viernes, 11 de febrero de 2011

…hasta aplastarlos como a una cucaracha


Acabo de oír en la radio (la tarde-noche del 10 de febrero de 2011) algo que me ha soliviantado. Decía uno de los economistas de la tertulia:
“…hoy, el que tiene un trabajador tiene un problema… Las cosas irán mejor cuando tener un trabajador no sea un problema”
El economista, si hubiera tenido el valor de hablar en plata, podría haber dicho algo así:
“…cuando, de una vez por todas y sin complejos, se despoje al trabajador de los atributos humanos entonces, con la ley en la mano, se le podrá aplastar como a una cucaracha, sin remordimientos morales. Porque de ese modo la empresa mejorará sus beneficios…”
…puesto que es esto —mejorar los beneficios— lo que lógicamente mueve a la empresa privada. No nos engañemos con otras gaitas. El problema de este economista, y de la corriente de pensamiento neoliberal que nos estrangula, es que han olvidado que el trabajador no es una cucaracha; que la economía debería estar al servicio del hombre y no al servicio de la propia economía; han olvidado que si NO se interviene, si No se regula y si NO se le ponen trabas, entonces el capitalismo se transforma en un monstruo, porque esa es su alma.
“…hasta que se les pueda aplastar como una cucaracha, sin remordimientos morales…
Esto tan simple, tan brutal y tan gráfico, es parte del sencillo catecismo neoliberal que se ha impuesto en todo el planeta con nuestra pasividad, con nuestra indolencia de civilización acomodada y con nuestra complicidad (...es que son más baratos -los productos fabricados por esclavos chinos-). La imagen de aplastar a hombres como a cucarachas es parte del dogma único que asume la derecha política como correa de transmisión que es del neoliberalismo dominante. Por eso —por si por una casualidad mi voto sirviera de algo— NO VOTARÉ JAMÁS A LOS PARTIDOS DE la DERECHA, ni en municipales, ni regionales, ni generales ni europeas.
Pero… ¿queda algo distinto en el mercado?

En la imagen, un violinista eslavo en las calles del sur. La música era parte de la cultura de su país… ahora la música no es negocio en su país. Por eso se marchó.



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