sábado, 29 de diciembre de 2007

Zin Bulla, pisha: la forma gaditana del Slow Down

No ha mucho que el amigo Akme nos explicó la teoría del Slow Down, esa forma de tomarse la vida. Con sosiego cuando uno lo quiere; con tranquilidad, si así lo decide; disfrutando de cada momento como si fuera el más valioso del universo. Luchando, en suma “...por el derecho a poder establecer nuestros propios tiempos” explicaba Akme. Me seduce muchísimo esta forma de tomarse las cosas... lo llevo intentando reiteradamente desde hace mucho. Y ahí seguimos.

En una turbina como esta, el maestro Migué sentenció la versión gaditana
de la filosofía Slow Down

Pero el Slow Down ya estaba inventado. Vino don Agustín del norte, y lo hizo con ínfulas de buen conocedor en el manejo de hombres y sistemas. Era hombre dinámico (sangre en las venas diríamos), con ganas de cumplir con su deber patriótico, y hacerlo cumplir a estos sureños abúlicos, lentos y expertos en escaquearse del trabajo. ¡No sabían con quien habían topado!

No era don Agustín un jefe al que se le cayeran los anillos, solía dejar el blanco uniforme en una percha para enfundarse el mono azul y allí donde estaba el problema metía sus narices, aunque fuese en el interior de un viejo motor naval de los años 50. Y justamente, en una turbina del achacoso destructor Alcalá Galiano conoció al veterano maestro Migué... uno de esos profesionales de los que ya no quedan y que han crecido reparando motores guiándose literalmente por la oreja y rastreando un murmullo profundo que no debería estar...

Me contó Agustín muchos años después –y con la lección ya aprendida- que cierto día, ambos cubiertos de grasa hasta la nariz, mirando una turbina completamente desmontada... El maestro Migué no tenía ni puñetera idea de la teoría que hacía funcionar todo aquello, y el jefe don Agustín no tenía ni puñetera idea de la praxis teórica.

- Don Miguel, me va usted a revisar todo el circuito de refrigeración porque está claro que esto, lo otro y lo de más allá, y cuando tal cosa, entonces tal otra...

Y cuando al jefe se le terminaron sus recursos teóricos, el maestro Migué, sacándose la grasa de las manos con un puñado de algodón, lo dijo con total displicencia:

- Zin bulla, don Agustín, zin bulla...

Sentencia que define toda una filosofía de vida... todo se hará, pero si hay que parar a echar un pitillo, se para y se echa; y si no hay más remedio que dejarlo para el lunes, se deja, que no pasa ná. ¿No era esto lo del Slow Down?

...bueno, vale, ¡pero se le parece! ¿No?



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