martes, 15 de mayo de 2007

¿Cómo podemos tener un buen recuerdo?

Hoy me apetecía dejar transcurrir el tiempo, verlo pasar sin hacer nada. Me imaginaba sentado y mirando crecer el césped mientras el mundo discurre sin mí. Hoy no me sentía con ánimos para seguir en esa especie de cresta de la ola que es revisar lo que pasa día a día para sentirme sorprendido, indignado o agradecido… hoy estaba cansado de las mismas ideas y me importaba un bledo lo que dijera Rajoy en la campaña, o el Papa en Brasil. Hoy tenía la sensación de haber dicho todo lo que tenía que decir en este blog, y que era mejor estar calladito un tiempo. Además, me he encontrado nuevas canas en la barba...

…pero mi amiga Maribelita, aquella niña que dejé en Villajovita hace 35 años, y que he (nos hemos) recuperado ahora, dejó unos párrafos en el Foro de los Niñ@s de Villajovita. Maribel habla de Currito, su padre, y me ha conmovido. 


Decía:
¿Cómo podemos tener un buen recuerdo de una tarde en urgencias de un hospital? Hoy lo hemos visitado de nuevo con mi padre. El médico de cabecera nos aconsejó que lo llevásemos para hacerle una analítica. No tiene ganas de comer y anda con la tripa revuelta pero por lo demás, bien. Como hemos tenido que esperar un buen rato, nos ha dado tiempo de hablar de muchas cosas y así el tiempo se nos ha hecho más llevadero. Empezó fijándose en todo lo que tenía alrededor y dijo:
— ¡Hay que ver lo que tiene que costar mantener esto...!

FALTA FOTO
Aquilinín, "Currito" y Maribelita

Y le comenté que eso lo habíamos pagado él y yo trabajando un montón de años. Y ya me dijo que el empezó ganando una peseta diaria y que cuando se casó ganaba 3000 pesetas. De ahí pasamos a los primeros tocadiscos y a las primeras teles. Me explicaba la diferencia que había entre “lámparas", "transistores" y "circuitos". Lo escuchaba como una niña embobada. Parecía mentira que aún hablara con tanto entusiasmo de lo que ha sido su pasión: armar, desarmar, arreglar, investigar... He pensado que el tiempo no había pasado; ni que yo era abuela, ni que el tenía 80 años. Estábamos sentados en el escalón de mi casa, en Villajovita, y mi padre me contaba un cuento...
Gracias, Maribelita, por compartir esto.



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