lunes, 5 de noviembre de 2012

El Muyo

Hacia Irati / 4 de …
Sólo tres perros viven en El Muyo. El líder es un mastín algo famélico que se acerca mansurrón. Un par de carantoñas lo convierte en nuestro amigo y, de paso, tranquiliza a la hembra que nos ladra desde una esquina…

Es una esquina hecha de lascas de pizarra porque la minúscula aldea se levanta sobre una veta de pizarra negra en mitad de un desierto de tierras rojas. Los hombres la utilizan para fabricar ladrillos de adobe rojo. Por eso las casas son de este color por el sur de Segovia, excepto en El Muyo, que predomina el negro.
Muyo viene a significar tullido, y los que estudian las historias de estos lugares dicen que fue un muyo el primero que se afincó en este paraje, y que su choza de pizarra negra destacaba del entorno rojizo intenso…
…cae una lluvia fina y machacona, de las que te empapan a traición. Pero es un placer pasear con ella por ese lugar tan solitario. El mastín abre camino, nos escolta. Yo creo que nos defendería si hiciera falta, pero en esta aldea del sur de Segovia no hay nadie en este otoño, ni amigo ni enemigo. Nadie.

En un antiguo huerto, rodeado por un murete de pizarra, crece un nogal. Hay nueces en el suelo. Recojo una sin mucha convicción… pero resulta ser jugosísima. No está seca como las de California, esta es fresca y regala un dulzor exquisito. Lleno el bolsillo del chubasquero con una buena cosecha de nueces y las vamos comiendo mientras observamos cada recodo de la aldea… que no son muchos, por cierto. 


Han nacido de un nogal de El Muyo, una minúscula aldea de la que no tenía la menor idea de su existencia hace dos días… Y aquí, muy al sur de la península, aún tengo tres nueces. Han hecho un largo viaje.

Una última carantoña al mastín. Se le ve un perro fiel. Y nos ve machar desde una esquina algo cabizbajo. Creo que está triste… a veces los perros evocan más ternura que los hombres.
Nos lo tenemos merecido.


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