jueves, 12 de julio de 2007

Nietzshe estaba equivocado

En julio de 2007, los hermanos Ghazi (Abdul Azis y Abdul Raschid), clérigos radicales y jefes espirituales de la Gran Mezquita Roja de Islamabad, Pakistan, se encerraron en el complejo de edificios amurallados con unos cientos de civiles. Eran mujeres y niños que usaron como escudos humanos. Pedían la implantación de la Sharía, la ley islámica, en todo el país. El sueño de estos ulemas islamistas era repetir en Pakistán lo mismo que los talibanes hicieron en Afganistán:

Abdul Raschid Ghazi, y el Buda de Bamiyan antes de ser destruido por los Talibanes

"Era un Gobierno ideal, pero nuestros hermanos afganos no tuvieron tiempo. No eran expertos en llevar un país. Eran religiosos y con ellos había paz, había ley y desaparecieron los señores de la guerra. No había drogas ni crimen. Aquél era un mundo bueno y limpio para vivir, pero no eran expertos en gobierno. Y los norteamericanos no les dieron oportunidad de hacerlo".

…efectivamente, por lo que dicen los que conocieron aquel paraíso islámico había leyes para prohibir cualquier cosa que se piense; sobre todo, las mujeres estaban contentísimas con tanta paz, tanto religioso mandando y tantas leyes. Claro, habría que definir que es crimen para los talibanes.

"En occidente no respetan a las mujeres...": Abdul Raschid Ghazi

Pero las tropas pakistaníes acabaron a sangre y fuego con los sublevados en la Mezquita Roja de Islamabad… Sin embargo, es posible que este episodio solo sea la primera escaramuza de una guerra que no se puede perder bajo ningún concepto, porque Pakistán y sus bombas nucleares NO deberían quedar -en mi modesta opinión occidental- en manos de unos islamistas radicales que quieren parecerse a los que destruyeron Afganistán…

Semanas antes de caer abatido por las balas de general/ presidente/ dictador Musharraf, uno de los hermanos Ghazi, Abdul Rashid, decía lo siguiente a un reportero de El País —el otro valiente, Abdul Aziz, fue detenido cuando trataba de escapar de la mezquita disfrazado de mujer, con un burka—:

"Ganamos a los rusos (en Afganistán) y ganaremos a los norteamericanos. No hay prisa. ¿Sabe por qué EE UU no puede ganar a los musulmanes con toda su tecnología y su dinero? Porque para vencer hay que tener coraje y principios. Ellos tienen 140.000 soldados en Irak y dígame uno sólo que sea capaz de ponerse una bomba en el cuerpo e inmolarse por su patria estadounidense. ¡Ninguno! Nosotros tenemos miles de jóvenes dispuestos a morir. Somos más poderosos. Dios está de nuestro lado".

Es verdad, y ese es el problema, que existan sujetos que crean que su dios particular está a su lado para alabar sus propios delirios; y lo que es peor, que sean capaces de convencer a otros de tales delirios. Porque estos sujetos, arropados por una religión redentora, están demostrando que son capaces de movilizar a la más fantástica arma de destrucción masiva que se haya inventado: la locura colectiva de buena parte de la humanidad.

¡Nietzsche, cojones!, ¿Pero Dios no había muerto?



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