martes, 18 de agosto de 2009

Estos curas lo mismo hablaban de sexo que de ciencia... ¡y les creíamos!

Abajo se añade una postdata posterior a la publicación de este post

En Afganistán se aprueban leyes ajustadas al paraíso islámico. Por ejemplo, a las mujeres que no satisfagan las necesidades sexuales del marido se las puede castigar dejándolas sin comer. Y si quieren salir de casa deben pedir permiso al marido... como manda el Corán. Y estos NO SON los talibanes, no, estos son los demócratas que estamos defendiendo con la sangre de nuestros soldados.
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En Irak se persiguen a homosexuales, se les apalea y se les tortura… no sé, debe ser que no son considerados humanos dignos de vivir. En Irán se les ejecuta directamente después de pasar por sus tribunales. En Nigeria se lapidan adúlteras con piedras del tamaño adecuado a la tradición… y en la India tres cuartos de lo propio. Etc., etc., etc.
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En fin, me parece que la tradición islámica y las interpretaciones que se hacen del Islam no son buenas consejeras para humanizar esas cabezas, que necesitan un siglo XVIII inyectado en vena, un baño de racionalidad acelerado que les haga entender que una cosa es la religión y otra la sociedad civil… ¡si eso fuera posible, que me parece que no!
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FALTA FOTO


Imagen extraída del Blog "Recuerdos de la Isla de León", de Ángel López González

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Y mientras tanto, en España, este Estado de Derecho que sí ha pasado por el XVIII (aunque sea vuelta y vuelta), pero que aún no ha olvidado el nacional catolicismo de la dictadura, nuestros mandatarios —desde el rey hasta el último alcalde— siguen asistiendo como si tal cosa a funerales de Estado (funerales católicos, por supuesto) del bracito de la clerigalla católica que añora aquellos tiempos. Y cualquier cargo público, electo o designado, es obligado públicamente a elegir si jura o promete su cargo, delante de un enorme crucifijo… cuando la normalidad exigiría dejar las creencias personales en lo privado, lo dice el artículo 16-2 de la Constitución… que nadie puede ser obligado a declarar su religión o creencias.
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Y alcaldes y concejales; y cabos de la guardia civil y de la policía; y capitanes de la legión y tenientes de navío de la Armada, etc., suelen verse desfilar en las procesiones católicas, esas pantomimas tercermundistas (con perdón para el tercer mundo), arropados de sus atributos públicos del Estado sin el menor azoro… ¿Hasta cuando, por Dios, hasta cuando?
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La religión no es más que una convicción pueril instalada de forma insana en la mente desde la más temprana infancia… elevar esto a la categoría de verdad incuestionable es una de las locuras pendientes de superar.
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Mientras tanto, las religiones deben quedar en el ámbito de lo privado, porque la cosa pública es para asuntos serios.


Precisamente al día siguiente de la publicación de este post se anuncia un decreto ley que modifica levemente la normativa militar sobre estos asuntos. Algo es algo.



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