martes, 20 de febrero de 2007

Moros y cristianos

Mi amiga Covi me recordó hace poco el asunto de los musulmanes españoles y la Catedral-Mezquita de Córdoba. El asunto es que la Fundación pacifista Ávalon, pretende impulsar el diálogo interreligioso y para ello pide al Obispado cordobés y a la Junta Islámica que hablen para que se permita a los musulmanes realizar sus oraciones personales dentro de la mezquita... (aquí la noticia)

Conozco a uno, cordobés él, que dijo textualmente: “¡Con tos sus muertos se vayan a su puta tierra. Si a nosotros no nos dejan entrar en sus mezquitas que se las metan por el culo!”. Y no creo que sea el único que en privado diga tales cosas. Arturo Pérez-Reverte, en su sitio “Patente de Corso” matizó lo suyo, y resultó más templado (Aquí el artículo de Pérez-Reverte)

Le decía a Covi –en relación con ese artículo- que no estaba del todo de acuerdo con el cartagenero porque si finalmente –como teme Reverte- entran a rezar en la mezquita sería un signo de concordia y normalidad, y eso no debe ser mala cosa. Al fin y al cabo, todos lo dicen: un sólo dios y tres religiones verdaderas, ¿por qué, entonces, no rezar en los mismos espacios? Pero esta imagen de hermandad sería hipócrita. Puede ser posible en Córdoba, donde no existe un conflicto previo entre religiones (tal vez porque de momento no conviven en condiciones de igualdad) Pero esa concordia que nos mostrara no sería exportable a Palestina, Afganistán, Marruecos, Egipto o Irán... entre otras cosas porque los veo pelin intolerantes.

Si la reivindicación personal de este homo sapiens venido a menos es que las religiones se desarrollen en el ámbito personal y privado, no tengo nada que objetar a que los musulmanes españoles recen en la mezquita de Córdoba, que para eso también fue de sus ancestros... pero el problema es otro. El problema es que ambas religiones son organizaciones que excluyen, discriminan y menosprecian a la mujer en un país que no puede tolerar estos comportamientos. Es un problema inherente a la condición de estas religiones y esto choca frontalmente con las leyes que los ciudadanos nos otorgamos a nosotros mismos, tanto globalmente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos:
Artículo 1.- Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.Artículo 2.- 1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Como en las constituciones regionales:
Artículo 14.- Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
En vista de las conquistas atesoradas en este articulado, en España no debería ser legal una organización que excluya y discrimine a la mujer porque eso es anticonstitucional. Pero en la iglesia católica la mujer no es igual al hombre, y en el Islam, tampoco lo es. Entonces ¿por qué son legales estas organizaciones, y por qué reciben dinero público?

Sólo cuando las mujeres musulmanas puedan rezar sin chador dentro de las mezquitas, o las mujeres cristianas oficiar misa y ofrecer sacramentos, se acercarán a la normalidad del siglo XXI... pero que dejen la cosa pública para los que ganan su privilegio con los votos ciudadanos, conste.



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