domingo, 23 de diciembre de 2007

Mi gente sorprendente: Paqui

Conozco a una persona incombustible. De las que no se cansan de pelear y denunciar las pequeñas injusticias diarias. Paqui es capaz de reivindicar incansablemente una solución para esas cuestiones de andar por casa, las más cercanas, y que nos plantean el dilema de tragar y mirar a otro lado, o arrostrar de frente los asuntos.

Cualquier reunión de ciudadanos en un colegio público español.
Aquí no está Paqui, pero podría estar.

La conocí en el colegio, cuando nuestros hijos eran escolares; y allí dedicaba su tiempo y sus esfuerzos. Y aprendí de ella que no es necesario ser universitario para que las conversaciones se apaguen y te presten atención. Que para que eso ocurra y te respeten tienes que tener cosas que decir y hablar con sentido común... pero, sobre todo, tienes que haber demostrado que te mueven nobles motivos.

Y cuando, al cabo de cinco años, me marché cansado de escuchar año tras año las mismas cosas y decir año tras año los mismos discursos; aburrido porque todo parecía girar eternamente en torno al mismo eje... ella seguía reivindicando incansable con los mismos argumentos, como si fuese el primer día.

- Pero, chiquilla ¿es que no te cansas de lo mismo todos los años?

- Es que alguien tendrá que hacerlo ¿no? ­- contestaba.

Y del colegio pasó al ayuntamiento. Dos legislaturas –ocho años- estuvo trabajando para los ciudadanos acaparando delegación tras delegación con sus estudios de primaria... y haciéndolo con autoridad y nobleza.

...por eso, cuando alguien me dice que todos los políticos son iguales, me río del lumbreras.



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