martes, 21 de agosto de 2007

El mar para los peces

Mi especie y sus antecesoras llevan miles de millones de años fuera del agua —lo de pertenecer a la especie de uno no tiene remedio, se pertenece y punto; lo que sí tiene delito es apuntarse a ciertos partidos—. Hay quien dice que eso de salir, pasear por la orilla y acabar conquistando tierra firme fue un salto evolutivo de enorme importancia… el homo sapiens venido a menos está de acuerdo con ellos: dejemos el mar para seres escurridizos.

FALTA FOTO
Álvaro en la proa del Chispita, el velerito de Juan y Marisol

Sin embargo muchos desean volver al mar primigenio y navegar a vela, en la inmensidad del océano, a solas con los propios pensamientos, en el silencio y alejados de miradas furtivas. Sí, tal cosa debe tener un enorme atractivo porque muchos lo desean y pagan fortunas para hacerlo.

…pero el domingo comprendí que servidor es más un animal de llanuras, colinas y montañas. Que estoy mejor hollando un suelo firme, de los que no se balancean fácilmente; un suelo que no tenga líquidos debajo porque aquella cosa que nos obligaron a aprender y que decía…

“Todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba igual el peso del fluido desalojado”

FALTA FOTO
Álvaro junto al chatarrero semihundido en las cercanías de Gibraltar. Agosto/2007

…viendo según qué cosas me suena igual que la Salve Marinera, o sea, me suena a triste letanía que presagia desgracias. Definitivamente, a este homo sapiens venido a menos le apetece más dejar huellas sólidas y construir caminos duraderos que dejar estelas en la mar…


…o sea, ¡que me mareo y vomito, joder!
¿Es que hay que explicarlo todo?



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