domingo, 12 de enero de 2014

Un adoquín de plomo en la puerta de estos patriotas

En Halle, Alemania, hay unos adoquines de bronce en la puerta de la casa que ocuparon los hermanos René y Hermine Hisdchfeld durante el periodo nazi. Los adoquines, pulidos y abrillantados por el paso de personas, recuerdan que ambos fueron deportados a Sashsenhausen y Theresienstadtrespectivamente, y que René murió en noviembre de 1942 en el campo de exterminio de Auschwitz. Simplemente, eran judíos… pero nadie los ha olvidado.

No es el único recuerdo a las víctimas de la locura nazi en el pueblo de Halle. Sobre el banco público desde el que se admira la mejor panorámica del río Elba, un cartel en rigurosa grafía alemana advierte que sólo los arios pueden sentarse en él…

Dicen que los alemanes necesitaron externalizar los crímenes de sus nacionales –hacerlos visibles en las ciudades en forma de placas y monumentos- para señalar sin complejos a los culpables del Holocausto. Tal vez para así “…no tener que asumir las culpas como pueblo”. Los psiquiatras sociales (si es que tal cosa existe) podrían explicar mejor esta forma de redención popular que disipa la culpa de los pueblos a fuer de focalizar las cosas en puntos visibles y bien iluminados. Puede que sirva como terapia histórica y social… deberíamos aprender los españoles.
Observando estos detalles de Halle, uno no deja de pensar en los cientos de lugares españoles –cunetas, recodos del camino, tapias del cementerio, patios traseros, etc.- que necesitan un sencillo adoquín de bronce que recuerde que los fusilados en la posguerra civil no eran criminales, que muchas veces eran primos, vecinos o novios de uno que estuvo en un sindicato… Y también convendría recordar que muchos de esos señores de bigotito y brillantina, que se han pasado la vida entre laureles y asistiendo a misa de doce, deberían ser reconocidos como asesinos, cómplices y encubridores… Y merecen un adoquín de plomo en la puerta de su mansión para que nadie olvide lo que realmente esconde ese abuelo bonachón. Un pobre descerebrado criminal fascista…
La historia sigue inconclusa.


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