martes, 27 de octubre de 2015

La caridad no es la solución, amigo

Y menos aún si es una caridad que se auto exhibe para demostrar la propia bonhomía. Hacer eso será muy cristiano y allanará tu camino al Paraíso Celestial… pero demuestra tu ordinariez. Me refiero a exhibir la caridad —donar ropa y víveres al comedor social del Pan Nuestro, ir al super para entregar la compra a un vecino necesitado, o hacer otra por valor de trescientos euros para Caritas Parroquial de la Ardila— y contarlo después para justificar tu compromiso (¡qué sabrás tú lo que hacen los demás en silencio!)

Pero, fíjate, ser consciente de las necesidades de la gente —como demuestras—, y seguir aplaudiendo a los partidos que han propiciado las políticas que nos han llevado a esto, es muy propio de gente como tú. Gente extraña y abundante, por desgracia. Las personas como tú siguen votando a los corruptos que, además, gobiernan abierta y descaradamente contra ti. A los ciudadanos como tú no les importa votar a políticos que son franquicias de intereses que no son los de la gente común, como tú y como yo. Esos políticos defienden a las grandes corporaciones por encima de tu salud y por encima de la educación de tus hijos y nietos. Votáis a partidos que os empobrece y seguís con sus banderitas al viento y sonrisa de bobalicón… La gente como tú es gente deprimente. 



El sistema neoliberal que nos gobierna —y que tú votas— es un sistema inherentemente injusto porque genera desigualdad a ritmo logarítmico. La gente tiene derecho a una vivienda digna, a una sanidad y a una educación excelentes, y también a una vejez segura… Pero para estas políticas neoliberales nuestros derechos son gastos aberrantes que no producen beneficios. Nuestro bienestar nunca debe depender de la mayor o menor caridad de los que pueden ser caritativos. Los ciudadanos somos sujetos de derechos, no objetivos de la caridad de nadie.

Por mucho que se empeñe en repetir nuestro presidente, las políticas que viven en los genes ideológicos de su partido, son políticas que propician un darwinismo social salvaje… ellos preparan la cancha y luego, sálvese quien pueda porque el Estado no va a intervenir en la sacrosanta libertad de los mercados. Y eso es el germen de un desastre social…

Yo no sé si entiendes esto, porque no sé si hablamos el mismo idioma. A veces me parece que no entiendes nada de lo que te digo porque no hay más sordo que el que no quiere oír… Utilizar la caridad de los ciudadanos para mejorar la calidad vital de las personas que nos rodean será un estupendo acto cristiano, pero es un fracaso colectivo como sociedad. Yo exijo a nuestros gobernantes que regulen la redistribución de la riqueza para amparar a todos los ciudadanos, y que generen una total igualdad de oportunidades para todos. Es decir, quiero que todos, y los que me gobiernen los primeros, trabajemos para hacer una sociedad más justa y no esta cosa que nos han impuesto a traición y con engaños.

Amigo mío, en una sociedad justa la caridad es un trasunto personal y discreto que jamás debe sustituir las obligaciones del Estado. La solidaridad institucionalizada, regulada y blindada por ley, es lo que debe solventar las situaciones de indigencia y abandono.

Y mientras tanto, menos golpes caritativos de pecho y más pelea para que se apliquen políticas sociales, agresivas y humanas.

Querías una respuesta a tus palabras. Me lo has puesto a huevo.

2 comentarios:

Caberna dijo...

No sé a quién contestabas pero en cualquier caso me encantan tus palabras. Me dan ganas de imprimirlas y llevarlas en el bolsillo para entregarlas a más de uno llegado el caso y así evitarme esas conversaciones acaloradas y que al final no me llevan a ninguna parte, puesto que como bien dices no hay peor sordo que el que no quiere oir. Tal vez lo haga, un folio en la cartera y a seguir tranquilo.
Un fuerte abrazo, compadre, y cuidate mucho.

Miguel Ángel López Moreno dijo...

No te creas, viejo amigo. Yo tampoco soy capaz de decir esto cuando debo decirlo... siempre es a posteriori cuando encuentro palabras y argumentos. Otras veces, de tan cansado, ni me apetece intentarlo. Creo que me entiendes perfectamente. Fuerte abrazo, cálido y prolongado...