martes, 9 de octubre de 2007

Mi gente sorprendente: Fonsito

Pocas personas conozco tan brillantes como Fonsito. El tío sabe de todo y siempre nos deja sorprendidos porque recuerda lo que lee, y lo usa estupendamente en la vida diaria … ¡qué envidia me produce el puñetero! De hecho, no ve la tele y se acuesta todos los días a las diez para leer. ¡Así se entiende!

Fonsito es abogado de profesión y durante unos años estuvo impartiendo clases de Derecho Romano en la Universidad de su pueblo… por supuesto, su asignatura era el cocode la carrera, y mientras eso pasaba le debían zumbar los oídos constantemente a cuenta de la cantidad de recuerdos que le dedicaban sus alumnos… ¡o sea!

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Fonsito y sus hermanas en una galería de arte

Tiene Fonsito una formación inicial más bien tirando a letras, pero eso no le ha impedido aprender el nombre científico de numerosas plantas, para qué se usan y cómo se usan. Pasear con él por las calles de la ciudad es ir con el mejor guía que podamos contratar; te explica las historias de cada esquina y de cada torre medieval que aparezca en el entorno… o te cuenta hasta las vicisitudes amorosas del arquitecto que dirigió las obras de la fachada de tal iglesia o mezquita. Pero también te lleva a mirar el único ejemplar de una especie vegetal rarísima que hay en los jardines de la ciudad. Incluso, cuando menos lo esperas, te recita una cantiga de Alfonso X el Sabio, o un poema completo de García Lorca. También se conoce al dedillo el Camino de Santiago, con todas sus iglesias, detalles arquitectónicos, anécdotas de tal rincón, etc., ¡pero no lo ha hecho, lo ha leído y se lo sabe por completo!. ¡Una cosa por demá el tal Fonsito! (1) ¡Créetelo!

…eso sí, últimamente está el hombre demasiado escorado a la derecha, como muyeppañó de Ehpaña_joé, anticatalán y muy homófobo. Será cuestión de años cumplidos, que a unos nos hace relativizar casi todo y a otros los vuelve viscerales.

Me ha hecho reflexionar Fonsito este fin de semana. El tío atesora libros, cosas y documentos... pero parece que se esconde detrás de ellos. Pero, al mismo tiempo, le falta ocasión para enseñar sus tesoros y arrancar unas palabras de admiración. Eso le hace feliz. No se da cuenta Fonsito, pero en el fondo, la única forma de conseguir que sus colecciones tengan valor es compartiéndolas con amigos y familiares...

...hace unos años leí la frase en una valla publicitaria. No fue en un libro, ni en una colección de frases lapidarias de enormes pensadores. No, fue en una humilde valla publicitaria, y desde entonces la hice mía. Decía más o menos que las cosas tienen valor solamente si se comparten... ¡la de veces que habré escrito y desarrollado esta idea de una forma u otra! En el fondo me ha cambiado la vida porque gracias a ella, superé el pudor y pude escribir en internet viejos recuerdos personales... ¡Y las consecuencias han sido fantásticas!

Tal vez Fonsito debería leer menos, abandonar las fachadas que plantea para esconderse y compartir más abiertamente lo que atesora. De poco sirve una idea que no se expone o un abrazo que se queda en el intento... y él debe tener muchas y muchos.

(1) Por estos pagos se dice “una cosa por demá” para indicar que la cosa o persona está sobrada de virtudes, o que está más allá de toda explicación.



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