miércoles, 25 de julio de 2012

A ella le dura la excitación: arde

Hoy ha sido un despertar especialmente preocupante (y seguramente los habrá peores a partir de ahora) Las noticias y los artículos de opinión apuntan a que vamos derechitos a un rescate brutal y a una posterior salida/expulsión del euro. Nos empobreceremos de una manera instantánea y sin vuelta atrás. Es lo que va a pasar. El que ahora llegue con dificultades al día 30 del mes, entonces apenas llegará al día 15, o el que tenga una hipoteca al 3% subirá al 15%... Así que escuchar a estos mentecatos pedirnos sacrificios y comprensión, cuando las grandes fortunas del mundo han evadido legalmente a los paraísos fiscales 17 billones de euros es un insulto. No son capitalistas, son mongo-liberales.

Como estoy de vacaciones caseras-urbanas he visto a cuatro pedigüeños en el camino. Un joven había escrito en un cartón que no tenía recursos. Los otros tres eran profesionales de la mendicidad, de los que se bajan de un destartalado Mercedes a las 10 de la mañana, cuando abre el supermercado, y los recoge el mismo Mercedes a las 14:00, cuando cierra. Y mientras tanto, sentados en el suelo, componen una carita de pena que da vergüenza. ¡Con la de gente que merece realmente nuestra solidaridad, no soporto esta tomadura de pelo!
Pero la pequeña ciudad, a primera hora de la mañana, no aparenta estar atribulada por la crisis... parece que hay una realidad en los medios y otra en la calle. Y uno no prefiere ahondar en esta aparente normalidad. Las mujeres de mediana edad caminan con sus carritos de la compra. Fulanita se ha parado con una amiga. Hace tiempo que no se ven. Se dan besos sonoros y se ponen al día (me entero de todo, y me encanta) No parece que tengan prisas. Hay jóvenes madres con sus carritos de bebé… ninguna de ellas tiene buena figura, se han 'dejado' un poquillo, la verdad. Un hombre de cincuenta años ayuda a su madre a caminar; la lleva del brazo. Parece que sufra Alzheimer. Una señora sudamericana camina del brazo de otra señora mayor muy bien arreglada y con el pelo plateado, casi azul. Casi todos los hombre de cierta edad llevan gafas de sol y pantalones cortos por debajo de la tripita cervecera… parecen uniformados. Pasa una pareja discutiendo en voz alta. Qué mala sensación produce eso. Si el que grita es el hombre lo tacho de potencial maltratador; y si es ella, peor. Hay una frutería en la esquina y llega el olor dulzón de fruta madura. Cuando me levante voy a comprar higos… y de paso le doy un homenaje a la iguana, que devora las cáscaras de higos con una agresividad enorme. La iguana es de mi hijo, pero el puñetero se ha ido y la cuidamos nosotros. ¡Qué bicho más antipático, oye! No conoce a nadie… la iguana, digo.
"…cáscaras de higos…" Eso evoca el recuerdo cariñoso de mi padre. Me contaba que se lo decía el suyo —que era de Fuentealbilla y marcaba muy bien el castellano— para que aprendiera a pronunciar las eses correctamente. Le decía “Miguelín, tienes que decirlo así: Niños, pronunciad bien las eses: Cáscaras de higos, cáscaras de nueces”. Se lo he oído a mi padre cientos de veces exagerando lo de CÁSSScaraSSS… y yo lo he repetido con poco éxito, la verdad.
Pasa una joven mirando al suelo y una sonrisa soñadora en los labios. Va sola, flotando como un elfo, y sin prisas (y sin bolso, por eso me fijo en ella) Yo creo que está perdidamente enamorada, y, además, sabe que él lo está de ella. Esas cosas se notan y se saben con un simple roce. Han pasado su primera noche de amor. A ella le dura la excitación, arde. Literalmente sigue sintiendo oleadas de placer. Y tiene la cabeza llena de mariposas…
…no sé, pienso que esto es lo realmente importante. A lo mejor hasta tenemos esperanza.


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