martes, 15 de septiembre de 2015

Veremos caer el muro del cementerio

Hace más de cuarenta años, cuando corrían los primeros de la década de los 70 del siglo pasado, la esbelta cruz botonada aún seguía coronando el pórtico piramidal. Y, desde luego, no era la primera generación de niños que jugaba en el camposanto abandonado. Los de la Casería lo venían haciendo desde hacía décadas.

Paquito y Antoñín cuentan que por esos años –los primeros de los 70- la puerta del Cementerio de los Soldados estaba tapiada, pero eso no planteaba el menor inconveniente para colarse. No hay disuasión posible que evite la curiosidad de un niño ante el reto de un cementerio abandonado. Ellos entraban a través de un boquete en el muro, justo el que daba junto al viejo osario.


Por entonces era un boquete angosto, pero el tiempo y los procesos químicos y físicos –sin olvidar la barbarie de algunos- lo han ido agrandando hasta dejar la última hilada de ladrillos, y el copete que la corona, en una situación muy inestable.

Hace muy poco tiempo hemos perdido el dintel barroco de la puerta del Molino de Mareas de San José. Se ha caído a fuer de omisiones y dejadez… ¿Veremos caer este trozo del Cementerio de San Carlos a pesar de la evidencia y la denuncia, y a pesar de ser un BIC y formar parte del Mapa de la Memoria Histórica de Andalucía?


Sí. Lo veremos…

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