Sobre las peripecias de Alex y Yoli,
cooperantes en la Comunidad Inti Wara Yassi, selva amazónica de Cochabamba.
Episodios anteriores: 1 – De Viru-Viru a
Campo Machía / 2 - La imprudencia de
Luisito / 3 –Yoli Potter / 4 – Cebo humano / 5 – Hércules, Cremosito
y el carachupa / 6 – Río Paracti / 7 – El pequeño tamandúa
no tuvo nombre / 8 – Una hija de puta
llamada Paraponera Clavata / 9 - La selva huele a
libertad
10 – Cuando
llegan las lluvias
11 – Gastronomía boliviana
Ya
vimos cómo el imprudente Luisito se comió una cucaracha infectada de prosthenorchis y se le llenó la tripa de
gusanos (aquí la historia). No pudo ser. El pobre mono capuchino seguramente
soportó unos retortijones de tripa insoportables y, al final, murió.
Con
la Dermatobia hominis no tienes que
ser imprudente, simplemente te puede pasar si andas entre el norte de México y
el norte de Argentina. Ya está. Es una mosca grande y azul, pero se deja ver
poco. Vive en zonas boscosas y la hideputa
ni se acerca a los humanos. Lo que hace es abordar a otros insectos alados (otras
moscas o mosquitos) y les deja adheridos al abdomen unos cuantos de sus huevos. Luego el vector se posa sobre un humano para chupar su sangre (o, simplemente, como dice Alejandro, se posa en la ropa húmeda tendida y deja los huevos accidentalmente, luego cuando se pone la ropa...) y con el calor -en cuestión
de pocos minutos- los huevos eclosionan y salen unas larvas ínfimas que se
cuelan por los folículos pilosos, o por la herida que deja el mosquito, y se
aloja bajo la piel. ¿Para qué? Para alimentarse de carne humana viva. Es tan
lista, tan lista, que deja abierto el orificio de entrada para respirar y, además, segrega
alguna substancia bactericida para evitar infecciones subcutáneas que le
estropearían su propio festín.
Aunque lo parezca, ni vacaciones, ni
relax… se curra mucho, duramente y con muchísimas incomodidades. Por la noche no duermen, mueren.
El
resultado es una lesión parecida a un forúnculo gordo en torno al punto de
penetración en la piel. Y ahí puede estar comiendo hasta un mes, mientras crece
hasta alcanzar dos centímetros y medio… luego sale y se deja caer al suelo para
proseguir su ciclo vital.
Ayer sacó
Yoli dos boro-boros a dos voluntario en Parque Machía. Así llaman allí a estos gusanos.
Por lo visto, la forma tradicional de extraerlos era tapar el orificio de entrada para dificultar la respiración del gusano. Luego, cuando está junto a la entrada se presiona el forúnculo
hasta que la presión lo expulsa limpiamente. En todo caso, cuando se aproxima al
orificio se pueden extraer con unas pinzas, con mucho cuidado y con mucha
paciencia, porque se anclan fuertemente con unos ganchos, ¡y más vale que salgan
enteros… porque si quedan trozos dentro, la infección posterior sería de cuidado! Yoli inyecta por el
orificio ivermectina para que muera
el bicho y luego se extrae con facilidad por presión.
O sea…
que yo no sé.
Os
dejo un video para valientes. Es una extracción de estos bichos. La víctima y
la extractora bien podrían ser Alejandro y Yoli.
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