miércoles, 9 de febrero de 2011

Sala de espera

El hombre venido a menos está cansado y cierra los ojos… pero da igual porque el sonido inmisericorde de Tele 5 sigue llegando desde el televisor, al fondo de la sala de espera. Se están peleando la Campanario y una colaboradora del programa que no sé cómo se llama (…que estuvo casada con Manolo Santana y fue amiguita de Encarna Sánchez, esa) Y debe ser por algo muy importante porque chillan mucho. No sé, hubo un tiempo en el que las cosas que salían por la tele eran respetables…


El hombre venido a menos también ha cerrado el libro. Con un lápiz de punta roma acaba de subrayar una frase que dice:
“…la utopía capitalista… estima provechoso para todos sólo aquello que le es rentable, y por tanto considera natural que se sacrifique todo en aras de la rentabilidad”.
Debe tener razón la autora del libro, lo que suena en Tele 5 lo demuestra; las cifras del paro lo demuestra; el trabajo precario lo demuestra; que todo-todo se fabrique en China lo demuestra; que Rajoy vaya a privatizar cuatro mil empresas públicas lo demuestra…

…pero se abre la puerta —la que pone no pasar, peligro de radiación— y aparece ella. Sonríe. El hombre venido a menos vuelve a la realidad y la mira. Se desvanece Tele 5. ¿Qué puñetas era el capitalismo? El mundo se reduce de nuevo al metro cuadrado de un abrazo. ¡Lo realmente real!



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