viernes, 28 de mayo de 2010

La araña entre la ventana y el cactus


Ella espera que sus presas se acerquen atraídas por las flores. Por eso teje su tela detrás, entre el cactus y la pared acristalada. Ella no sabe que, además, atrajo la atención de unhombre venido a menos que fotografía su trabajo… no sabe que el sol, la luz y las sombras, y la superficie pulida del cristal forman imágenes en planos superpuestos como si fueran varios mundos. Unos reales, pero otros, solo ilusiones. No sabe que los hombres —incluso el venido a menos— saben interpretar ese juego de realidades y que incluso pueden gozar de tales imágenes.

Ella no lo sabe porque le faltan neuronas para esa interpretación —tampoco sabrá jamás qué es la música de Bach o la belleza del deshielo…—. Tiene lo necesario para tejer, cazar a sus presas y procrear, y en lo suyo es muy buena. Realmente buena. Ha evolucionado desde hace millones de años y hoy está en lo más alto de su historia, al mismo nivel evolutivo que el hombre venido a menos… pero (creemos que) no filosofa, que no busca razones, que no se hace preguntas…

Y yo creo que es más feliz.


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