martes, 13 de noviembre de 2007

Sorpresas te da la vida

Sí. No deja uno de sorprenderse cada día que pasa. Pero una sorpresa de ceño fruncido, de no entender lo que pasa… una sorpresa de quedarse parado, mirando la cuestión e intentando comprender. ¿Será que me estoy haciendo mayor? …va a ser que sí. Me temo.

Verás; hubo un tiempo, hace como veinte años, en el que el sistema operativo cabía en un disquete de 3,5” (¡como suena!, sin coña) y uno era capaz de entrar en el autoexec.bat —¡y hasta en el config.sys!— y cambiar cosas… pero hoy eso es realmente la prehistoria.

También recuerdo que cuando se abría el capó de un coche, el carburador estaba donde debía estar, y tenía forma de carburador; y existía una bomba de gasolina y otra de agua; y un delco con su tapa y todo… las cosas eran como habían sido toda la vida. Pero, decidme con el corazón en la mano ¿pá qué coño abrimos hoy el capó del coche si no sabemos qué cosas tiene ni donde están? A lo sumo decimos por decir algo: “¡Uy!, que motor más compacto, ¿no?”.

A mi compi se le cayó la plancha hace unos días… y cuando intenté reparar el estropicio no hubo forma de abrirla porque los jodidos fabricantes usan tornillos especiales. En otros casos, simplemente no es posible abrir el aparato porque NO TIENEN TORNILLOS: son de usar y tirar. Esta es la forma que toma el progreso insostenible y el chantaje a que nos somete el desarrollo tecnológico y el progreso material: es más barato fabricar que reparar, y mientras se mantenga así, mantendremos nuestra sociedad del bienestar… en una espiral que, a este paso, nos llevará inevitablemente al agotamiento de los recursos del planeta (si antes no nos ahogamos en una sopa caliente) Por eso uno se queda parado, cavilando y tratando de entender por qué los hombres parecen tan estúpidos.

Pero, para sorpresas cuando apareció la primera marinera profesional. Aquello fue como una mosca en un merengue; una mujer incrustada en un mundo de machos ibéricostestorterónicos. ¿Sobrevivirían las mujeres-soldado en ese mundo exclusivo? Perfectamente. Para sorpresa de todos, los muchachos dejaron de blasfemar, se volvieron corteses y hasta se duchaban todos los días… Recuerdo la sorpresa que me provocó encontrar a una pareja de infantes de marina (soldado y soldada) que custodiaban los viejos Polvorines de Fadricas. Tenían que vigilar quinientos mil metros cuadrados de terreno baldío y polvorines abandonados, en un paraje idílico. Los chicos estaban destacados en ese lugar durante una semana y vivían en las antiguas oficinas, con su salón, sofás, tele, cocina, duchas… patrullaban en pareja por aquel paraje encantador, con un paisaje único; sin interferencias porque la patrulla del destacamento aparecía regularmente cada 12 horas… Y cada vez que servidor aparecía por allí me acercaba haciendo ruido porque no quería encontrarme la parejita en situación embarazosa. Desde luego aquello, más que un rudo y sobrio servicio militar parecía una romántica Luna de Miel...

…si, las cosas que pasan y las cosas que fabrican me sorprenden cada día más. Tal vez porque no nos dejan tiempo para meditarlas. O tal vez porque son inventos que complican la vida porque crean necesidades artificiales… o tal vez porque cada día que pasa necesito menos cosas y más la cercanía de los amigos.



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