jueves, 17 de septiembre de 2015

La luz

Hace falta una evolución biológica sin precedentes, y un proceso cultural vertiginoso, para que algunos hombres sepan pintar la luz. He visto cuadros de Caravaggio —en no recuerdo cuales iglesias de Roma— que me han dejado sin habla. Cada vez que me detengo delante de las Meninas trato de entender cómo ese hombre se las apañaba para convertir una simple tela en un espacio profundo, usando apenas unos pigmentos coloreados. Y lo hacía alternando luz y penumbras… No entiendo cómo era capaz de construir tal volumen sobre una superficie.

Tampoco entiendo los brochazos que planteaba Sorolla en sus telas. Que cuando te acercas son manchas de color sin forma y sin aparente intención… ¡y cuando te alejas tres metros se convierten en luz sobre piel humana! ¿Cómo lo hace? ¿Qué composición neuronal ha ocurrido en esa mollera para crear tal belleza?

A veces, yo mismo he jugado con la luz tangencial del amanecer sobre la mesa de un laboratorio de pólvoras... A mi nivel, y con mis limitaciones, buscaba sombras y luces que normalmente pasan desapercibidas. No sé muy bien con qué intención buscaba no sé qué cosa… 



Ayer caminé despacio con unos amigos, y conversamos de cosas tranquilas. A veces es indispensable sumergirse en la realidad sosegada, y dejar la política y las crisis en sus mundos hostiles. Es bueno distanciarse de lo áspero de la vida y crear un universo propio en el que quepan cosas amables. En la galería de arte exponía Isabel Guerra, una monja autodidacta a la que llaman ‘la pintora de la luz’. Y es cierto. Uno queda asombrado de la capacidad que tiene para crear resplandores. Decía Luis María Ansón en su panegírico sobre la pintora que «…no pinta las mujeres, las telas, las maderas, los cestos, las niñas, las frutas, las vasijas, las mesas, los bodegones. Eso son pretextos. Pinta las luces que los envuelven y dan forma»

Me dejó cavilando la idea-imagen que describe Ansón. Los hombres siempre dando vueltas sobre los mismos conceptos. De nuevo no existen las cosas, existe la luz que reflejan. Platón en estado puro.

La imagen: "Testigo de la esperanza", 2014. Isabel Guerra. Tomado del catálogo LA MODERNIDAD DE UNA PINTORA. Exposición en el Centro Cultural Casa de Vacas. Parque del Buen Retiro, Madrid, 2015


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