinsapar de Grazalema es un bosque relicto —vestigio del que cubría toda la zona en el terciario— que crece en la ladera norte de la Sierra del Pinar, entre Grazalema y Benamahoma (Cádiz), la zona con más alta pluviosidad de toda España, ¡aunque resulte asombroso es así! En invierno jamás le da el sol y justamente ahí se dan las condiciones adecuadas para que se mantenga el bosque… incluso se regenere medianamente bien —yo he visto ejemplares de abies pinsapo jóvenes, por lo que no es estrictamente un bosque relicto— El pinsapo es un pino propio del terciario y apenas quedan otros manchones en la Sierra de las Nieves, en Málaga y en los Urales. Pasear por el pinsapar de Grazalema es pasear por un espacio fósil y vivo, solo falta la fauna… aunque eso se arregla rodeándote de algunos que yo me sé.

La foto es de origen desconocido, lo siento.



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