miércoles, 1 de julio de 2009

Paréntesis


Ahora que la escribo —paréntesis— me doy cuenta de lo preciosa que es esta palabra. Por la fonética y por el concepto que nos transmite… una pausa entre dos pasos; un silencio en mitad del griterío; otro paisaje en la rutina de cuatro paredes y una puerta: un cambio efímero. El paréntesis es una mejoría condenada al fracaso...

Y ahondando más en la sensación, ¡que fantástico invento es la escritura! Tal vez la prueba más clara del ingenio humano. Que con apenas veinticinco o veintiséis simbolitos gráficos son posibles casi infinitas combinaciones, y cada combinación es una palabra que fija un concepto y un símbolo… y, sobre todo, es asombrosamente extraño que hayamos sido capaces de ponernos de acuerdo en entender el mismo concepto partiendo de una combinación de grafos ¡que no significan nada en sí mismos!

Y para colmo, la combinación de palabras conforma discursos que transmiten ideas a veces simples y cercanas, a veces complejas y elevadoras. Y con esos veinticinco simbolitos escribimos libros enteros que son como sueños convertidos en una realidad repetible con solo pasear los ojos por encima. ¿Quién le iba a decir a ese Cro-Magnon de hace 50.000 años que podría compartir una y otra vez sus sueños más íntimos?

Veinticinco letras que son capaces de aumentar exponencialmente el acervo cultural de la humanidad, ¡hasta el infinito!… y con solo ocho podemos escribir

P-A-R-É-N-T-E-S-I-S

¡Que preciosa palabra! Por la fonética y por el concepto que nos transmite…

…bueno, pos eso, que me voy unos diítas (de paréntesis) a Irlanda, a buscar un druida que me averigüe una pócima mágica de esas que lo arreglan todo… ¡Nos vemos pronto! Y mientras tanto, pecad todo lo que podáis sin molestar al personal...

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