miércoles, 24 de febrero de 2010

Fotos en un tubo: La Semilla Viajera y el Escobillón


Una semilla se retuerce sobre sí misma en un giro helicoidal que nos deja asombrados… Gracias a este diseño, vuela como un autogiro y es capaz de viajar a distancias enormes con una brisa mínima. Es un diseño magnífico.


¡Recuerda al escobillón para limpiar tubos de ensayo! ¡Qué vulgaridad! Pero nada más alejado… en la semilla hay un bello diseño matemático y estético, en el escobillón sólo observo utilidad.

Si observáramos con detalle la semilla —como hay que hacer estas cosas— seguramente podríamos hallar alguna relación entre sus proporciones que resultará ser precisamente un número irracional puro, de esos que tienen infinitas cifras decimales que nuca se repiten periódicamente. Hablamos del NÚMERO DE ORO (F = 1,61803... hasta el infinito y más allá), que es el resultado de la proporción áurea.



La naturaleza lo utiliza numerosas veces para construir belleza… el caparazón del Nautilus se desarrolla usando una serie de rectángulos áureos encadenados para llegar al vértice (la espiral maravillosa de Bernouilli); y las piñas hacen lo propio; y el crecimiento de las ramas en torno al tallo. 

Numerosos artistas, fascinados con la estética de este número, construyen sus obras en función de estas proporciones mágicas… ¡Que hasta las tarjetas de crédito y el DNI las tienen!

El homo sapiens venido a menos siempre se ha preguntado ¿por qué este número tan singular ofrece una estética tan bella? ¿No sería lo mismo una proporción un poquito mayor o menor? ¿Por qué encaja tan maravillosamente bien esta proporción con nuestra percepción de las cosas? ¿Qué hay de numérico y matemático en esta pulsión humana?

Sí, los humanos somos estupendos planteando preguntas… otra cosa son las respuestas.


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