viernes, 22 de mayo de 2009

Dialogo entre Pepito y Milano sobre el aborto y la ministra Aído

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Vidrio roto, luz y sombras
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Pepito le cuenta a su amigo Milano:

Mira, tío. Estoy hecho un lío. Por mi profesión he tenido que explicar muchas veces a mis alumnos lo de la reproducción. Yo creía que lo tenía claro (ya sabes que tengo cinco hijos), pero por lo visto no me había enterado de nada.

O sea, que cuando me rebujé con Mari y se me preñó la primera vez y pasaron trece semanas ¿lo que ella tenía podría no ser humano? ¿Podría ser que de mi espermatozoide y su óvulo en vez de fabricar mi primer hijo hubiera fabricado un escarabajo?

De verdad, Milano, tú que tienes más estudios que yo, sácame de esta duda... es que en nuestro caso se repitió cinco veces la posibilidad de haber parido una cosa rara... y eso jode un poco.

El primero nació humano, pero lo mismo fue casualidad. El segundo fue niña, pero ¿quién sabe?, podría haber sido una mariposa. Al tercer niño le pegaba ser un geranio. El cuarto y el quinto también salieron humanos —y no digo que podrían haber sido adoquines porque se me enfadarían con toda razón—. Y menos mal que paramos. Me considero un hombre con suerte, amigo mío, todos han sido humanos.

¿Pero cómo lo explico ahora a mis alumnos? Anda tío, échame una mano que estoy hecho un lío.

Milano —siguiendo la coña— le explica a su amigo Pepito:

Fácil, compadre. No te preocupes, que lo van a entender.

Hombre y mujer, ambos de uso corriente, cuando se reproducen libre y responsablemente dan seres humanos viables.

Mujer y gorila, o sea, hembra humana con animal macho de mucha fuerza bruta y poco cerebro... ¡ojo! puede que sea un proyecto vital violento y no viable por múltiples razones.

Mujer y cabra_loca, es decir, progenitor irresponsable, de los de poner la semillita y volar. Son especies distintas. El proyecto no progresa adecuadamente.

Mujer y caballo_grande_ande_o_no_ande... proyecto basado solo en la concupiscencia más pecadora. Proyecto moralmente deleznable...

Pero, ahora sin coña, Pepito... es verdad que sois una familia con suerte, con mucha suerte. No todos tienen la misma que vosotros.

Y entonces Pepito le dice a su amigo Milano:

No pinché en hueso, sabía que si alguien podía arrojar algo de luz sobre el tema, ese serías tú. Gracias compadre. Ahora me quedo más tranquilo. Lo de la suerte, no me puedo quejar, hombre. Además hasta mis nietos parecen venir de un proyecto viable, bueno la niña... porque el niño es más bruto y no sé yo...

Lo dicho, compadre, gracias y besos.

Y finalmente Milano se sincera con Pepito:


Je, je, je. No sé, Pepito, a lo mejor no tenía que haber seguido la broma por ahí porque en realidad estoy de acuerdo contigo: a mí también me repugna que las mujeres aborten y también me ha sorprendido que la ministra Aido diga tal inconveniencia. Esta mujer ha metido la pata hasta el fondo y ha entrado en el capote equivocado como un morlaco.

A mí me parece que la existencia de una ley que regule el aborto no se justifica de la forma Aido, más bien pienso que es cuestión de hacer un país con leyes amplias, que amparen más y obliguen menos, y en las quepan todas las personas, sean de la sensibilidad moral que sean, desde las que jamás abortarían bajo ningún concepto, hasta las que abortarían según qué circunstancias...

Seguramente el problema con esto del aborto surge cuando algunas personas quieren que una ley —que debe ser para todos los ciudadanos— se ajuste exclusivamente a su visión y sensibilidad moral. Porque entonces sería una ley que castigue comportamientos que se ajustan a otras sensibilidades morales que también son respetables... y estaríamos otra vez midiendo si el pecado es mortal para ver si vamos al infierno...

Es verdad que el tema es delicado, pero se puede hablar, ¿no?



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