sábado, 5 de septiembre de 2009

Mi gente sorprendente: DIGMUN

Hay un poder insano. Es el que ejercen los hombres soberbios cuando olvidan el origen de su autoridad. Ese poder —entendido como la capacidad para modificar el comportamiento de los otros— es una indecencia porque por definición se usa en beneficio de intereses espurios… y me parece obvia esta afirmación, y aburrido el intento de justificarla: léase la historia, cualquier historia.

Es un poder que a veces ejercen los invisibles, que se planifica al margen de los cauces debidos, en discretas cenas, estableciendo contactos adecuados y una red de favores recibidos y devueltos…

Pero existe otro poder de cara amable, que también modifica la vida de la gente pero no exige nada a cambio, que emociona y que nos hace imaginar que los hombres tenemos arreglo…

...hablo del poder que emana, por ejemplo, del texto de África (este texto), que describe el día a día de DIGMUN —una pequeña ONG de Ceuta—, precisamente el día siguiente de recibir los halagos del poder político visible, de pasar por los rituales del reconocimiento oficial, por la liturgia que lubrica los engranajes emocionales y físicos, y que también resulta necesario.

No sé, el espléndido texto de África nos proporciona cierta esperanza: tal vez aún tengamos arreglo… Y es un honor conocer a Maribel, Carmen Mari y Lucía, personas (entre otras muchas) que ofrecen día a día esta esperanza. Un beso para todas ellas (…si es que sirve de algo)



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