lunes, 24 de mayo de 2010

Crónicas de una crisis: Desayuno


Hoy se han encrespado un poco los ánimos. Normalmente, durante el desayuno la gente del Barça se mete cordialmente con la del Madrid, y viceversa… y como son gente ocurrente y chispeante, las peleas dialécticas son muy graciosas. Malsonantes también, pero graciosas.

Por cierto, últimamente —por razones obvias— hemos sabido que tenemos entre nosotros uno del Atlético (aleti) de Madrid, que hasta el momento se había mantenido en un discreto silencio. Pues andaba exultante el sufridor rojiblanco, que es un hombre de barba cerrada, de los que deben afeitarse dos veces al día si quiere aparecer más o menos aseado… (que no siempre lo quiere)


También últimamente, a cuenta del recorte de sueldos a funcionarios, se habla de política y economía durante los desayunos. Servidor no habla de política en los desayunos. Escucha y calla… porque sería muy trabajoso hablar y ser escuchado, y, sobre todo, porque no sé cómo hacerlo en estos foros un tanto viscerales. Me parece que los que hablan en voz muy alta durante los desayunos deben pensar que todos los que oímos en silencio somos de su cuerda. Por eso a veces opinan con descaro y falta de respeto…

…no sé. Hoy no recuerdo cómo ha sido, pero al final resultó que los que hablan en voz muy alta durante los desayunos, llegaron a los típicos exabruptos anticatalanes partiendo desde lo que tenía que hacer Zapatero para sacarnos de la crisis —que ellos lo sabían, por supuesto—. Hay algún que otro andaluz que llega con facilidad a tales opiniones, tan penosamente españolistas como anticatalanas. Debe ser por culpa de ese sentimiento de inferioridad (injustificado) que tienen encapsulado algunos andaluces; que es un sentimiento que les lleva a sentirse agraviados por los catalanes. Y me gustaría decirle a mi compañero, ese que habla en voz muy alta durante los desayunos insultando a los catalanes por el hecho de ser y sentirse catalanes, que es tonto, que se escuche atentamente, y que se aplique a sí mismo todos y cada uno de los argumentos que exhala contra los catalanes…

…pero no abro la boca. Sigo desayunando en silencio. Y el tontáina de turno piensa que porque callo, otorgo.·P.D. Aunque estoy considerando seriamente si el tontáina soy yo… que me parece que sí.

Millán Astray le quita la palabra al rector Unamuno en mitad de su discurso, y grita:

— ¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña son dos cánceres en el cuerpo de la nación! El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en carne viva y sana como un frío bisturí. La carne sana es la tierra; la enferma, su gente. ¡El fascismo y el ejército arrancarán a la gente para restaurar en la tierra el sagrado reino nacional…!

Cuando don Miguel de Unamuno retoma la palabra para contestar al necrófilo general (Viva la muerte), empieza diciendo:

— A veces callar significa mentir; porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia (…) El general Millán Astray no es uno de los espíritus selectos (…) el general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen, y por ello desearía ver una España mutilada…

Entonces fue cuando el manco y tuerto general gritó “¡Muera la inteligencia!”

¡Casualidades de la vida! (Y miedo da saberlo) Precisamente cuando he terminado este post, leo el rifi rafe entre don Miguel de Unamuno y Millán Astray en la Universidad de Salamanca, el 12 de octubre de 1936 (Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie. Juan Eslava Galán) Transcribo algunos párrafos…

…pareciera que los que hablan en voz muy alta durante los desayunos se podrían parecer remotamente al general necrófilo, pero servidor, ni por asomo, se parece a Unamuno. ¡Ya me gustaría, ya!

No hay comentarios: