lunes, 29 de noviembre de 2010

Un hecho verídico en un colegio de Sevilla

La hija de unos amigos ha ofrecido una charla en un colegio de Sevilla. Solo asisten niñas a ese colegio. Es privado y de orientación católica. La hija de mis amigos es una joven bióloga, producto de la enseñanza pública de España, la que pagamos entre todos para que cualquiera —incluso los más desfavorecidos— pueda tener una educación digna. Como bióloga que es, les habló a las niñas del colegio del buen uso que debemos al agua, de su escasez, de su importancia y de los cuidados que se merece…

…acostumbrada a dar la misma charla en muchos foros (jubilados, enfermos renales, diabéticos, colegios públicos, concertados y privados, etc.) me refería alucinada que estas niñas del colegio privado de Sevilla, alumnas de 9 años, ya eran conscientes de ser alumnas privilegiadas de un colegio exclusivo, que se consideraban pertenecientes a una élite social —la que puede costearse tal dispendio—, y que se relacionan solamente con sus iguales…

— Señorita, señorita, mi padre me ha regalado un caballo.


— Pensad un momento. ¿Por qué no tienen agua estos niños de África? — Les preguntaba

— Porque son pobres… Es que si fueran millonarios la comprarían

— Pero, mirad, aunque sean muy ricos y la puedan pagar, ¡es que no hay!

— No, señorita, pero los millonarios la compran.

¡Claro! La comprarían. A mí me parece que estas niñas ya tienen su conciencia de pertenecer a una clase… La hija de mis amigos, si no la tenía a estas alturas de su vida, la adquirió de golpe. Supongo.

Sólo por respeto a la hija de mis amigos me callo el nombre de este bodrio de colegio privado, elitista y castrante.


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