miércoles, 14 de noviembre de 2007

¿Tienen razones Fidel, Chavez, Ortega y Evo?

Chavez y Ortega han puesto en un brete a la delegación española en la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno Iberoamericanos (Santiago de Chile, Nov-2007) Dejando a un lado el espectáculo de la irrespetuosa verborrea de Chavez y el oportuno por qué no te callas del rey, sin olvidar la serenidad de Zapatero… dejando eso aparte, estos nuevos dirigentes americanos echan en cara a los españoles su pasado colonizador y su presente neocolonizador en lo económico. ¿Tienen razón?

Ya sabemos que los vencedores escriben la historia oficial… la que nos enseñan en la escuela. Y sólo si uno insisten por su cuenta puede alcanzar otra perspectiva histórica. Por ejemplo, la pésima fama de numerosos emperadores romanos se debe fundamentalmente a que la historia fue escrita con parcialidad —y a veces, con enorme mala leche— por sus enemigos políticos… y así nos ha llegado hasta nosotros. ¡Los pobres!

Los que sí lo hicieron medianamente bien —léase este bien con mucha sorna— son los colonizadores anglosajones. Estos simplemente apenas dejaron muestras orgánicas vivas de sus andanzas colonizadoras del norte americano. O sea, que apenas dejaron poblaciones de nativos americanos (apaches, sioux, cheyenes… y demás) para escribir una historia alternativa, y de primera mano, que denuncie la masacre sobre las naciones indias y la vergüenza de su genocidio.

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¿Y nosotros? ¿Qué hicimos los españoles en América hace quinientos años para que estos extraños dirigentes democráticos estén usando la colonización española como elemento que aglutina a los iberoamericanos en torno a la revolución que proponen? ¿Qué hicimos?

Pues, veamos qué decía la historia oficial en la posguerra civil española —por los clavos de Cristo, no tiene desperdicio—:
EL IMPERIO DE LA HISPANIDAD. “Por designio providencial de Dios cupo en suerte a España ser autora del hecho más importante de la Historia de la Humanidad después de la redención del género humano y de la fundación de la Iglesia Católica (…) El Imperio de la Hispanidad fue la salvaguarda de la pureza de la fe en el Viejo Continente y el Misionero de la Verdad en el Nuevo Mundo que surgió al otro lado de los mares.
España no fue a América ha exterminar las razas indígenas, como hicieron otros pueblos colonizadores que pasan por cultos y civilizados. Con un sentido riguroso de caridad evangélica, nuestros conquistadores fueron allende los mares a ganar al mundo para Dios, llegando a fundir su sangre con las razas nativas…” / “Contestaciones al cuestionario oficial de Historia de España”. Editorial Magisterio Español; 1ª Ed. Tomo II. Pág.10 y 101
Esta es la verdad oficial que se enseñaba en los colegios españoles… y que, me temo —y ojalá me equivoque—, sigue vigente en buena parte de la población. Lo que parece cierto es que, por encima de las razones oficiales de la época, a pesar de las teóricas y bienintencionadas Leyes Indias, allí fuimos a rapiñar, robar, masacrar, esclavizar, exterminar y un largo etcétera de maldades… eso sí, en nombre de Dios, —¡porque Dios lo quiere!, decían—

Servidor de ustedes suele decir por este medio que la Iglesia Católica debería pedir perdón, al menos, por su comportamiento durante la Guerra Civil Española, o sea, en laCruzada contra las hordas rojas… es decir, por justificarla y bendecirla, por ser cómplice de un millón de crímenes y permanecer callada y cómplice durante la dictadura de Franco.

Por tanto, y en consecuencia, ¿no será hora de que los españoles vayamos reconociendo humildemente que en América vivían estupendamente los pueblos hasta que llegamos nosotros para despreciar sus culturas e imponer la nuestra; para imponer nuestra intolerante religión, llevarnos sus riquezas y exterminar pueblos con nuestras enfermedades; y también para esclavizar poblaciones enteras hasta la desaparición?

Si aquella España hizo eso —con independencia de hacer juicios históricos con sensibilidades y valores actuales— deberíamos reconocerlo. Los herederos de los hombres menospreciados ¿no tienen derecho a oírlo en boca de los herederos de los antiguos amos?



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