domingo, 2 de febrero de 2014

Historias del diputado obediente

El artículo 23.1 de la Constitución Española de 1978 dice:
‘Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal…’
…es lo que hacemos cada cuatro años. Echar un voto en una urna para que salga elegido, pongamos por caso, Fulanito de Tal, diputado obediente y bien mandado, que representa a cien mil de sus conciudadanos.
Esto no es criticable. Somos una democracia representativa porque los 35 millones de españoles no podemos gobernar asambleariamente. Una cuestión de organización. Desde la Revolución Francesa no se ha inventado algo que lo sustituya. Se puede matizar e incrementar la participación del ciudadano en las tareas legislativas haciendo más o menos sencillas las consultas populares y las iniciativas legislativas que emanen directamente del pueblo. Pero en España esto no existe, la constitución no permite los referendos populares y las ILP son papel mojado frente a la voluntad política de los partidos mayoritarios que quieren seguir conservando el monopolio legislativo y no se van a dejar avasallar sin lucha.
Volviendo al señor diputado obediente. Cuando este hombre —bien pagado y bien dotado de dietas— tiene que votar en el hemiciclo sigue las instrucciones del portavoz de su grupo parlamentario… “atento, Fulanito, se vota en contra –repito, en contra- a no ser que a última hora lleguemos a un acuerdo con el gobierno y entonces se vota a favor. Ojo a mi señal, no la vayas a joder que tú eres muy torpe”
Pero, a su vez, el partido —superando sus viejas, románticas y desfasadas inclinaciones ideológicas, y al margen de lo prometido a la gente en los programas electorales— sigue las directrices que marcan los poderes económicos que residen fuera de España, que no son elegidos, a los que les importa un bledo la felicidad de la gente, sólo sus intereses. Son los poderes económicos que ha sufragado la campaña del partido y de los que es rehén. El partido YA no se siente obligado a atender a la gente que le vota porque ellos son estupendos, la gente no sabe y no tiene por qué saber… la gente tiene que dejarse gobernar en silencio. Y actúan así, con total impunidad y con absoluto desprecio hacia nosotros, PORQUE NO TENEMOS MECANISMOS PARA ECHARLES DEL ESCAÑO DURANTE CUATRO AÑOS. Y eso es muy grave porque así anulan la esencia de la democracia, durante ese tiempo no nos representan y tienen carta blanca para legislar y gobernar sin el control de sus votantes… y los siguientes legisladores y gobernantes, mientras no tengamos mecanismos democráticos para echarlos, harán lo mismo. Y así seguiremos en un remedo de democracia, legislatura tras legislatura… Por eso tenemos que despertar, dejar de ser sumisos y cambiarla. Se puede.
Cuando el diputado obediente pulsa el botón en su escaño, deposita la voluntad de sus cien mil representados en el fondo de una letrina romana y la sepulta con la mierda de dos legiones.

Presentación en Cádiz de Red Ciudadana – Partido X
Así es la democracia representativa que hemos consentido… Por eso tenemos que conquistar la democracia directa y participativa de la que habla el artículo 23 de la Constitución. Se puede recuperar la democracia para la gente si la gente empuja y se conciencia de que el cambio es inevitable, si la idea se instala transversalmente en la sociedad, en los colectivos sociales, en las familias.
Hay herramientas y métodos: simplemente Democracia y Punto. Lo hablaremos.



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