sábado, 3 de noviembre de 2007

CEUTA

La tierra donde uno ha nacido siempre resulta especial. Probablemente nos creemos que es especial... pero tal vez CEUTA sí lo sea. Y seguramente lo es, entre otras razones, porque se nos termina pronto. A un lado y a otro, un mar que, más que unir, percibimos que nos separa de nuestro propio lugar; y al fondo una frontera que también nos separa, en esta ocasión de otra situación política y económica, de otra religión, de otra cultura y de otra historia.

FALTA FOTO
La foto es de Carlos Bernal

CEUTA es una isla y los que allí nacimos y crecimos nos sentimos más cercanos entre sí, aunque la diáspora nos haya repartido por todos los rincones de España... Sí. Yo creo que la tierra de la niñez siempre es especial porque tiende a ser el rasero para valorar el resto del mundo. En CEUTA aprendimos a conocerlo. El norte está hacia Gibraltar, el Sol sale por el Hacho y se pone por el oeste, por Tarifa; y el Sur queda por ahí detrás. Para muchos esta sigue siendo la referencia válida: estemos donde estemos, miramos al norte buscando Gibraltar... Tal vez la geografía nos haya marcado para siempre y lo inalcanzable, las aspiraciones y la seguridad se encuentran en el norte, exactamente lo mismo que para el continente que nos observa desde ahí detrás... África y Marruecos.

¡Marruecos! El país vecino cuyo régimen político –aunque existan certezas de su carácter dictatorial, despótico con los ciudadanos e injusto con las libertades- dicen en occidente que debe apoyarse porque es un tapón que contiene el integrismo islámico en el norte de África; que debemos apoyar los europeos porque, a pesar de todo lo que parece, es también un eficaz tapón de la inmigración subsahariana y, en suma, una garantía de la estabilidad en el Magreb. Esas son sus mejores bazas, y lo saben. Marruecos es nuestropaís hermano por excelencia, y por tanto, a broncas y abrazos. O sea condenados a entendernos, creo que es la frase tradicional que define nuestras relaciones.

Durante la aznarquía, las relaciones diplomáticas que el caballerito español desarrolló con Marruecos eran las de un elefante en una cacharrería. Aznar no supo entender que ellos esperan de la diplomacia española la sinuosidad de un felino en una cristalería de Bohemia... Esto de usar mano izquierda, sentido y sensibilidad, discreción y prudencia; y, sobre todo, visión global y poliédrica del asunto son cosas que el empleado del señor Murdock no practica porque él es así de machote. En consecuencia, nuestros vecinos se sintieron menospreciados y la tensión desencadenó la jugada de Perejil. ¡Menos mal que laaznarquía no obligó a los reyes a visitar Ceuta y Melilla en su época! Seguramente NO era el tiempo. Pero hoy, cuando las relaciones son buenas y fluidas, sí es el momento: Marruecos adoptará las medidas de presión al uso, lógico y esperable, pero los ceutíes y melillenses tendrán el respaldo que quieren de España. Un respaldo que, aunque no se comprenda demasiado bien en el resto del Estado, necesitan de una vez por todas.

Ya sabemos que para cohesionar una nación en torno a un régimen político no hay nada mejor que buscar, o inventarse, un enemigo externo. Y, se siente, nos toca ser el enemigo de Marruecos cada vez que sus circunstancias lo piden. Pero creo que no hay que darle más importancia que la que tiene. Nunca deberían pasar de cierto límite porque les va mejor cuando las buenas relaciones afianzan la cooperación económica con España. Y, además, los ceutíes tenemos más que asumido que las Ciudades Autónomas siempre estarán ahí para un apuro interior del reino alauita.

En opinión de este homo sapiens venido a menos –aunque mis paisanos me corran a boinazos... ¡que ya los veo venir!- por un lado, esgrimir razones de carácter histórico para justificar la posesión de ambas ciudades es algo ambiguo y sólo sirven para justificar cualquier posición. Decir que Marruecos no existía cuando Ceuta y Melilla ya eran españolas no es del todo cierto porque siempre ha existido una entidad política islámica precursora del actual estado alauita... exactamente lo mismo que podemos decir de los reinos de la península Ibérica en 1415 o 1640 –conquista de los cristianos portugueses y referendo para la adhesión ceutí a la corona de Castilla-. Y por otro lado, usar razones geográficas es jugar la mejor baza de Marruecos, porque la territorialidad y continuidad geográfica rechinan cuando en el mapa encontramos a nuestras ciudades en la costa africana. Por tanto, argumentar con unas u otras razones no lleva a ninguna parte porque la justicia internacional siempre será opinable y cuestionable. Hace mucho tiempo que servidor, al margen de cuestiones históricas o geográficas, entendió que Ceuta es definitivamente de los ceutíes... ya fueron soberanos en 1640, cuando decidieron abandonar Portugal e integrarse en el reino de Castilla, y lo debemos ser si alguna vez se nos llega a plantear la “pregunta”. Y si la Constitución Española no ampara tal derecho, deberá hacerlo tarde o temprano.

Además –y ahora hablando clarito y sin tonterías- ¿para qué coño quieren los marroquíes Ceuta y Melilla?... Pues, entre otras cosas, para convertirlas en sendos estercoleros. ¿Qué? ¿Qué no?
·
FALTA FOTO
Una imagen de las murallas merinidas de “Ceuta la Vieja”, 1380. Es una de las imágenes de la serie que realizó George Washintong Wilson en 1890. Actualmente se conservan buena parte de ellas. Más información AQUÍ

Sí, puede que la única patria verdadera del ser humano, aunque no lo sepamos, sean las calles empedradas o embarradas que cada uno pisó en la niñez; es decir, el primer paisaje que tuvimos y que perdura en la retina y en la memoria. Si fuera así no deberiamos perderla. Tal vez la única bandera defendible sea la que enrboló inocentemente la pequeña tribu que formamos en esas calles del barrio... las otras fueron añadidos posteriores, fueron aprendidas en las enciclopedias del señor Álvarez y en los tebeos de hazañas bélicas, o nos fueron explicadas con soflamas en el No-Do... a veces torpemente.

Y mi patria es mía, y de los que allí nacimos y vivimos... Mi patria no es de Mohamed ni de Juan Carlos

Los párrafos en cursiva azul están extraídos de Crónicas de Villajovita y de La Web de Milan



No hay comentarios: