lunes, 24 de septiembre de 2007

Las cosas siempre se complican

Me contaba mi compadre Quique que cuando era chavalín, para entretenerse divinamente, cogía a los camaleones y les colocaba la colilla encendida de un celtas en la boca. Por ese tiempo –segunda mitad del siglo XX- eran numerosísimos en la franja costera de la provincia de Cádiz (España); dice que los había en cada arbusto y en cada árbol de cada huerta; y aparecían hasta en las macetas del patio de las casas. Por entonces era un bicho muy vulgar... ¡vulgar por lo común no por lo fascinante que resultaba observarlos!

¡Madre mía, como cambian las cosas en apenas una generación!

FALTA FOTO

Al pobre camaleón le ponía en la boca
una colilla encendida de Celtas Cortos...


...y dice el muy sinvergüenza (me refiero a Quique, claro está) que los pobres bichos agarraban el cigarrillo y no podían dejar de aspirar humo hasta que que se ponían rojos y acababan desparramados en el suelo, borrachos perdido, cuando no morían intoxicados... ¡y el mamón de mi compadre seguro que se reiría! (De todos modos, es justo decir que hoy día se porta bastante mejor con los camaleones; lo sé por propia experiencia)

Y ahora, cuarenta años más tarde, la presión urbanística los está dejando sin habitat. La franja costera de la provincia de Cádiz es practicamente una muralla de cemento que ha destruido enormes pinares que crecían entre dunas... quedan cada día menos colonias de camaleones, y un futuro muy negro. Por eso hay personas y organizaciones preocupadas en su conservación: http://www.redasociativa.org/murex/

La foto es de Alejandro, en un rastreo nocturno de camaleones
en la Isla de León.

Mi hijo Alejandro colaboró este verano con ellos en el recuento, marcado y seguimiento de varias colonias de camaleones... y en una de esas zonas encontraron un joven ejemplar con una pata trasera rota. El pobre bicho la arrastraba colgando de mala manera, que daba pena verlo. Y en esas condiciones tenía el tiempo contado, si no se lo comían antes los depredadores... y como Alejandro pasa de esos rollos de película que dicen que el observador NO puede interferir en el cruel devenir de la naturaleza, lo pilló y se lo llevaron al Zoobotánico de Jerez de la Frontera, organismo supervisor de la campaña. Pero no fue posible recuperar el miembro... se lo amputaron. El bicho sigue vivo, pero en el zoo dicen que lo van a soltar a no ser que alguna familia lo adopte...

...el contraste es que, hoy día, para tener en casa, con todas las de la ley, un camaleón, miembro de una especie sujeta a especial protección, hace falta un permiso específico de las autoridades competentes, con su trámite, instancia, deberes y obligaciones...

Servidor se imagina lo que diría su compadre Quique...

- ¡Tú me estás tomando el pelo, pissha! ¿Qué has tenido que ir a Sevilla pa pedí un papé pa que te dejen tener un camaleón cojo metío en una pessera? ¡La gente está majareta! ¡Por mi padre que el mundo está mu echao a perdé! De verdad te lo digo, compadre-. Y se marcharía rezongando a seguir con el riego de María Sativa L.

¡Lo mismo tiene razón y tó!



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