viernes, 4 de diciembre de 2009

Crucifijos de discordia

Ayer oí al cardenal Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, decir, en relación con la retirada de los crucifijos de las aulas, que

"…la democracia funciona con la libertad, no con la imposición…”

FALTA FOTO

Je, je, je… no sé yo, pero este señor paréceme que está perdiendo facultades: nos ha puesto a huevo la respuesta… ¿Cómo se le ocurre a usted hablar de imposiciones,hombrededios?

¡Eres un enorme trolero! ¿Ya no recuerdas la cantidad de siglos que nos impusisteis a palo, tortura, sangre y fuego vuestra única religión? ¿Tampoco recuerdas comoimpusisteis silencio a Galileo y a tantos otros? ¿No recuerdas ya la cantidad de generaciones castradas mental y emocionalmente que habéis fabricado con vuestras mentiras impuestas? …que nos impusisteis vuestros miedos inventados en el corazón; en el pensamiento, el chantaje supremo a cambio de obediencia; y en la cabeza, vuestro horror al sexo. ¿No recuerdas ya, so capullo, la cantidad de libros que nos prohibisteis leer para que siguiéramos adocenados, sin comprender el mundo…? Y lo hacíais para que siguiéramos siendo ignorantes, como vosotros, y para imponer con facilidad vuestra macabra ideología de sumisión… y lo conseguisteis, ¡ya lo creo! Conseguisteis que fuéramos dóciles corderitos, rebaños de hombres y mujeres adocenados, pastoreados por vosotros, los Roucos de entonces, disfrazados de curas bonachones… ¿No recuerdas ya,listillo de pacotilla, que nos convertisteis en personas atemorizadas, sin el menor sentido crítico, sin ideas y sin capacidad de pensar? ¡Madremía, qué inmenso poder teníais! Y pensar que muchos de vosotros sólo eran un grupo de potenciales pederastas…

Parece increíble. Hoy no soy capaz de entender cómo fuimos tan imbéciles… tal vez porque lo hicisteis muy bien, hay que decirlo y reconocerlo. Pues por esas obras que hicisteis, para muchos, el símbolo que cristaliza esos comportamientos es precisamente el crucifijo. Y eso ya no podemos evitarlo, ni vosotros ni nosotros.

Vuestro tiempo está pasando, señor Rouco, y ese crucifijo que os representa ya no cabe en el espacio público. Muy a vuestro pesar, ya no podéis imponerlo en el espacio de todos, y caerá por su propio peso más temprano que tarde…

Pero, con todo, no son estas las razones que justifican el ostracismo del crucifijo en lo público, no. No son esas las razones porque otras muchas personas decentes tienen una percepción diametralmente opuesta. Para ellos el crucifijo sigue siendo el símbolo de una religión de tolerancia y amor —sobre esta contradicción puedes mirar el post anterior—. Lo que mandará el crucifijo a su espacio natural —las iglesias y los hogares— es una simple cuestión de respeto hacia todas las creencias e increencias. Es menester que aceptéis que no tenéis derecho a mantener las prebendas sociales, ni la hegemonía ancestral de que gozasteis, ni la prepotencia de ser los orgullosos poseedores de la Única Verdad… aquí, en la cosa pública, tenemos que vivir todos, con sus verdades, sus mentiras y sus relativismos.

Y creo que deberíais hacer un valioso favor a la feligresía —si es que os queda una pizca de decencia—, que son todas esas personas de bien, decentes y honestas que aman elcrucifijo como algo valioso… a estas personas deberíais ayudarles a entender y a aceptar que el lugar de la cruz esta las iglesias y en los hogares, y que eso no es un deshonor. Que el espacio público es la cancha de todos, crédulos e incrédulos, sin molestarnos mutuamente… Nos ahorraremos tiempo y ganaremos en armonía.

P.D. Esta imagen portentosa del cura entre las trabajadoras de la Empresa Nacional Bazán, años 50 (es una verdadera enciclopedia en sí misma), pertenece al patrimonio gráfico de Ángel López González, de San Fernando, Cádiz. Está extraída de su blog Recuerdos de la Isla de León

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