jueves, 6 de junio de 2013

Sigue el general Varela recibiendo cagadas de palomas

Sigue el general Varela recibiendo cagadas de palomas. Hablo de una estatua ecuestre que preside la principal plaza de San Fernando (Cádiz), su pueblo natal. Pues ahí está —un militar autoritario y patriota, de los que estuvieron la mar de bien medrando en el Régimen de Franco— dando un ejemplo más que dudoso a la posteridad… De hecho, fue uno de los treinta y cinco cargos franquistas imputados en crímenes contra la humanidad en el sumario instruido por el juez Garzón. Sumario que no progresó, claro está, y que acabó con el juez en la puta calle. De todos modos, servidor, recomienda su lectura para ir entendiendo la magnitud de la represión premeditada en la posguerra… y en la actualidad.

Ahora le vino otra cagada gorda al bilaureado general Varela, esta vez desde Londres, que parece que han desclasificado viejos papeles de guerra y salen ahora contando que el héroe africanista recibió dos millones de dólares para que apoyara la idea de no entrar en la II Guerra Mundial al lado de fascistas y nazis, sus conmilitones naturales.

Los que saben de estas cosas (y han estudiado en profundidad la figura del general bilaureado) dicen que no era proclive a entrar en la guerra, así que menudo regalito le hizo Londres. Aunque, en realidad, todavía no sabemos si no quiso entrar en guerra porque ya había recibido el soborno o porque realmente lo consideraba un suicidio… Se verá, supongo. Sea como sea, ahí tenemos a un héroe con dos Laureadas de San Fernando, retratado como un mísero receptor de sobornos. De ser cierto, y los papeles lo dicen clarito, ¡qué vergüenza, para el Régimen y para su familia, saber que su fortuna se nutrió de esa forma! 

Ya sabíamos, de todos modos, que don José Enrique Varela, hijo predilecto de San Fernando, era hombre de aceptar regalos sin remilgos. Y, por lo que se ve, no le importó que el pueblo de Cádiz (trabajadores municipales y de astilleros), depauperado tras la Guerra Civil, fuese obligado a regalarle un chalet, con jardín y todo, en las afueras de la ciudad… Al fin y al cabo, para eso se ganan las guerras, para que se lo agradezcan a uno, ¡coño! 

Hace un par de años hubo un intento, aquí, en España, de desclasificar buena parte del fondo documental de la guerra civil. Pero se abortó a última hora (otra muestra de la cobardía de nuestros gobernantes) Madre mía, la de cosas que habrían salido a la luz de una puñetera vez. 

Hace setenta y siete años que se inició la Guerra Civil y aún saltan chispas con el tema, seguramente porque muchos culpables siguen paseando por las plazas españolas montados en caballos de bronce.

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