viernes, 26 de enero de 2007

...y para el César la canija del ron Brugal

La Hermandad de los Afligidos es una de las cofradías católicas de la Isla de León (la actual ciudad de San Fernando, en Cádiz-España) Para el que no lo sepa –nunca se sabe desde donde nos van a leer-, en España, las cofradías católicas sacan imágenes religiosas en procesión durante la Semana Santa para reconstruir la vida, pasión y resurrección de Cristo. Es un espectáculo interesante desde muchos puntos de vista.

Para conmemorar la festividad de su patrón, Santo Tomás de Aquino, esta cofradía organizó hace unos días un ciclo de tres conferencias que centraban su atención en las relaciones Iglesia - Estado “…en tiempos donde se fomenta el laicismo en contra de los intereses de la propia Iglesia y de los católicos que siguen demandando continuar con sus derechos” (Así decía la noticia en el San Fernando Información del 24 Enero 2007)

Asistí a dos de ellas. A estas alturas de la película debe ser notorio el interés para servidor de ustedes. A pesar de mi descreimiento, me interesan mucho los argumentos, las razones y los sentimientos que expresan los creyentes para serlo y para seguir demandando su presencia en la vida política sin pasar por las urnas. Esperaba beligerancia en los conferenciantes y público, pero no fue así. Encontré personas que se limitaron a defender sus posiciones. Tengo que decirlo.

El primer conferenciante fue un profesor de filosofía de amplia trayectoria pedagógica. Nos ofreció una estupenda charla sobre “El Dios de los filósofos”. Un repaso a los diferentes conceptos de dios a lo largo de las corrientes filosóficas… y cómo el cristianismo asume finalmente la idea preexistente y la complementa… hasta perfilar el dios que necesita (estas últimas palabras son de servidor)

Pero el segundo conferenciante, también perteneciente a la Asociación Católica de Propagandistas, mostró claramente su militancia. En su charla “Democracia, pluralismo y laicidad en la España actual” desarrolló una notable autocrítica al comportamiento de la Iglesia Española en los últimos tiempos. No se calló ni un pelo y fue enumerando (sin ser exhaustivo, eso dijo) los errores que, en su opinión, se habían cometido para que ahora los católicos se sientan en franca regresión frente al poder emergente del laicismo. Finalmente explicó algunas soluciones para reactivar la presencia de los católicos en la vida del país.

Me quedé con algunas de estas ideas. Todas ellas con mucho sentido… pero se olvidó del matiz fundamental que diremos al final.

Decía el conferenciante no entender cómo era posible que la minoría más numerosa del país, es decir, la masa de católicos, no fuese tenida en cuenta por las fuerzas políticas. Y que, además, el fenómeno social más masivo de España, la misa dominical, que moviliza a millones de personas cada domingo, sea un enorme potencial desaprovechado porque pasa desapercibido incluso para la propia Iglesia.

Decía que lo primero que tenían que hacer era recuperar la capacidad de dirigir a los católicos para hacerlos asequibles a sus orientaciones morales. Que echaba en falta un liderazgo carismático, pero aún era más necesario reagrupar y coordinar la presencia "del mensaje" en los medios de comunicación católicos. Conseguido esto…

…decía que el poder latente en esa masa de potenciales consumidores católicos era inmenso. ¿De qué estaba hablando? Ni más ni menos, decía que debidamente orientados hacía cierta demanda de marcas y productos “nobles”, las leyes del mercado obligaría a dirigir la esponsorización solamente hacia medios afines al catolicismo. De esa forma el mensaje masivo de los medios se alejaría de valores laicos.

Dicho en roman paladino, para que lo entiendan los homo sapiens venido a menos.Quiere decirse que los medios afines a la Iglesia aconsejarían a los católicos NO COMPRAR los productos que se anuncian en tal programa porque habla descaradamente de sexo; o en tal cadena porque no condenan abiertamente el aborto; o en aquel programa porque sale un homosexual casado con otro homosexual… etc. El boicot a las marcas malditas acabaría alejando la esponsorización de estos programas innobles hasta hacerlos desaparecer, y con ellos el mensaje molesto. ¡Con doh Cohone, pisha; ni Maquiavelo, quillo!

En el debate posterior no hablé. Lo habría hecho fatal. Pero me habría gustado decirles que:

Si no quieren sentirse ninguneados
Si quieren estar presentes en la vida del país en condiciones de igualdad
Si sienten disminuida su presencia en todos los ámbitos de decisión
Si echan en falta el poder masivo de otros tiempos
Si quieren trabajar por España, por su Comunidad autónoma y por su ciudad…

Entoces:

Que acepten las reglas del juego democrático, como todo cristo
Que se reconviertan en un partido político (hasta les regalo las siglas: Partido Catolicista Español, el nuevo PCE)
Que se presenten a las elecciones libres, y que su jefe (que estará de su lado) reparta suerte.


Y, porfa, que se olviden de exigir la irrespetuosa y obsoleta doble obediencia, que así lo enseñó el hijo del jefe: “A Dios lo que es de Dios, y para el César… la Canija del Ron Brugal”

Besitos



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