jueves, 28 de junio de 2007

Hay gente pa tó

Qué oportuno estuvo el torero Guerrita cuando pregunto a qué se dedicaba ese señor de gafas (se refería a Ortega y Gasset), y le dijeron que era filósofo… ya sabe usté, maestro, gente que se dedica a pensar… y el maestro, reflexivo y sopesando la rareza de aquel extraño individuo, dijo entonces la célebre frase: Hay gente pa tó. Sentencia que tiene la demoledora sabiduría de tolerar cualquier cosa que proceda de cualquier hombre.

Pues es verdad, hay gente pa tó… hasta hay gente que se dedica a cuidar que la pólvora esté en buenas condiciones para que mate como dios manda.


Ya sabemos, la pólvora, esos gránulos que llenan una vaina metálica que cuando deflagran impulsan el proyectil hacia un blanco… blanco que en una guerra suele ser un ser humano. Guerras de un tipo u otro; con contendientes reconocidos o camuflados entre la población civil; guerras terroristas o antiterroristas; callejeras o de campos de batalla; con hipotéticos enemigos definidos por vayaustedasaberquien o delincuentes… y que últimamente nos rodean y se nos acercan más y más.

Y es que la pólvora es muy suya y evoluciona químicamente en el tiempo hasta descomponerse y dejar de servir para lo que sirve. Le pasa lo que al vino o al queso, que no son estables y si no nos andamos con cuidado se nos estropea… pues lo mismo. Pero en este caso si se estropea puede llegar a deflagrar mientras está almacenada… y el Estado tiene la obligación de evitar ese peligro. Por eso hay gente que se dedica a mimarlas para que funcionen bien, es decir, para que maten o hieran como deben.

Preguntas al respecto:

1.- ¿Eso es un trabajo éticamente aceptable?
2.- ¿La gente que hace ese trabajo es cómplice de las muertes que pudiera provocar su buen hacer?
3.- ¿Debería ese trabajador declarar su objeción de conciencia… si la tuviera?

Respuestas en pocos días



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