jueves, 15 de marzo de 2007

Los límites del arte

Se presentaron en una guardería de Madrid y pidieron a unos cuantos niños que pintaran un lienzo, todos a la vez. La mezcla de colores fue indescriptible, y el resultado, como es lógico, un manchón incalificable. Y entonces lo colgaron al lado de otras obras de supuesto arte en una sala de ARCO, la feria de ARte COntemporáneo de Madrid. Y coló estupendamente. Los comentarios que los entrevistadores sacaban de los sesudos entendidos (...se nota una sexualidad contenida... el autor muestra una elaboración muy cuidada... etc.) fue de lo más hilarante que he visto últimamente en televisión.

Respecto a la sorpresa que produce las obras expuestas en ferias como ARCO corren muchos bulos. Cuentan que, en cierta ocasión, las señoras de la limpieza (perdón por el sesgo sexista) se llevaron un montón de escombros ¡sin darse cuenta que era una de las obras expuestas! No sé si es cierto, pero podría serlo, porque este año mostraban como obra de arte un montón de bolsas de basura... eso sí, muy bien dispuestas ellas.

También cuentan que unos cachondos mentales, muy escépticos ellos, se pusieron a admirar un extintor colgado en una de las paredes de la Feria ARCO, y hacían elogiosos comentarios y gestos de admiración... y consiguieron hacer corro admirativo en torno al útil objeto.

Y recuerdo una exposición en el Palacio de Cristal de El Retiro de Madrid, en el año 1998. El autor llenó una sala con paléts de madera, y en cada uno dispuso una plancha de plomo extraídas de la cúpula de la catedral de Colonia, y una hoja de papel arrancada de una libreta de balances manchada con un chorreón de semen. ¡El tío se la había cascadoencima de cada hoja! No recuerdo el nombre del artista, pero conste que es verídico.

O sea, que los límites del arte son tan subjetivos como indefinibles. De forma que los que no entendemos nos limitamos a decir si esto nos gusta o aquello nos deja indiferentes... y, a veces, también es verdad, nos indigna que se considere “arte” algo que percibimos como tomadura de pelo. Pero, por encima de todo, servidor acepta que cada uno explore, investigue y busque hasta encontrar la mejor expresión para decir lo que quiera y/o para crear algo nuevo y distinto... y eso tiene su arte.

Algo parecido debe estar pasando con las imágenes porno-sacras del fotógrafo extremeño José Antonio Moreno Montoya. Están publicadas en un libro subvencionado por la Junta y representan a Jesucristo, la Virgen y otras figuras del cristianismo en actitudes pornográficas explícitas que ofenden a unos, no gustan a otros, y los de más allá puede que no las perciban como arte, o por lo menos lo dudan. Pero lo mismo pasó con las caricaturas de Mahoma, que ofendieron a unos; a otros no les gusta Dalí, y los de más allá no entienden a Miró. O sea, ¿quién decide lo qué es oficialmente el arte? ¿El estado? ¿El partido? ¿La Iglesia? ¿La Comisión Organizadora?

Lo más probable es que solamente la obra que es realmente arte sobreviva al tiempo y a sus creadores... así que habrá que esperar para saber si las imágenes porno-sacras de Montoya son arte o simplemente una irrespetuosa provocación. Mientras tanto, el que no quiera verlas, que no compre el libro y no pinche en este enlace (AQUÍ las fotos) ...pero el que intente prohibir y coartar libertades para crear, aunque sean bodrios, que lo haga en su casa, en la mía no.



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